Las puertas de Oblivion

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Seif-ij Hidja


"Una vez que hayas entrado en Oblivion, Oblivion habrá entrado en ti"

- Nai Tyrol-Llar


El mago más grande que jamás ha existido fue mi maestro Morian Zenas. Habrás oído hablar de él puesto que es el autor del tratado "Sobre Oblivion", el texto que se toma como base para todos los asuntos daédricos. A pesar de numerosas peticiones a lo largo de los años, siempre rechazó actualizar su libro con sus nuevos descubrimientos y teorías, ya que descubrió que, cuanto más se adentra uno en estos dominios, menos certeza se tiene sobre esos asuntos. Mi maestro no creía en conjeturas, creía en los hechos.

Durante décadas antes y después de la publicación de "Sobre Oblivion", Zenas recopiló una amplia biblioteca personal sobre el tema de Oblivion, el hogar de los daedra. Dividía su tiempo entre la investigación y el desarrollo personal en el ámbito de la magia, con la convicción de que, si encontraba un camino para entrar en el peligroso mundo que hay más allá del nuestro, necesitaría mucho poder para vagar por sus oscuros senderos.

Doce años antes de que Zenas comenzase el viaje que estuvo toda una vida preparando, me contrató como ayudante. Yo poseía las tres cualidades que se requerían para el puesto: era joven y estaba dispuesto a ayudar sin hacer preguntas, podía memorizar un libro con solo leerlo una vez y, pese a mi juventud, ya era un maestro en las artes de la conjuración.

Zenas también era un maestro de la conjuración, de hecho, un maestro de todas las escuelas conocidas y sin conocer, pero no quería confiar únicamente en sus capacidades para esta la más peligrosa de sus investigaciones. En una bóveda subterránea, invocó a los daedra para entrevistarlos sobre su tierra natal, pero necesitaba otro conjurador para asegurarse de que venían, se les ataba y se les enviaba de vuelta sin incidentes.

Nunca olvidaré esa bóveda, no por su aspecto insulso y sin adornos, sino por lo que no se veía nada. Había olores que permanecieron incluso después de que las criaturas invocadas hubieran desparecido, a flores y azufre, a sexo y decadencia, a poder y locura. Todavía me persiguen.

La conjuración, para los profanos en la materia, une la mente del lanzador con lo que ha convocado. Es una conexión poco definida, establecida solo para atraer, sujetar y expulsar, pero en las manos de un maestro puede ser muy poderosa. Los psijic y los dwemer pueden (en el caso de los dwemer quizás debería decir "podían") conectar con las mentes de otros y mantener conversaciones a kilómetros de distancia. A esta habilidad a veces se le llama telepatía.

Durante el tiempo que trabajé para Zenas, llegamos a desarrollar dicha conexión entre ambos. Fue accidental, el resultado de dos poderosos conjuradores que trabajan juntos, pero decidimos que nos sería de incalculable valor si él lograba entrar en Oblivion. Puesto que los habitantes de esas tierras podían verse afectados incluso por las habilidades de un conjurador novato, nos fue posible comunicarnos mientras él estaba allí, haciendo posible que yo tomase apuntes de sus descubrimientos.

Las "puertas de Oblivion", usando las palabras exactas de Morian Zenas, no se encuentran fácilmente, y agotamos muchas posibilidades antes de encontrar una de la cual tuviésemos la llave.

Los psijic de Arteum tienen un lugar llamado "la Cueva de los Sueños", desde donde se dice que se puede entrar en los reinos daédricos y regresar. Al parecer, Iachesis, Sotha Sil, Nematigh y muchos otros han usado esta entrada, pero a pesar de nuestras numerosas súplicas a la Orden, no nos permitieron usarla. Celaro, el responsable de la Orden, nos dijo que había sido sellada por la seguridad de todos.

La Biblioteca de Tamriel: OBLIVIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora