La Reina Loba 1 al 8

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Por 

Waughin Jarth


"De la pluma del sabio Montocai del primer siglo de la Tercera Era"


I. Año 63 de la Tercera Era:

Al llegar el otoño, el príncipe Pelagio, hijo del príncipe Uriel, hijo de la emperatriz Kintyra, quien es, a su vez, sobrina del gran emperador Tiber Septim, llegó a Camlorn, ciudad-estado de Roca Alta, para rendirle homenaje a la hija del rey Vulstaed. Se llamaba Quintila, la princesa más bella de Tamriel, habilidosa en todas las tareas de doncella y artes de hechicera.

Viudo desde hacía once años y con un hijo llamado Antíoco, Pelagio llegó a la corte y encontró que la ciudad-estado estaba siendo aterrorizada por un gran demonio hombre lobo. En lugar de abandonar, Pelagio y Quintila se unieron para salvar el reino. Con la espada de él y los sortilegios de ella, aniquilaron a la bestia y, gracias a sus poderes místicos, Quintila encerró el alma de la bestia en una gema. Pelagio mandó forjar un anillo con la gema y la desposó.

Pero se decía que el alma del lobo permanecería con ellos hasta el nacimiento de su primer hijo.

Año 80 de la Tercera Era "Su majestad, el embajador de Soledad ha llegado", susurró Balvo, el administrador.

"¿Justo en mitad de la cena?", murmuró el emperador. "Dile que espere."

"No, padre, es importante que le dé audiencia", dijo Pelagio mientras se levantaba. "No puedes hacerle esperar y después darle malas nuevas. Ese proceder no es diplomático."

"No iré pues, tú eres más dado a la diplomacia que yo. Toda la familia tendría que estar aquí", añadió el emperador Uriel II, percatándose de lo vacía que estaba la mesa durante esa cena. "¿Dónde está tu madre?"

"Acostándose con el sacerdote supremo de Kynareth", habría respondido Pelagio, pero como había dicho su padre, él era diplomático. En su lugar, dijo: "Rezando."

"¿Y tu hermano y hermana?"

"Amiel está en Primada, reunido con el maestro supremo del gremio de los magos. Y Galana, aunque no se lo diremos al embajador, por supuesto, está preparando su boda con el duque de Narsis. Ya que el emperador cree que ella va a casarse con su señor, el rey de Soledad, le diremos que está en el balneario haciendo que le quiten un cúmulo de erupciones pestilentes. Díselo y no presionará tanto con lo de la boda, por muy políticamente beneficioso que pueda ser", dijo Pelagio con una sonrisa. "Ya sabes cómo son esos nórdicos tiquismiquis respecto a las mujeres con verrugas."

"Vaya, siento que debería tener cerca a mi familia para no parecer un viejo loco despreciado por sus personas más queridas y cercanas", dijo refunfuñando el emperador, sospechando, con acierto, que eso era así. "¿Y qué me dices de tu mujer? ¿Dónde están ella y mis nietos?"

"Quintila está en el cuarto de los niños con Céforo y Magnus. Antíoco estará, probablemente, con alguna prostituta de la ciudad. No sé dónde se encuentra Potema, seguramente concentrada en sus estudios. Pensé que no te gustaba estar rodeado de niños."

"Me gusta durante mis reuniones con embajadores en las frías salas de recepción", suspiró el emperador. "Transmiten un aire, no sé, civilizado e inocente. Ah, dile al maldito embajador que pase", le dijo a Balvo.

Potema estaba aburrida. Era invierno en la Provincia Imperial, la estación lluviosa, y las calles y jardines de la ciudad estaban completamente anegados. No podía recordar la última vez que no estuviera lloviendo. ¿Habían pasado días, o habían pasado semanas o meses desde la última vez que brilló el sol? Ya no había ninguna percepción del tiempo en el titilar constante de las antorchas del palacio. Potema caminaba por los corredores de mármol y piedra, escuchando el batir de la lluvia y solo podía pensar en lo aburrida que estaba.

La Biblioteca de Tamriel: OBLIVIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora