La rebelión de Primada

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Por

Maveus Cie 


Me dijiste que, si su hermano ganaba, ella sería la hermana del rey de Quietud y Reman la mantendría dentro de la alianza. Pero su hermano Helseth ha perdido y se ha escapado con su madre de vuelta a Morrowind, y Reman aún no la ha dejado para casarse conmigo". Lady Gialene tomó una larga y lenta calada de la pipa de agua y espiró el aliento del dragón, dejando que las esencias de flores perfumasen su cámara dorada. "Eres un mal consejero, Kael. Tendría que haberme dedicado a conquistar al rey de Nubelia o Alinor en vez de cortejar al desgraciado marido de la reina Morgiah".

Kael no quería herir la vanidad de su señora insinuando que el rey de Primada tal vez se hubiese enamorado de su reina dunmer. En su lugar, le dio unos minutos para que se tranquilizase y mirase desde el balcón los palacios que se levantaban en los altos acantilados del antiguo capitolio. Las lunas brillaban como el cristal sobre las profundas aguas de azul zafiro del mar de Abecea. Aquí siempre era primavera y, por lo tanto, podía entender perfectamente por qué prefería un trono en esta tierra antes que en Nubelia o Alinor.

Finalmente dijo: "La gente está contigo, mi señora. No les entusiasma la idea de que los herederos del elfo oscuro Reman controlen el reino cuando él haya muerto".

"Me pregunto. me pregunto si el rey no dejaría a su reina por nuevas alianzas, o si ella abandonaría la idea por miedo. De todo el pueblo de Primada, ¿a quién le disgusta más la idea de sufrir la influencia de los dunmer en la corte?"

"¿Es una pregunta trampa, mi señora?", inquirió Kael. "A los monjes de Trebbite, por supuesto. Siempre han querido un linaje puro de altmer en Estivalia, y sobre todo en las familias reales. Pero, mi señora, no son unos buenos aliados".

"Lo sé", dijo Gialene, y volvió a coger la pipa de agua con aire pensativo y una sonrisa en su cara. "Morgiah se ha dado cuenta de que no tienen ningún poder. Los habría exterminado a todos juntos si Reman no la hubiese detenido, pues él sabe todo el bien que hacen por la gente del campo. ¿Qué pasaría si se encontrasen de repente con una benefactora muy poderosa, una que tenga un profundo conocimiento de la corte de Primada, la primera concubina del rey, y todo el oro que necesitasen para comprar armas que su padre, el rey de Vigía Celestial, podría proporcionarles?

"Bien armados y gozando del apoyo de la gente del campo, serían invencibles", asintió Kael. "Pero como consejero tuyo que soy, debo advertirte de algo: si se conviertes en enemiga activa de la reina Morgiah, debes jugar a ganar. Ha heredado buena parte de la inteligencia y del espíritu de venganza de su madre, la reina Barenziah".

"No sabrá que soy su enemiga hasta que sea demasiado tarde", dijo Gialene encogiéndose de hombros. "Ve al monasterio de Trebbite y tráeme a fray Lylim. Debemos comenzar a esbozar nuestro plan de ataque".

Durante dos semanas habían estado advirtiendo a Reman del creciente resentimiento que existía entre los campesinos, que llamaban a Morgiah la "Reina Negra", aunque no era nada nuevo para él. Sin embargo, su atención se centraba en los piratas de una pequeña isla cercana a la costa llamada Calluis Lar. Últimamente se habían vuelto mucho más atrevidos y habían atacado barcazas reales mediante asaltos organizados. Para dar un gran golpe de efecto, ordenó que la mayor parte de su milicia invadiese la isla, incursión que él mismo dirigiría.

Pocos días después de que Reman abandonase el capitolio, comenzó la revuelta de los monjes de Trebbite. Los ataques estaban bien coordinados y comenzaron sin previo aviso. El jefe de los guardias no esperó a ser anunciado e irrumpió en el dormitorio de Morgiah adelantándose a una avalancha de sirvientas.

La Biblioteca de Tamriel: OBLIVIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora