Reicher
Si quería jugar a herir, dos podíamos jugar el mismo juego.
Ver como su rostro cambió ante mis palabras por un lado me dio gran satisfacción, satisfacción por haber logrado que mis palabras surgieran efecto en él y por otro dolor porque a diferencia de él yo lo hacía para demostrarle que también tenía fichas para colocar en el tablero de ajedrez que el mismo había colocado, pero el, él lo hacía para lastimarme y para engrandecer aún más aquel ego de CEO empoderado que obtenía todo lo que quería de una forma u otra.
No sabía si eran alucinaciones mías, pero por un segundo... solo por una milésima de segundo en su mirada había algo de arrepentimiento por aquello que había dicho y algo de preocupación ante mis palabras oh quizá fueron solos alucinaciones mías, sí alucinaciones que había creado mi mente para no darme tan duro con la realidad y seguirme engañando a misma con algo que jamás ocurriría, pero que ansiaba con locura.
Sonreí internamente por haber logrado mi objetivo. Demostrarle que yo también podía ser una perra cuando me lo proponía.
Luego de aquel brindis nuestra conversación se redujo a nada, y para ser sincera fue lo mejor no creo que en esos momentos tuviera algo que agregar que no fuese puro sarcasmo, me disculpé y me fui al baño para auto compadecerme y quizá derramar aquellas lagrimas que tenía atascadas en la garganta. Cuando regrese del baño Matt hablaba por el celular, pero al verme corto la llamada con un ''tenlo todo arreglado'' eso me hizo sospechar, pero no preguntaría estaba molesta con él y conmigo misma y lo mejor era mantener distancia, minutos después de que pagar la cuenta íbamos en el auto rumbo a no sé dónde porque habíamos tomado un camino distinto al que habíamos tomado anteriormente.
Entre nosotros había mucha tensión y esta vez el silencio era muy incómodo así que me adueñe de la radio de aquel auto conecte mi celular y deje que la música hiciera su magia, no pude evitar subir el volumen cuando se escuchó la voz de Camila Cabello. Cantaba a todo pulmón bajo la atenta mirada de Matt, incluso lo vi sonreír unas cuantas veces imagino y a causa de mi estrepitosa voz claro esta era un insulto para aquella canción que yo la cantara. Cuando terminó la canción yo me encontraba sin aliento baje el volumen y me dedique a mirar por la ventanilla hasta que mi vista se enfocó en aquel lugar a donde habíamos entrado.
Era algo así como una pista de aviones lo corrobore cuando vi el gran avión que en ella se encontraba el cual se hacía más grande a medida que nos acercábamos, mire al energúmeno que tenía al lado con la sonrisa más grande que había visto en su cara, una de esas que dicen.
"Si nena sé que soy genial"
No pude evitar rodar los ojos.
— ¿Adonde se supone que vamos?
Pregunté mientras Matt detenía el auto.
—De paseo.
Fue todo lo que dijo.
Me dedique a mirar el lugar mientras él hablaba con alguien, regreso al auto abrió mi puerta extendió la mano para ayudarme a salir, pero ya saben, estaba aún enojada así que lo ignore monumentalmente y salí yo sólita dejándolo con la mano extendida.
—Vamos todo está listo para partir.
Dijo mientras caminaba a mi lado.
—¿Pero hacia dónde? ¿porque así sin avisar? aparte no trajimos nada de ropa solo la que llevamos puesta.
—No te preocupes por nada, eso tiene solución.
Entramos al avión y no fue hasta que escuche por el altavoz pidiendo que abrocháramos nuestros cinturones porque el avión despegaría en unos minutos y aterrizaría en la ciudad de Seattle que supe hacia dónde íbamos.
De seguro mi cara era todo un poema porque la sonrisa que Matt tenía plasmada en la cara me lo corroboraba si no me equivocaba llegaríamos en más o menos dos horas ya que era un vuelo privado y no había que pasar por todos los tediosos chequeos y todo el protocolo de un vuelo normal.
No podía negar que me emocionó escuchar eso, Seattle era una de las ciudades que estaban en mi lista para visitar algún día así que mentalmente me dije.
"Seattle prepárate que allá voy"
No supe en qué momento el sueño me venció cuando desperté a causa de las caricias y la voz de Matt deduje que habíamos llegado a nuestro destino, abrí los ojos para toparme con esa mirada azul turquesa que me tanto me gustaba Matt me miraba como si fuese una de las maravillas del universo.
Espero que no me haya estado mirando mientras dormía, no creo que fuera una muy buena vista ¿y si babeaba? o ¿roncaba? ¡dios qué vergüenza!
—¿Lista para disfrutar del paseo?
Sonreí como lo hacía el gato de Alicia en el país de las maravillas.
No es que estuviéramos en otro continente ni nada por el estilo, pero para mí si lo era, aunque era un viaje de unas cuantas horas no podía darme el lujo de hacerlo no cuando mamá estaba tan enferma y cuando nuestra situación económica era tan mala, sabía que era una ciudad hermosa, había estudiado su historia y quería visitarla, pero luego mamá enfermó y el resto de la historia creo que ya la conocen.
—Claro que estoy lista la pregunta aquí es ¿estás listo tú para ser arrastrado por todas partes mientras estemos acá?
Lo había dicho en un tono entre seria y divertida, pero mirándolo directamente a los ojos.
—Aunque no es necesario, si no quieres acompañarme no importa puedo hacerlo sola.
Dije al ver que se había quedado callado.
—No te garantizo mucho, pero tienes libre albedrío para hacer y gastar en lo que te plazca, aunque no creo que puedas hacerlo sola ya que estas en una ciudad que no conoces, así que no es problema para mi acompañarte, míralo como pago por todo el estrés y lo que tuviste que pasar a causa de la organización de la fiesta.
¿Enserio estaba diciendo eso? De verdad él pensaba que yo era como una mujer de esas con las que estaba acostumbrado a tratar, esas con las que mantenía una relación únicamente "sexual" y luego las recompensaba por el buen polvo que había tenido, sin duda Matt Hamilton era un gran hijo de puta, si lo que quería era que me comportará como una interesada sin duda alguna eso haría.
Genial hoy era el día para que Matt lo jodiera todo el tiempo, pero no dejaría que me dañará el viaje, no señor si quiere seguir amargado que lo haga, pero sólo. Conmigo que no cuente.
Un auto nos esperaba al bajar del avión y que auto un Lamborghini azul oscuro que no pasaría desapercibido por ningún lugar por donde pasara se encontraba frente a mí. Llegué hasta él tomé asiento, minutos después vi a Matt entrar encender el auto y ponerlo en marcha.
Sin duda Seattle era una ciudad hermosa las calles adornadas por hermosos árboles que señalaban la hermosa primavera, no tenía ni idea de donde estábamos, pero las vistas eran espectaculares sin duda alguna por algo era la "Ciudad Esmeralda".
Luego de un largo rato metidos en el auto llegamos a una casa nada parecida a la que vivíamos, está tenía pinta de ser más hogareña, sus colores claros, sus ventanas cristalizadas, y ese verde que la rodeaba le daban una belleza increíble. Por dentro era aún más acogedora, tenía una decoración que a leguas se notaba había sido hecha por una mujer con buen gusto. Observe todo lo que mis ojos abarcaban y la curiosidad me invadió.
¿Quién habrá vivido en esta hermosa casa? Me pregunté internamente.
—Te mostraré más tarde la casa, por ahora vamos a comer algo.
Dicho eso salimos dejando nuevamente la casa atrás...
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Enamorada de él Matt Hamilton (Mi Bestia)
RomanceReicher Collins una chica común y corriente, ante los ojos de todo el mundo, ama a su familia y por ella es capaz de muchas cosas. No todo es como se ve a simple vista, detrás de cada mujer siempre hay una interesante historia. Todos guardamos secre...