Capítulo 35

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Días después

Todo estaba listo para la llegada de mi querido Thiago Gael así se llamaría mi príncipe, por mi parte moría por tenerlo en brazos, aunque esta última etapa era muy difícil pies hinchados, mal humor, un apetito increíble y ni hablar del enorme tamaño que había tomado mi vientre, pero a pesar de todo eso no podía negar que era una maravillosa etapa.

En estos últimos días mi querida bestia no se había separado de mi por varias razones entre ellas que podía dar a luz en cualquier momento y él quería estar en todo momento a mi lado, porque había leído que un parto no era nada fácil y que si tenía el apoyo de su pareja las cosas resultarían mejor yo por mi parte no me quejaba era maravilloso tenerlo a mi lado y vivir una etapa muy diferente a la que viví cuando llegué a esta casa, aquel hombre gruñón mal humorado, sin corazón se había esfumado.

Pero en parte lo entendía su niñez y su pasado lo empujaron a ser de esa manera ser abusado desde niño tanto física, psicológica y sexualmente no era para menos y más si se trata de tu propia familia, sus hermanos los cuales no quería conocer se encargaron de hacer de su vida un infierno. Para él era más que difícil hablar y recordar todo aquello, pero me alegre en aquel momento porque a pesar de que para él era difícil para mí fue un gran paso porque había decidido abrirse ante mí, pero eso era agua pasada yo me encargaría de día tras día borrar cada huella de dolor y sustituirla por una de felicidad.

Me había despertado muy temprano a causa de una pequeña incomodidad que venía sintiendo desde la madrugada, pero no quise decirle nada a Matt conociéndolo me obligaría a ir al hospital, me dirigí a la cocina por un poco de agua sabía que Matt se encontraba en su despacho como era costumbre, ese despacho se había vuelto su oficina desde que volví a casa me extraño que Carolina no estuviese en la cocina, pero le reste importancia tome un vaso para servir el agua, un dolor intenso se instaló en mi abdomen que hizo que la jarra se me resbalara y cayera al piso rompiéndose en miles de pedazos, respire profundo apoyándome de la encimera intente caminar, pero no pude al notar que un líquido bajaba por mis piernas cerré los ojos.

¡Oh por Dios! Había roto fuente.

Justo cuando me decidí a caminar fuera de la cocina para llegar hasta donde estaba Matt Carolina entró con unas bolsas en sus manos me observo y su mirada fue directa hacia el piso.

—Llegó la hora nana he roto fuente.

Dije apretando los dientes por el dolor que sentía.

—¡Oh por todo lo sagrado Cher!

Respondió llegando hasta mi haciendo que me apoyara en ella.

Había recibido charlas donde nos habían hablado sobre las contracciones y qué hacer cuando se presentaran, sabía que había entrado en labor de parto ya que había roto aguas llegamos a la enorme sala donde nana me obligó a tomar asiento y así lo hice, la vi casi correr hacia el despacho y en cuestión de segundos un Matt super nervioso estaba junto a mi abarrotándome de preguntas. Tomó mi mano y justo en ese preciso instante sentí una fuerte contracción cerré los ojos fuertemente y todo ese dolor que sentí en ese momento viajó a aquella enorme mano que sostenía la mía tanto así que escuché a Matt quejarse por ello.

—¿Estas bien morena necesitas algo?

—¡Debo responderte esa estúpida pregunta Matt! ¡Si no me llevas en estos momentos al jodido hospital te aseguro que nuestro hijo nacerá en medio de esta sala y no estoy realmente segura de que puedas usar tus manos si siento nuevamente una contracción como la de hace un rato oh que tú quieras ser mi médico de cabecera!

Respondí mirándolo directamente a los ojos.

No podía negar que tenía miedo por varias razones entre ellas no poder hacerlo bien el dolor era insoportable y las contracciones eran bastantes fuertes tenía plena conciencia de que no daría a luz en el coche ya que apenas habían iniciado y la labor podría tardar un par de horas. Llegamos al hospital y me sentí más que aliviada al ver a Héctor mi ginecólogo. Luego de un examen de cuello uterino y que me dieran la famosa Epidural no pasó mucho tiempo para que las contracciones se acelerarán y entrara en labor de parto.

No sé en qué momento me cambiaron la ropa y no sé cuántas cosas más, de lo que sí era consciente era del dolor y de la mano de Matt que sostenía la mía mientras Héctor me daba indicaciones para pujar después de lo que para mí fueron horas eternas en labor de parto, lo único que me dio calma y supe que todo estaba bien fue escuchar el llanto de mi bebé al fin lo tendría en mis brazos sentí los labios de Matt dejando un beso en mi frente.

—Eres una guerrera morena gracias por tan hermoso regalo.

No pude evitar llorar y mis lágrimas aumentaron cuando tuve a mi príncipe en brazos se veía tan frágil y pequeñito que no podía creer que era mío... Una parte mía y de Matt de nuestro amor...

Las personas no se hicieron esperar, así como los regalos, la habitación estaba llena de globos, flores y regalos, estaba agotada y ansiosa por tener a mi bebé en brazos, aunque Héctor había dicho que todo estaba bien se lo habían llevado para examinarlo. La puerta se abrió y por ella entraron mis hermanas, papá y hasta Carolina sonreí por tenerlos en mi vida, por tener a tan maravillosas personas en mi vida y en un momento tan especial como este, la llegada de mi hermoso Thiago Gael.

—¿Dónde está mi hermoso sobrino? ya quiero cargarlo.

Dijo Jeimy apenas y atravesó la puerta.

—En cualquier momento lo traerán yo estoy muy bien hermanita gracias por preguntar y preocuparte por mi- dije a modo de broma cruzando los brazos.

—Hay no te enojes Cher y felicidades ya eres madre.

Dijo en medio de un abrazo que me asfixiaba.

—Déjala respirar Jeimy y de paso déjame felicitar a la hermosa madre.

Dijo papá llegando hasta mí y dándome un abrazo menos energético que el de mi hermana, la pequeña Arlin daba vueltas por la habitación emocionada por ver al pequeño Thiago el cual no tardó en entrar en brazos de una enfermera lo traía con aquel conjunto amarillo que le había comprado Matt para que fuese su primera ropita.

La pelea entre mis hermanas no se hizo esperar y a medida que fueron pasando las horas todos se fueron yendo. Héctor paso a verme para darme la noticia de que mañana a primera hora podía irme a casa ya que tanto él bebe como yo estábamos perfectamente bien, por lo que no había motivo para permanecer allí y si era honestamente sincera lo agradecía porque no me agradaban para nada los hospitales. No sé en qué momento me venció el sueño solo sabía que estaba totalmente agotada así que luego de amamantar a mi bebé caí rendida en los brazos de Morfeo llevándome como última imagen la cara de felicidad y la gran sonrisa de Matt mientras observaba a nuestro hijo.

Matt

El momento había llegado cuando mi nana entró como un torbellino sin siquiera tocar antes intuía que algo había sucedido y así fue mi morena estaba en labor de parto, había olvidado que estaba en una vídeo conferencia con unos posibles inversionistas y salí prácticamente corriendo.

Al llegar a la sala y verla ahí con los ojos cerrados y a punto de romper en dos lo primero que se le atravesará me invadió la impotencia llegué hasta ella y sostuve su mano. Por inercia, nervios o no sé qué le pregunté lo más estúpido que se me pudo ocurrir en el momento.

Verla ahí aguantando, soportando como una guerrera aquellos dolores que por lo que había leído no eran para nada agradables me desorientaba me hacían más impotente de lo que ya era porque no podía hacer nada para aliviar su dolor salvo estar a su lado y sostener su mano. Si les soy sincero estaba más perdido que un camello en el Sáhara, pero jamás en lo que tengo de vida había vivido tal experiencia verla pujar y escuchar el llanto de mi bebé para eso no hay palabra en este mundo que pueda describirlo.

Era padre...padre de un hermoso bebé que junto a una maravillosa mujer le dieron un rumbo inesperado a mi vida, nuevas esperanzas y fuerzas para luchar y vencer los demonios del pasado.

Iniciar una nueva vida y tener mi propia familia.

Los observé por última vez y puedo asegurar que era la imagen más perfecta y hermosa que mis ojos han podido observar en toda mi vida. Con una sonrisa en mis labios y una gran idea en la cabeza salí de la habitación.

Le daría un nuevo comienzo a nuestras vidas sin odios, ni rencores, sin acuerdos. Esta vez todo sería distinto por primera vez en la vida haría las cosas bien porque sabía que tenía la oportunidad de hacerlo bien, de iniciar con el pie derecho y eso haría porque se lo debía a ella y porque ambos merecíamos ser felices. 

Enamorada de él Matt Hamilton (Mi Bestia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora