Capítulo 7

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Reicher Collins

Ahí estábamos, frente a frente él con su postura de "yo soy quien manda, mírame soy el dueño del mundo" sabía muy dentro de mí que estaba disfrutando al máximo este momento.

—Eres muy inteligente Reicher, sabía que tomarías la mejor decisión.

—¿Que pasara con mi padre?

—No te preocupes por él, en cuanto estemos casados saldrá libre.

-¡Que! Acepte casarme con usted ¿qué más quiere? Le exijo que libere a mi padre lo más rápido posible, ¿acaso no confía en mi palabra?

No estás en posición de exigir y no, no confío siquiera en mi propia sombra, es tan traicionera que hasta ella nos abandona en la oscuridad señorita Collins.

—Si, es cierto quizás usted tenga razón o quizás no. A veces somos nosotros mismos quienes por miedo decidimos abandonarnos, dejándonos arrastrar por heridas, pasados y rencores que al final nos dejarán más vacíos de lo que ya nos encontrábamos, lo siento, pero si quiere que me case con usted tiene que liberar ya mismo a mi padre.

—¿Desde cuándo me das ordenes Collins?

Su tono de voz era calmado, pero el mensaje que transmitía esa calma era mucho más que suficiente para saber que su paciencia no era mucha.

—No son órdenes señor Hamilton son condiciones, tengo derecho a poner condiciones también o acaso ¿esto será algo así como una clase de trato donde solo usted sale ganando? No lo creo.

Una media sonrisa se dibujó en su cara y por una milésima de segundo vi un brillo distinto en su mirada.

—¡Vaya! veo que sabes negociar Reicher.

—Hay muchas cosas que no sabe de mi señor Hamilton.

El auto se detuvo, el salió con toda elegancia y arrogancia que lo caracterizaba ofreciéndome su mano para que yo hiciera lo mismo la cual rechace de manera monumental, habíamos llegado a un hermoso restaurante, muy extravagante para mi gusto, nos dirigimos a una mesa la cual estaba más que apartada de las demás.

—Aquí podremos hablar tranquilamente.

—Mientras más rápido mejor, tengo cosas mejor que hacer.

—La boda será en una semana.

Juro que si no me hubiera bebido el agua que tenía en la boca se la hubiera escupido en la cara.

—Una semana ¿porque tan rápido?

—No tengo mucho tiempo para perderlo, yo me encargaré de todo, tu solo tienes que estar ahí lucir hermosa y muy enamorada.

Iba a objetar, pero decidí quedarme callada nada de lo que dijera cambiaría está mierda, solo asentí.

—Espero que no te moleste, pero ya había reservado para comer acá y había hecho mi pedido.

—Usted está acostumbrado a controlar todo a su alrededor señor Hamilton por lo que veo.

—Así es, sin duda alguna espero y te acostumbres.

Enamorada de él Matt Hamilton (Mi Bestia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora