Capítulo 2

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Matt

Una pesadilla hizo que Matt despertara bañado en sudor, su respiración era agitada la habitación estaba totalmente a oscuras todas las noches desde que era un niño lo atacaban las mismas pesadillas. Nunca nadie pudo ayudarlo oh mejor dicho nunca se dejó ayudar.

Encendió la lampara y miro la hora en el reloj en su mesa de noche, cuatro treinta de la madrugada lanzó un suspiro ya era una rutina lo de esas malditas pesadillas siempre a la misma hora, retiro de su cuerpo la suave sábana de ceda que apenas lo cubría bajo a la cocina por un vaso de agua. Era un hombre solo no tenía que preocuparse porque lo vieran desnudo tomó el vaso con agua y se dirigió nuevamente a su habitación para vestirse había tomado la decisión de bajar a su gimnasio personal.

En el camino observó la puerta de su estudio la cual se encontraba abierta se dirigió hacia allá las luces se encendieron en cuando el entró y sus ojos automáticamente se clavaron en aquella fotografía que había dejado sobre su escritorio, la tomó contemplando nuevamente aquel hermoso rostro, miró aquellos ojos marrones, sus largas pestañas, no pudo evitar que su vista viajará hacia su sonrisa se veía tan ingenua.

—Pareces un ángel.

Las palabras salieron de su boca sin permiso alguno, algo dentro de él se sintió diferente, pero el inmediatamente lo desecho dejo la fotografía sobre la mesa saliendo de ahí...

                                                                              Reicher

Un fuerte relámpago iluminó toda la habitación Reicher abrió los ojos de repente a causa no sólo de aquel fenómeno  sino también por aquella pesadilla en la cual se encontraba corriendo descalza en un oscuro bosque porque alguien la perseguía, pero mientras más corría más cerca de su perseguidor se sentía se levantó de la cama rodó la cortina que le impedía ver por la ventana miró al cielo que prácticamente estaba como su sueño oscuro amenazaba con volcar toda su ira hacia la tierra.

Con un suspiro cerro fuertemente sus ojos empañados por algunas lágrimas que amenazaban con escapar pidió con todas sus fuerzas ayuda a la única que recurría cuando algo la agobiaba.

—¿Madre dime como puedo ayudar a papá?

Pregunto como si ella pudiese escucharla como lo hacía antes.

—Se que el me necesita y que debo ser fuerte pero no sé qué hacer todo se nos está yendo de las manos.

Las imágenes de su padre llegaron a su mente nunca había visto a su padre de esa manera nunca imagino ver a ese hombre fuerte, luchador, guerrero su ejemplo a seguir tan derrotado ni siquiera cuando murió su madre, se veía destruido con el traje arrugado, su pelo despeinado, su corbata desordenada y una pequeña caja de cartón en sus manos, lo observó sentarse en aquel sillón viejo que tanto le gustaba a su madre sin pronunciar una sola palabra. agradeció que sus hermanas no estuvieran ahí para que no presenciaran de esa manera a su padre jamás pensó verlo tan destruido.

—Me han despedido Cher.

Dijo mirándola fijamente, ella solo se acercó a él y lo abrazo lo más fuerte que pudo su corazón se había quebrado al escuchar a su amado padre tan roto no pudo articular palabra alguna pensó que lo mejor era el silencio.

Reicher miró el reloj de su mesita de noche cuatro y cuarenta de la madrugada volvió a su cama tomó la sábana cubriéndose completa como si ellas pudieran cubrirla de aquel escalofrío que recorrió su cuerpo erizando toda su piel.

Y aquel miedo con el que había despertado de su mal sueño regreso a ella se apretó fuerte a las sábanas para ahogar aquel sollozo que amenazaba con escapar de su boca al ver a su familia derrumbarse de esa manera, presentía que algo muy grande se le venía encima.

Ella nunca se equivocaba si algo nunca le fallaba era su intuición se apretó más a sus sábanas las cual veía como su salvavidas para ver si podía nuevamente caer en los brazos de Morfeo cosa que no fue posible.

Viendo que no era posible dormir se dirigió a su armario tomando ropa deportiva entro al baño viendo su aspecto en el espejo amarro su larga cabellera en un moño desordenado y salió a caminar.

 —Nada como caminar en las mañanas para votar un poco de estrés.

 Dijo para si misma saliendo de su casa.

No le importo la hora sabía que nada le pasaría, sabia defenderse muy bien, aunque las personas la vieran tan ingenua, tan inocente.

 —El conocimiento nunca pesa.

 Dijo para sí misma...

Luego de una larga caminata llego a casa se dirigió a la cocina tomó un vaso con agua mirando la hora subió escaleras arriba se ducharía para ir a su trabajo.

Ya duchada y vestida tomó su bolso, llaves y todo lo necesario para dirigirse a su refugio de paz la pequeña librería donde trabajaba nada como el olor a libro y una buena historia para calmar sus pensamientos. Lo mejor era mantenerse ocupada, no quería pensar en su sueño, no quería ver esos ojos que la asechaban, tomo su abrigo y su sombrilla no había llovido aún, pero no quería arriesgarse lo que menos necesitaba era enfermarse con esos pensamientos salió de casa sin saber que ese día todo iniciaría.... 

Enamorada de él Matt Hamilton (Mi Bestia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora