Eric parecía haberse tomado muy en serio su conversación en la clase de biología de la semana anterior, como una especie de invitación para su amistad, porque lo cierto es que no dejaba de encontrárselo por todas partes, y a Karina comenzó a resultarle agobiante. El chico no paraba de hablar y hablar, preguntándole por su pasado, por su instituto, California, sus amigos, si había tenido novio, su familia, sus clases favoritas... y le contaba un millón de cotilleos del instituto que ella no tenía ganas de saber.Solo quería tranquilidad, porque sabía que estaba más tensa de lo normal y que podía estallar en cualquier momento. Y no le gustaría ponerse borde con alguien que no tenía nada que ver.
- ¿ Y tú, Karina ? ¿ Qué quieres hacer tú ? - volvió a la conversación cuando escuchó su nombre. Era Mike Newton, según muchas, uno de los chicos más guapo del instituto, que ahora solía ponerse a su lado cuando ocasionalmente se sentaba con ellos en el comedor.
Mike era alto, aunque nada fuera de lo normal, con el cabello claro y una sonrisa dispuesta. Si Karina apreciaba algo de él era que sabía cuando mantenerse callado.
- ¿ A qué te refieres ? - preguntó, dejando ver que no había estado prestando atención a la interminable charla de Eric en absoluto.
- Cuando salgas de aquí, ya sabes - continuó Mike- ¿ Tienes pensado hacer una carrera o trabajar en algo ?
Karina se removió incómoda y se mantuvo en silencio un instante.
- Yo... la verdad es que no tengo pensado nada - terminó diciendo. Aquella respuesta era mucho más fácil a la cantidad de cosas que pasaban por su cabeza.
- Oh, vamos - sonrió Mike - ¿ Qué te gustaría estar haciendo dentro de un par de años ?
Karina volvió a pensarlo, y es que de verdad no se le ocurría nada. Había estado toda su vida centrándose en alcanzar un objetivo, una meta, un sueño, y se lo habían arrebatado. Y no sabía qué hacer, cómo seguir adelante. Lo mejor sería encontrar un nuevo motivo, pero no veía cual podía ser.
- De verdad que no lo sé, Mike.
Él la miró unos segundos y asintió, dándose por vencido.
- Está bien - dijo, dejándolo pasar y encogiéndose de hombros.
- Venga ya, ¿ algún sueño debes tener, no ? - la miró Eric, sonriendo ampliamente - Alguna aspiración, algo.
- Pues no, no tengo ninguno -espetó, cansada de seguir con lo mismo. Aquello la estaba poniendo de mal humor - ¿ Algún problema ?
Eric tenía la boca abierta para replicar como si nada, cuando Mike le lanzó una mirada de advertencia y decidió quedarse en silencio, muy a su pesar.
- Me largo - masculló Karina.
- ¡ Hasta la semana que viene ! - se despidió Eric alzando la voz, sin importarle que medio comedor se girara para verle y que ella estuviese enfadada.
Suspiró en dirección a su siguiente clase. Al menos química no la compartía con el chico.
- Eric puede ser muy pesado cuando quiere.
Karina dió un respingo, sobresaltada, y se giró hacia la voz. O aquella chica era muy sigilosa, o ella había estado demasiado distraída como para escucharla acercarse.
- Pues sí, lo es - respondió observándola. Era un poco más baja de la estatura media _ aunque a Karina todo el mundo le parecía alto desde su silla _ , la piel pálida, los ojos oscuros y el pelo completamente negro con cada punta hacia una dirección, dándole un aspecto divertido.
- Soy Alice - se presentó, al ver que se le había quedado mirando.
- Karina - respondió, y aunque no era una persona chismosa se vio en la necesidad de preguntar - ¿ Eres la hermana de Edward, no ?
Alice asintió enérgicamente. Se lo notaba, a simple vista, que era una persona muy activa.
- Sí. Pero descuida, yo no soy tan aburrida - le susurró, en tono confidencial.
Karina sonrió ampliamente, lo más cerca de reír que había estado en semanas. Aquella chica le caía bien.
- Te pareces a él, ¿ sabes ? Físicamente, digo - aclaró, mientras entraban en el aula y se sentaban en dos mesas cualquiera del fondo - Ya sabes, la piel, los ojos...
Ella se encogió de hombros.
- Nunca hemos sido personas con la piel morena, y por si no lo sabías, aquí no sale el sol.
- Lo sé, es un asco. California es lo contrario a esto.
Alice sonrió.
- Me gusta California.
- ¿ Has ido ?
- Unas cuantas veces, pero siempre en invierno.
- Un poco de sol no es malo, ¿ lo sabías ?
- En verdad no es el sol lo que me molesta - susurró, observando entrar a la profesora - es que odio la crema.
- Tendré que regalarte una transparente - bromeó.
- Las dos del fondo, silencio - les llamó la atención la profesora, dirigiéndoles una mirada de advertencia.
Las dos chicas se miraron y ocultaron las sonrisas de sus rostros.
Por primera vez, Karina pensó que quizás las cosas podían cambiar.