|29|

8.4K 790 37
                                    


Karina estaba en shock.

No tenía ninguna prueba de que aquello fuera la verdad, y sin embargo, por alguna razón creía a aquella mujer.

Entendió al fin porqué su rostro se le hacía familiar.
Alguna parte de ella lo guardaba entre sus recuerdos.
Un cajón que hacía tiempo que se cerró con llave.

- ¿ No descubristes qué ocurrió ese día de septiembre ? - preguntó, sentándose en el suelo frente a ella.

Karina negó con la cabeza.

- Estábamos en ello.

"M" obvió el plural de la frase y contestó.

- Ese día de septiembre yo morí.

La mujer guardió silencio, y Karina lo hizo también durante un instante.

Pero aunque sabía que no debía interesarse por la desconocida, que aquello no iba a tener un final feliz para las dos, se vió en la necesidad de preguntar.

- ¿ Cómo fue ?

- Un accidente de coche... nunca encontraron mi cuerpo.

La chica frunció el ceño.

- ¿Nadie sospechó nada ?

La rubia se encogió de hombros.

- Caí al agua, supusieron que había sido arrastrada río abajo y mar adentro. Tu padre tardó mucho tiempo en dejar de buscar...

La mirada de la vampira pareció volverse ausente.

- ¿ Fue entonces cuando te convertiste ? - la voz de Karina la trajo a la realidad.

- Sí, justo entonces. Estaba atrapada, alguien me ayudó y me sacó de allí. No recuerdo muy bien como fue, solo sé que cuando desperté todo había cambiado. Deberías convertirte, deberías ver cómo es vivir las cosas desde nuestro punto de vista.

Karina se tensó casi de forma imperceptible, aferrándose a los reposabrazos de la silla.

- ¿ Quién fue ? ¿ Quién te convirtió ? - preguntó, con la esperanza de desviarla del tema.

- Un miembro de los Vulturis - contestó - ¿ Sabes quiénes son los Vulturis, Karina ?

La chica asintió.

- Veo que tus amigos te tienen informada - dijo con desagrado.

- ¿ Cómo se llamaba ?

La mujer sacudió la cabeza, poniéndose en pie de forma nerviosa.

- Eso no importa. No es por él por quién lo hago.

- ¿ Qué quieres ? - espetó al fin, cansada.

La vampira se acercó lentamente a su rostro.

- Quiero convertirte. Los Vulturis me han encargado formar nuevos neófitos, y porqué no empezar con mi propia hija. Así podemos recuperar el tiempo perdido. Te he estado observando, puedes ser poderosa. Solo necesitas a alguien que te instruya. Y qué mejor que una madre.

Karina tragó saliva.
Detrás de las palabras de aquella mujer, solo estaba la ambición.

Los dedos de la vampira se pasearon por su cabello hasta el lateral de su cuello.

El puslo de la chica se aceleró inevitablemente.

Karina cerró los ojos, dejando escapar una lágrima, para después mirarla con furia.

- No te saldrás con la tuya - siseó, la ira corriendo por sus venas. No quería esto, no quería que fuera ella, no así, no para eso.

La mujer inspiró el olor de la sagre en su cuello, divertida.

- ¿ Ah, sí ? ¿ Y porqué no ?

- Porque los Cullen te detendrán. He usado mi móvil para ayudarles, y si no, las visiones de Alice los traerán aquí enseguida.

- No los veo por ninguna parte, cariño - sonrió cínicamente.

- Aunque no lleguen a tiempo - prosiguió - te seguirán a donde quiera que vayas y te matarán.

La vampira sonrió y la miró a los ojos apenas un segundo.

- Suerte con eso, entonces.

Karina cerró los ojos y se preparó para el mordisco entonces.

Sus brazos temblaban, su pulso aceleraba progresivamente. Un miedo desconocido se instaló en su interior.

Sin embargo, el dolor nunca llegó.

Karina sintió un tirón y se preguntó confundida si aquello habría sido todo. No era tal y como se lo habían descrito.

Abrió los ojos, encontrándose con "M" atrapada entre los brazos de un vampiro desconocido, que portaba una capa negra y roja como si fuera de la realeza. Detrás de ellos se situaban dos vampiros rubios, chico y chica, y todos los Cullen los seguían.

- Hola, querida - le dijo el vampiro a su madre, sonriendo de una forma escalofriante - Dices ser de los míos, pero aún no nos han presentado. Mi nombre es Aro, líder de los Vulturis. ¿ Sabes quiénes son estos maravillosos vampiros que nos siguen, querida ?

La rubia lo miró con pánico y asintió rápidamente.

- L-los Cullen - tartamudeó.

Aro sonrió de nuevo.

- Muy bien, querida, muy bien - aplaudió con voz sosegada - Verás, los Cullen son viejos amigos míos, y tiempo atrás prometimos mantener la paz entre nuestros clanes. No quisiera faltar a mi promesa, ¿ entiendes ?

Karina entendía porqué a la vampira le aterraba ese hombre. Simplemente su voz, sosegada y filosa, era aterradora.

- S-sí señor.

Aro sonrió de nuevo y miró a sus acompañantes.

- Adelante - dijo con tranquilidad.

Todos comenzaron a moverse entonces. Antes de que Karina pudiera entender lo que estaba pasando, la chica se encontró de nuevo en su habitación, entre los brazos del hombre que amaba.

- Carlisle - dejó caer su nombre en un largo suspiro, abrazándolo con fuerza.

El vampiro la estrechó entre sus brazos, sintiéndose completo de nuevo.

- No sabes el miedo que he pasado - le susurró.

Karina sonrió levemente y asintió.

- Sí... Sí lo sé.

KARINA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora