Karina observó la ventana abierta de su habitación y una sonrisa escapó de su rostro.Aunque no le gustaba llevar aquello en secreto, sabía que era lo mejor para ambos, evitándose así ser el objeto de cotilleo de todo el mundo. Agradecía que Carlisle accediera a todo aquello, a verse a escondidas, y hacer cosas como colarse en su habitación por la ventana en plena noche.
Bajó al salón, y al ver que era la primera en despertarse, comenzó a hacer el desayuno con absoluta tranquilidad.
Cuando su padre asomó la cabeza por la cocina, extrañado de escuchar ruido, la observó confundido.
- ¿ Karina ?
Ella se giró levemente y le sonrió.
- Hola, papá. Estoy haciendo huevos fritos, ¿ quieres ? - señaló, volviéndose a la vitrocerámica.
Su padre se quedó mirándola un rato antes de reaccionar.
- Claro, claro.
Ayax estaba verdaderamente sorprendido. Desde la operación, había tenido que levantar a Karina cada mañana, como si no tuviera ganas de que fuera un nuevo día. Como si enfrentarse a un día nuevo le supusiera un verdadero esfuerzo. Y sin embargo allí estaba ahora, despierta antes que él, preparando el desayuno y visiblemente de buen humor.
- ¿ Seguro que no estás saliendo con Jasper ?
Karina se volvió y soltó una carcajada.
- No, papá, creo que lo sabría - bromeó.
Ajax continuó mirándola.
Se alegraba de que estuviera contenta al fin, pero quería saber porqué, no fuera a ser que la razón de su sonrisa fuera a acabarse y acabara aún peor que antes.- Pero hay un chico...
Karina puso un plato con el desayuno ante ambos y se encogió de hombros.
- Sí, hay un chico.
- ¿ Quien es ?
- Eso no puedo decírtelo. No todavía.
Ayax asintió.
- Ten cuidado.
- ¿ Por ?
Karina atacó el baicon y lo miró atentamente.
- No quiero que lo dejeis y vuelvas a estar mal, ahora que pareces estar mejor. Yo... me has tenido muy preocupado, Ari. Ya no sabía que hacer.
Karina se acercó y lo abrazó con cariño.
- Lo siento, papá. Por haberme encerrado en mi misma y haberte dejado fuera. No era yo la única que lo ha estado pasando mal, y no he sabido verlo, estaba demasiado enfadada - le dijo sobre su hombro - Pero estoy bien, papá, y voy a seguir estando bien. Te lo prometo.
A Ayax se le llenaron los ojos de lágrimas al escucharla hablar así, tan decidida, tan estable, y Karina sonrió al darse cuenta de que aquello no era solo palabrería, sino que en verdad ella misma creía en ello.
El resto de la tarde fue de ensueño.
Karina y Ayax recuperaron el tiempo perdido. Eran como dos viejos amigos que se encontraban después de mucho tiempo separados. Y es que en realidad, aunque los dos habían vivido en la misma casa, era como si no lo hubieran hecho.
Se contaron de todo, y hablaron de todo ; desde cosas triviales como el instituto y las notas que había sacado a final de curso hasta cotilleos banales.- En unos días me gustaría presentarte a alguien - le dijo, sonrojándose levemente. Su padre era lo contrario a ella, al menos, a cómo era ella antes.
Karina lo miró con los ojos muy abiertos, sorprendida.
- ¿ Tienes novia ?
Por cómo bajó la mirada a la mesa antes de contestar, su hija ya sabía la respuesta.
- Sí. Se llama Melisa Seyfred.
- ¿ Y cómo la conociste ? - preguntó con curiosidad.
- Pues... Es enfermera en el hospital.
- Espera... ¿ es la mujer que nos atendió al llegar la primera vez que fuimos ? - recordó - La que estaba en el mostrador.
- Sí, sí, es ella. Me hace sentir como un niño - añadió, riendo suavemente.
Karina sonrió.
- Me alegro por ti, papá - dijo con sinceridad.
- Gracias, cielo. Oye, ¿ porqué no aprovechas el día que la traiga a cenar e invitas también a tu chico ?
Karina se mordió el labio indecisa. No estaba segura de si aquello era una buena idea.
- No sé, papá...
- Venga, vamos - insistió con una sonrisa - No le voy a sacar la pistola... todavía.
Karina alzó los ojos al techo y suspiró sonriendo.
- De acuerdo, se lo diré.