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Aunque su padre ya estaba en casa, Karina no se quedaba tranquila del todo. Las preguntas sobre "M" se habían acentuado desde que se encontró con él en su propia casa, y no ayudaba que Carlisle y Alice procuraran que no se quedara nunca sola, lo que le hacía pensar que aquello era más peligroso de lo que ya pensaba.

Karina observó que parecían preocupados, y varias veces les preguntó si habían descubierto algo del desconocido, pero ellos solo negaban con la cabeza y no contestaban. Le estaban mintiendo, aunque quizás fuera mejor así.

Karina seguía leyendo las cartas, pero se limitaba a guardarlas en la caja y no darle vueltas en la cabeza. Ya ni siquiera se las daba a Alice, ya que no aportaban nada nuevo. Sin embargo, un día recibió una diferente a los demás, una que le llamó la atención.

California, 11 Septiembre 1991.

M.


Lo leyó una y otra vez, preguntándose si aquello tenía que sonarle de algo. Ella era de California, pero aún no había nacido en esa época, y no había escuchado nada sobre ese año.

Sabiendo que podía ser una pista, cogió un taxi a casa de los Cullen. Por suerte había acompañado a Alice una vez, así que sabía la dirección.

A Karina le encantaba aquel sitio. La mansión era enorme, con grandes ventanales, y lo mejor era que estaba rodeada de bosque, árboles altos y frondosos. Aire puro.

Karina se detuvo ante la casa, deteniéndose un momento para disfrutar de aquello. Sonrió. No solo por lo que le rodeaba, sino porque poco a poco era capaz de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida de nuevo. Y todo había sido gracias a Alice y Carlisle.

En aquel momento, la puerta se abrió bruscamente y salió una mujer, tan cabreada que parecía temblar por ello, y la familia Cullen la seguía al exterior con cara seria y expresión apagada.

- ¡ Os arrepentireis de esto !

Karina la observó sorprendida por su especie de amenaza y a quien iba dirigida. En el tiempo que había estado en Forks, había comprobado que los Cullen nunca tenían problemas, vivían como en su propio mundo.

Se removió algo incómoda en su silla. Quizás no había sido buena idea venir sin avisar, debía haber esperado a ver a Alice en el instituto. ¿En qué estaba pensando ? Que los Cullen la estuvieran ayudando no significaba que ella fuera parte de su familia y pudiera ir por ahí a sus anchas.

Entonces, escuchando el crujido de la tela de la silla de ruedas, la mujer se dió cuenta de que no estaban solos y la miró por primera vez. Sus ojos pasaron de dorados apagados a ser totalmente oscuros.
A Karina eso le pareció escalofriante.

Carlisle se tensó inmediatamente al verla allí, y los demás también parecían alarmados.

- Ya entiendo - dijo la mujer, sonriendo amargamente tras observarlos - Parece que alguien ha ocupado mi lugar, ¿ no ?

Karina supuso quien era tras eso.

- ¿ Esme ?

La mujer de cabellos oscuros volvió su atención hacia ella. Tenía un rostro amable, y sin embargo, no lo era en absoluto.

- Bueno, al menos sabe quien soy - comentó irónicamente - Y dime, niña, ¿ qué te ha contado Edward ?

Karina la miró confundida a más no poder.

- ¿ Qué ?

Esme frunció el ceño. Si Emmet y Rosalie, y Jasper y Alice estaban juntos, y la humana no estaba allí por Edward... Carlisle. Su mirada se ensombreció aún más y Karina sintió miedo. Verdadero miedo.

KARINA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora