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Los días siguientes fueron todo un trabajo de investigación.

Karina se sentía algo más relajada, sabiendo que ya no se ocupaba ella sola del problema, sino que toda la famila Cullen la estaba ayudando. Saber que podía contar con ellos, que la protegerían, le hacía sentirse algo más a salvo. A pesar de eso, el temor no terminaba de irse.

Edward, Emmet y Rosalie habían vuelto a Cafornia para investigar a los sospechosos - Karina se rió nerviosamente al pensar en todo aquello como una investigación policial - mientras que ella se había quedado en Forks con el apoyo de Carlisle, Jasper y Alice.

En aquel momento, Carlisle y la pelinegra estaban dando una vuelta por el pueblo, en busca de algo que pudiera ayudarles a resolver todo aquello. Estaba preocupada, muy preocupada. De solo imaginarse que pudiera pasarles algo...

- Siento todo esto, Jasper - suspiró, bajando la cabeza apesadumbrada.

Él se sentó en las escaleras de la puerta de su casa y la miró atentamente.

- ¿ El qué ?

Karina volvió a suspirar.

- El haberte involucrado a ti y a tu familia en mis problemas. Debes de estar preocupado por Alice, ¿ no ?

Jasper asintió levemente.

- Sí, claro. Pero Alice es un vampiro. Es fuerte, y mucho más rápida que el resto de nosotros.

- Pero M también es un vampiro - replicó bruscamente.

Jasper la miró fijamente, tratando de descifrar las emociones que la chica sentía, y al fin entendió.

- Va a estar bien, Kar. Carlisle ha vivido muchas cosas, estoy seguro de que esto no será un gran problema - hizo una pausa y añadió con una leve sonrisa - Además, no te olvides de que Lice va con él, y ella ve el futuro. Si algo malo se acerca, lo verá.

Karina se sonrojó al saberse tan transperente. Asintió, algo más tranquila con sus palabras.

- Gracias, Jass. Se me hace difícil estar tan angustiada por alguien. Nunca... nunca me había sentido así, ni siquiera con mi padre, y eso es decir mucho.

Jasper sonrió ampliamente, atento al barullo de sus emociones, y ella se percató.

- ¿ Puedes sentirlo, verdad ? - rió sin molestarse, y él asintió - Bueno, así sabrás que no miento.

Karina guardó silencio y siguió analizando sus sentimientos. Apenas conocía a Carlisle por un par de meses, sin embargo, solo imaginar que él no estuviera a su lado le oprimía el pecho. Él era todo para ella, su lugar seguro, su calma. Era... era una clase de amor que no llegaba a entender. Uno que dolía, y a la vez, lo curaba todo.

- ¿ Has oído algo sobre la imprimación, Karina ? - preguntó Jasper de repente, sacándola de sus pensamientos. Ella negó con la cabeza, y él prosiguió -Resumiendo, la imprimación tiene lugar cuando un hombre lobo conoce a la persona de su vida, algo asi como un amor eterno a primera vista.
Para el hombre lobo, la persona en cuestión se convierte en su todo, es un amor incondicional, que no depende de edades ni prejuicios. Algo así es lo que Carlisle siente por ti.

Karina lo observó atentamente, procesando la información.

- ¿ Los vampiros también os imprimais ?

- Oh, no, no - rió Jasper - era solo un ejemplo. La imprimación es algo muy poderoso solo presente en los hombres lobo, lo nuestro no es ni de lejos lo mismo. Verás, cuando un vampiro se enamora, es diferente a como lo hace un humano. Ten en cuenta que vivimos durante cientos de años, generalemente solos, y cuando encontramos a esa persona especial, todo cambia, y se establece una conexión entre ambos más allá de lo usual.

- No entiendo.

Jasper sonrió.

- Cuando me convertí, serví durante mucho tiempo a mi creadora, María, en la creación de un ejército de neófitos.

- ¿ Neófitos ?

- Vampiros recién convertidos, con las habilidades vampíricas propias en su mejor momento. Sin embargo, los neófitos son indisciplinados, incontrolables, ansiosos. No todos podían encasillarse, y cuando eso pasaba, María me ordenaba matarlos. Me resultaba fácil al poder manipular sus sentimientos. A veces ni siquiera tenía que ensuciarme las manos, solo los empujaba a ello. Aguanté décadas, cada vez más deprimido por el dolor y la angustia que sentía en mis presas, hasta que se hizo insoportable y me alejé por mi cuenta. Traté de matar lo menos posible, pero la sed siempre ganaba - aquí hizo una pausa, y Karina supuso que estaría organizando sus pensamientos - Me fui al norte. En 1948, Filadelfia, conocí a Alice. Se acercó a mi como si fueramos viejos amigos y lo primero que me dijo fue "me has hecho esperar mucho tiempo" - ambos sonrieron - Estaba muy confundido, pero su capacidad de sentir emociones alegres me impactó mucho. Por primera vez en un siglo, sentí la esperanza. Supe que era ella. Todo lo que había vivido antes, simplemente no tenía sentido.

Ambos guardaron silencio un instante, Jasper terminando de recoger sus recuerdos y Karina meditando sus palabras.

La chica levantó la mirada y lo abrazó suave y rápidamente.

- Gracias, Jasper.

Él asintió con una leve sonrisa, y se puso de pie justo en el momento en el que la puerta de la casa se abrió.

- Oh, hola chicos.

Karina se volvió hacia su padre y sonrió, dirigiéndose hacia la puerta.

- Ya nos veremos, Jass.

El vampiro asintió y sonrió a Ayax justo antes de "irse".

En cuanto la puerta de la casa se cerró y padre e hija estuvieron solos dentro, Ayax la miró alzando una ceja.

- ¿ Y ? ¿ Algo que contar ?

Karina enrojeció suavemente y negó con la cabeza.

- No, la verdad es que no. ¿ Has estado espiando ?

- Para nada... ¿ Quien es ?

- Jasper Hale. Vive con los Cullen. Y es un amigo - dijo, recalcando la última palabra.
Saber que el vampiro estaría escuchando aquello a unos metros hizo que soltara una risa.

Su padre subió una ceja y la miró suspicaz.

- Ya.

KARINA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora