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          Unos cuantos días después, Taehyung se presentó en las cocinas de nuevo, esta vez empapado en sudor frío y con la cara tan pálida como la de un fantasma. Los ojos de Jimin se agrandaron, acercándose a toda prisa a él y aguardando a que se explicara. Taehyung tan solo produjo una media sonrisa y alzó el brazo, mostrando una mano decididamente sin vendaje alguno con una herida amarillenta, productora de pus y grasosa en su totalidad por la acumulación de residuos de hollín y suciedad, los cuales habían comenzado a infectar e comienzo de incisión.

          Jimin, siendo el alma generosa que era, aunque ahora también llevara la semilla de la traición, comenzó a llorar justo delante de la cara de Taehyung, moqueando mientras considerada la posibilidad de que el otro chico se hubiera deshecho del vendaje por pura irresponsabilidad.

     –¿Es que quieres morir? –le gritó, deshaciéndose de las enormes lágrimas que continuaban cayendo de sus ojos.

     –No –le aseguró Taehyung, con el rostro en calma a pesar de su estado físico. Jimin nunca había visto a nadie mostrándose tan sereno al llevar consigo la fiebre y síntomas obvios de músculos debilitados. Así es como empezaba para todo el mundo; para la gente que no lograba sobrevivir el invierno porque no tenían medios de lograr ayuda médica simple y básica para su supervivencia.

     –¿Entonces por qué te has quitado la venda? –presionó, acunando la maltratada mano de Taehyung con la suya. Esta vez era él quien estaba llorando, lo cual era extraño, visto que no era quien posiblemente necesitara la amputación de una extremidad. Rastreó su mente en busca de cualquier idea sobre como tratar una herida infectada, incapaz de dar con algo que no fuera una sierra para evitar que la infección se cextendiera y resultara fatal.

     –Me gustó el beso –dijo Taehyung, con la voz más potente y segura de la que alguien en su situación debería ser capaz de producir. Lo dijo con la cara seria, mortalmente inmutable y cabezón, como si estuviera retando a Jimin a llamarle loco. –Me ayudó mucho con el brazo.

     –¿Te has jodido la mano para que te besara otra vez? –sollozó Jimin, angustiado. La más pequeña, mas minúscula parte de su interior, casi se sintió un poco halagada, pero esa sensación fue velozmente ahogada por el sonoro gemido que emitió Taehyung cuando su dedo índice comenzó a sacudirse incontrolablemente por sí mismo.

     –...no.

     –Eres ridículo –dijo Jimin con voz aguda, tirando de Taehyung por los pasillos del castillo a tanta velocidad como era capaz sin hacerle más daño en el brazo. Taehyung le siguió obedientemente, permaneciendo en silencio mientras Jimin medio-lloraba medio-pisoteaba con fuerza y rabia el suelo y se desorientaba en su frenética búsqueda de la enfermería. Los plebeyos y cualquiera que no fuera parte de la corte real no tenían permitido usarla, pero Jimin sabía que si no iban allí y conseguían acceso a verdaderos desinfectantes y vendajes, perdería a Taehyung. También sabía que Taehyung preferiría morir antes de que le amputaran la mano. Eso era algo innegociable.

          Encontraron la enfermería por fin, una pequeña cámara en el este del castillo, junto a la mazmorras. Un lugar pobre en el que situar un lugar de tal vital importancia, asumió Jimin, ya que creía que un entorno frío y húmedo no le haría ningún favor a paciente enfermo alguno. Viales de líquidos y recipientes de órganos humanos se alineaban por los estantes alrededor de la sala, y el interior estaba prácticamente formado en exclusiva por herramientas de cobre colgadas en las paredes y una pequeña mesa situada junto a una silla. Jimin se olvidó de Taehyung un momento y se centró en buscar alcohol desinfectante con manos temblorosas mientras examinaba los botes y les quitaba los tapones para olerlos. Halló muchos aromas diversos en los recipientes, de todo desde agua de rosas a vino, y Jimin se sintió a sí mismo palidecer ante la idea de no ser capaz de encontrar lo que estaba buscando a tiempo. Ojalá simplemente hubiera conocido personalmente a un boticario.

ALL THE KING'S MENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora