El ángel que custodia mi sueño

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La cocina de esta casa no había cambiado, por lo que no me costó mucho encontrar las cosas para preparar la merienda. El único sonido en toda la casa era el agua de la ducha de Tomás, por lo que prendí la radio para escuchar algo de música. Cuando estaba terminando de acomodar las tres chocolatadas y las galletitas en una bandeja, escuché un grito a mis espaldas. Me di vuelta y la vi a Sofía, medio dormida, mirándome.

Hola Sofi, no te asustes, yo soy...

Ella es Malena —me interrumpió Tomi con ropa limpia y gotas cayendo de su pelo—, ¿te acordás que te hablé de ella? 

Se acercó a su hermana y se agachó a su lado para besarle la mejilla.

¡Sí! Exclamó entusiasmada. ¿Vos vivís en el mismo país que Mickey y todas las princesas de Disney?

Me hizo reír.

Sí, yo vivía en el mismo país que ellos. ¿Quieren merendar? Dije agarrando la bandeja. ¿Seguís tomando chocolatada? Le pregunté a Tomi, quien con una sonrisa me lo confirmó. Sofi, ¿a vos te gusta la chocolatada? Yo preparé para los tres pero no sé si te gusta.

Sí, me encanta la chocolatada. Mamá me hace siempre para desayunar antes de ir al jardín.

Me daba mucha pena que hable en presente de Carla. Miré a Tomi y vi el dolor en sus ojos.


Terminamos otra vez en mi pieza, los tres merendando en la cama con sábanas limpias.

—Yo te conocí cuando eras muy chiquita, ¿sabías? —La forma en que Male se relacionaba con todos los nenes chiquitos siempre me había dado ternura.— Yo me fui a vivir a otro lado cuando vos tenías dos años, no te vas a acordar de mi.

—Si que me acuerdo, yo me acuerdo de vos. —Insistió Sofía, haciéndonos reír a los dos.— ¿Vos sos la novia de Tomi? 

Male negó con la cabeza.

—Soy la amiga, ¿Tomi tiene novia? —Le preguntó con tono curioso y confidente.

—No sé, yo pensé que vos eras la novia.

—No, somos amigos nosotros. —Le respondió mirándome y regalándome una sonrisa.

—¿Entonces por qué estás en su mesita de luz? 

Malena inmediatamente miró en esa dirección y vio que solamente estaba mi celular, que no tenía nada de batería ya que hacía días no lo usaba ni lo cargaba, y dos portarretratos: una foto en la que estoy con mamá, papá y Sofi en las últimas vacaciones de verano y otra foto en la que estábamos ella y yo en su fiesta de 15 bailando el vals.

—Porque Male es una de las personas más importantes para mi, junto con vos, papá y mamá. —Le expliqué yo.

—Ahh. -Se quedó pensando y después me miró.— ¿Por eso también es el fondo de pantalla de tu computadora y me hablabas siempre de ella?

—¿En serio? —Me miró ella sorprendida y sonriendo, yo me encogí de hombros.

—Te lo dije, por más de que haya sido un pendejo y no hablábamos, siempre pensaba en vos.

Una vez más en la tarde se estiró y me abrazó. Miré a Sofi y vi que nos estaba mirando con una sonrisa. Me levantó el pulgar y reí silenciosamente ante ese gesto de su parte.

—Bueno, ¿qué quieren hacer ahora que ya merendamos? —Preguntó Male mirándonos a ambos.

—¡Veamos los dibujitos!

El poder de un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora