Día complicado

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Como no sabía qué hacer en esa situación, decidí que lo mejor era consultarle a Gustavo así que lo llamé.

/Hola, Male. Me atendió apenas comenzó a sonar. Evidentemente estaba preocupado esperando que me comunique. ¿Ya fuiste a buscar a Sofi? ¿Cómo está?

Tranquilo, estoy con ella, acabamos de salir del jardín. Está bien, sólo un poco triste pero ya se calmó.

Le conté lo mismo que me había dicho la directora.

¿Por qué se puso a llorar así? ¿Sabes?

Sí, una de sus compañeras le dijo algo bastante feo. Expliqué sin querer entrar en detalles para no repetirlo adelante de ella.

¿Qué le dijo?

Digamos que se burló de ella, pero ya está. Insistí intentando desviar el tema.

¿Por qué no me lo queres decir?

Gus, no quiero que se vuelva a poner mal Sofi, pero quedate tranquilo. Además de esto te estoy llamando porque ella quiere ir al cementerio.

¿Eh? ¿Sofía dijo eso? Preguntó sorprendido.

Textualmente dijo que quiere ir a donde está su mamá.

¿Tiene que ver con lo que pasó en el jardín?

Sí. Admití y lo escuché putear en voz baja. ¿Qué hago?

¿Me pasas con ella? Me pidió y le pasé el celular a mi cuñadita.

Hola papi ... Sí ... Ya sé que mamá me cuida del cielo pero quiero ir a ese lugar que van vos y Tomi a veces a visitarla ... ¿Por qué ustedes sí pueden ir y yo no? ... No quiero esperar hasta el fin de semana, quiero ir ahora ... Con Male ... Después de esa pequeña conversación que tuvieron, me devolvió el aparato. Papá quiere hablar con vos.

Gus.

Llevala. Me dijo resignado.

¿Seguro?

Si quiere ir supongo que es porque está lista.

Está bien y no te preocupes que va a estar todo bien.

Lo sé. ¿Te puedo pedir un favor más?

Sí, obvio.

No le digas a Tomás lo que pasó, no se lo va a tomar para nada bien y lo último que quiero es que vaya a hacer quilombo.

Como vos quieras, pero seguro va a enterarse a dónde estoy yendo con Sofi.

Sí pero yo me encargo de eso. Me aseguró e hice un sonido asintiendo. Tengo que seguir trabajando, cualquier cosa me llamas./

Sofi. Capté su atención. Me dijo tu papá que Tomi no tiene que enterarse de lo que pasó en el jardín, ¿guardamos el secreto? 

Asintió mientras me agarraba de la mano para empezar a caminar hacia el cementerio. En cuanto llegamos, compré un ramo de gladiolos blancos en uno de los puestos de flores que había en la entrada antes de llevarla hasta la tumba que tenía el nombre de Carla.


A las cinco de la tarde, cuando terminó la clase de educación física me despedí de mis amigos porque ellos se iban del colegio. Desde que volví del viaje de egresados se volvió una rutina que los martes y jueves -como hoy- yo me quedara porque mi hermana hacía natación hasta las cinco y media, así que me juntaba con Malena para después volver los tres juntos a casa. Caminé al bar y me encontré con mi novia sentada en una de las mesas que estaba en la zona daba a la pileta, desde donde se podía ver lo que sucedía adentro del natatorio. Fruncí el ceño al verla con la mirada perdida, por lo general solía estar boludeando con el celular o conversando con alguien.

El poder de un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora