Un día normal

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Volver a casa después del colegio se había vuelto uno de mis momentos preferidos del día. Pasara lo que pasara durante el día, llegar y encontrarme con mi hermana y mi novia me ponía de buen humor.

Ninguno de nuestros amigos se sorprendió al enterarse de mi relación con Malena. Las chicas apartaron a la rubia supongo que para cuestionarla. Lo que no faltó fueron las bromas de Seba y Alan, que me bancaron pero por otro lado decían que era un tarado por ponerme de novio un mes antes del viaje de egresados.

Bariloche es el punto de encuentro de miles de estudiantes que están ahí para pasarla bien y celebrar que están por terminar la secundaria. Esos días eran de fiesta todas las noches y es sabido que es un alboroto de hormonas, por lo que no era extraño que se armen parejas por el tiempo que dura el viaje, por una noche o incluso por unos minutos en los boliches. Se entiende porqué lo ideal es ir soltero, ¿no? Nosotros tres hacía unos años que teníamos la idea descontrolarnos esos diez días.

Sin embargo, mis planes cambiaron. Desde que descubrí lo que siento por Lele y, más aún, desde que estamos juntos no tengo la misma intención con ese viaje. No había chance de que le meta los cuernos. La quería y respetaba mucho como para hacerle algo así. Mi perspectiva del viaje era otra ahora, quería disfrutarlo con mis amigos y pasarla bien; y para eso no necesitaba estar con ninguna otra chica.

Estaba todo muy silencioso cuando entré a casa el miércoles, sin rastro de ninguna de las dos chicas. Dejé mi mochila al costado de la entrada y caminé hasta la habitación de mi hermana.

—Debe ser divertido. —Escuché que comentó Lele mientras me acercaba.

—Sí. —Afirmó la enana.— ¿Por qué no tenes hermanos vos?

—Porque mis padres no quisieron tener otro hijo. ¿Qué es lo mejor de tener un hermano para vos?

—Tomi siempre juega conmigo. —Sonreí al escucharla y me quede al costado de la puerta, escuchando su conversación.

—¿Eso es lo que más te gusta de él? —No la veía pero podría asegurar que Sofía estaba asintiendo con la cabeza.

—También que me cuida mucho. Igual es varón, creo que sería más divertido tener una hermana nena porque a él no le gusta jugar con mis muñecas. —Protestó y Malena soltó una risa. Yo la reprimí.

—Pero tenes al mejor hermano del mundo, hermosa. No te podes quejar de eso.

Sonreí cuando dijo eso.

—¿Te gustaría tener un hermano como él? —Preguntó Sofi. Estaba en la edad de hacer mil preguntas por día y a veces eran cosas difíciles de contestar.

—Quizás. Debe ser lindo tener un hermano mayor que te cuida y te quiere tanto.

—Está buenísimo. Yo también lo quiero a él. —Volví a sonreír.— ¿Vos lo queres mucho a Tomi?

—Sí, hermosa.

—¿Por qué?

—Porque es un chico muy bueno y divertido. Además, me hace reír un montón.

—Vos también sos muy buena y divertida. —Le respondió mi hermana y asentí en mi lugar.— Me gustaría tener una hermana como vos, Male.

—Ay, hermosa. —Noté la ternura en su voz y el sonido del beso que le dio en la mejilla.— A mí también me gustaría tener una hermana como vos.

—¡Entonces seamos hermanas!

—No podemos pero lo que sí podemos es querernos como si fuéramos hermanas, ¿qué decís?

—¡SÍ! —Se quedaron en silencio unos segundos antes de que ella volviera a hablar.— A Tomi le va a molestar que te quiera tanto.

—¿Por qué?

El poder de un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora