Prueba

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Con la primavera llegó la época de evaluaciones en la escuela. En el recreo opté por quedarme en el aula repasando porque teníamos prueba de historia en la siguiente clase. Quizás "repasando" sea una forma de decir, porque la verdad es que estaba tratando de memorizar todo porque no había estudiado nada previamente. De hecho ni siquiera había hecho apuntes, estaba usando una copia de los resúmenes de Julieta. Miré a mi alrededor por un segundo y me encontré con la escena de siempre antes de un examen: casi todos los de curso estábamos en la misma situación.

—Tomi. —Me llamó Catalina, una de mis compañeras que estaba entrando al aula. Levanté la vista de mi lectura para mirarla.— Se te cayó un papel. —Solté una risa ante eso, que ella correspondió al darse cuenta de cómo sonó lo que había dicho mientras negaba.— Hablo en serio, boludo. —Agregó señalando a mi costado.

—Gracias. —Dije mientras me inclinaba para levantarlo.

Era una hoja doblada por la mitad que no decía nada del lado de afuera. Estaba por abrirla cuando sonó el timbre anunciando el final del recreo, por lo que la volví a tirar en la mochila y me concentré en leer una vez más los resúmenes antes de que entrara el profesor.

Esteban era de los más exigentes y de los más serios. Como no confiaba en nosotros, hacía que separemos nuestros bancos para que no tengamos la opción de copiarnos y revisaba uno por uno nuestros pupitres en busca de machetes con los temas de la prueba. Por suerte esta vez nos había preparado un multiple choice, lo cual me facilitó todo a mí. Apenas treinta minutos después le entregué el examen y volví a mi lugar.

—Tomás, conoces las reglas. Si entregaste, te retiras del aula. —Me indicó y asentí en su dirección.

Rápidamente busqué en mi mochila la hoja doblada y una vez que la tuve en mis manos salí para encontrarme con varios de mis compañeros. Hablé unos minutos con Julieta, Sebastián y Alan sobre las respuestas para comprobar si lo hice lo suficientemente bien como creía como para aprobar. Después, mientras ellos cambiaron de tema, desdoblé el papel y reconocí la letra de Malena. Con una sonrisa me alejé de ellos y me senté tomando distancia de todos.

"Leí que la diferencia entre gustar, querer y amar es la misma que entre por ahora, por un tiempo y por siempre. Y vos me gustas, te quiero y te amo. Todo junto, aunque no todo en todo momento. Y es por eso que siento que en mí combinan los tres sentimientos por vos. Quise a algún chico antes y sin dudas me gustaron unos cuantos más a lo largo de mi vida, pero nunca estuve enamorada de otra persona que no fueras vos. Nunca amé a un chico como a vos. Lo sé porque nunca fui tan feliz con alguien y a nadie me dolería tanto perder como a vos. Con vos me siento yo misma, sin la necesidad de poner ningún tipo de filtro a lo que digo o hago. Tengo la certeza de que juntos le podemos hacer frente a cualquier batalla y ganarla, que las alegrías se multiplican y los dolores se dividen. Somos un tándem, siempre lo fuimos y siempre lo seremos. Tan distintos como parecidos, nos complementamos a la perfección. No estoy segura de que existan las almas gemelas, pero si sí existen seguramente sea esto que nos pasa a nosotros."

—Qué sonrisa de enamorado. —Se rió Pablo, nuestro preceptor. Levanté la mirada y ni siquiera intenté disimular mi sonrisa.— Dejame adivinar, es una carta romántica de Malena.

—¿Para qué lo voy a negar? —Respondí entre risas.

—¿Vos no deberías estar en clase en vez de en este pasillo?

—Teníamos prueba y Esteban nos hizo salir a los que terminamos. —Dije encogiéndome de hombros.

—Tomi, todos tus compañeros están adentro del aula con él.

Miré hacia donde yo había estado unos minutos atrás y era cierto, ya no había nadie. Me puse de pié casi de un salto soltando una puteada por lo bajo pero cuando quise ir hacia mi aula, me retuvo agarrándome el brazo.

El poder de un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora