La historia se va cumpliendo, entonces ¿Morirá Jack?

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 Me encaminé a la proa, busqué un lugar en el que supuse podría observar todo lo que sucedía claramente o por lo menos más de cerca. Encontré un lugar cómodo para sentarme y esperar... esperar a ver qué decisión tomaría aquel hombre a costa de la vida de miles de personas. Como no tenía reloj iba calculando las horas con el movimiento de la luna en el agua. Cuando había llegado la luna estaba a 45 grados pero pasando el tiempo ya estaba a unos 90. Al inicio vi a los pasajeros salir un rato, después las luces de los camarotes se fueron apagando una a una.

Ya no había nadie paseando por allí, la mayoría de las luces dentro del barco estaban apagadas y el mar se veía en calma, en total y plena calma, el cielo estrellado adornaba la noche y esta estaba muy fría, señal que el iceberg estaba muy cerca... demasiado cerca.

En los breves periodos de cansancio que tuve no podía dejar de imaginar lo que podría pasar en un par de horas, soñaba a la gente allí gritando desesperada, los niños pequeños aferrados a sus madres sin comprender que estaba pasando completamente. Me levanté nuevamente porque ya me estaba quedando dormida y no quería seguir teniendo esas pesadillas, además el frío comenzaba a entumirme, caminé un poco con la valija en mano y me volví a sentar en un lugar cómodo donde pudiera recargar mi cabeza. Metí mis piernas dentro del vestido y las abracé queriendo ganar un poco de calor.

Yo había tratado de cumplir mi objetivo, ahora todo estaba en manos del capitán y del segundo al mando. Hace ya bastante tiempo que había visto salir al capitán de la cabina de mando por lo que supuse que Murdoch ya estaba al timón del barco. Los dos guardas de vigila subieron al carajo, ambos iban tapados y podía observar cómo se morían de frío, al igual que yo. Llevaba aquel vestido de siempre y un pequeño suéter color negro que había encontrado, pero no tardé en empezar a congelarme, a pesar de que no soplaba viento pero el aire y ambiente se sentía muy frío, suma y extremadamente frío

Todos estos pensamientos rondaban mi mente y estaba tan distraída que no me percate de alguien muy tapado llegó a sentarse al lado mío, allí en el suelo de la proa.

-Esta algo fría la noche ¿No le parece?-me preguntó el chico frotando sus manos y exhalando aire de su boca para calentarlas.

-Bastante -respondí viendo a los vigilantes juguetear.

-Entonces ¿Por qué está sentada aquí afuera sin casi nada con que taparse? –Enseguida de habérmelo dicho me puso sobre los hombros un par de abrigos suyos.

-Gracias-agradecí cordialmente sin voltear a ver su rostro. El chico se volvió a sentar junto a mí.

-No hay de que agradecer, solamente no quiero que usted se enfermara debido al frío- hizo una pausa sacando de uno de los bolsillos de su abrigo un par de guantes que me dio- Más por lo que pasara esta noche.

-¿Qué pasara?-le pregunté curiosa, volteando a verle. Traía un sombrero enorme y bastantes abrigos que casi me impedían verle el rosto

-Bueno si esta noche el oficial Murdoch decide dar marcha atrás por el iceberg, el barco se hundirá- cruzó sus brazos poniendo sus manos bajo estos para que no se congelarán

-¿Quién es usted?-pregunté dudosa, se suponía que solo algunos sabíamos lo del Titanic.

-El señor Piwere, Agustín Piwere, a sus órdenes Karenina-al decir esto se quitó uno de los tantos abrigos que traía puesto y empezó a lanzarme unas sonrisas disimuladas.

-Bueno señor Piwere, me ha jugado una buena broma, pero esto no se quedara así-le respondí tratando de intimidarlo.

-Por favor solo llámame Agustín-replicó poniéndose los abrigos y dándome otros a mí.

TITANIC. Si Jack hubiera sobrevivido (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora