Sala de emergencias-cirugía primitiva

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Al despertar, Piwere me llevaba en brazos y estábamos frente a enfermería. Empecé a abrir los ojos muy aturdida, la vista se me nublaba rápido, todas las imágenes que pasaban por mis ojos se desvanecían en segundos y me sentía desfallecer, apenas tenía la fuerza suficiente para respirar. Si yo hubiera podido verme en ese instante podría describirme como una gelatina muy aguada entre las manos.

Volteé la cara hacia Piwere. Él veía adentro en enfermería, ansioso y desesperado. Su rostro estaba acalorado y un poco salpicado de sudor. Debido a su nerviosa atención hacia adentro no se había dado cuenta de que me había despertado.

-Agustín- susurré débilmente. Mis brazos colgaban holgadamente, traté de levantar uno pero un escalofrío recorrió mi cuerpo entero, me miré y me percaté de que me habían puesto un par de mantas en las piernas.

-Todo estará bien- me miró rápido Agustín muy preocupado. Volvió a ver adentro y al momento salió un médico.

-¿Es ella?- preguntó tratando de dar un rápido chequeo a primera vista. Agustín asintió sin decir ni una palabra, parecía un poco aterrado. No sabía que me estaba pasando, no sentía nada

Detrás del médico de bata blanca venía una enfermera con una camilla a toda prisa, Agustín subió los escalones que subían a enfermería y me acostó instantáneamente y entonces me metieron en enfermería. Las llantas de la camilla rechinaban contra el piso liso. Más de una vez sentía que me habían dejado y me estrellaría contra la pared en menos de lo que yo esperaba, a lo largo del pasillo se oían suspiros, sollozos y alguno que otro quejido por allí.

-Trate de seguirme la conversación- me ánimo el médico corriendo por un largo pasillo. Tomó la camilla y comenzó a empujarla- ¿Sabe usted como se llama?- preguntó.

-Karenina- respondí en susurro, los ojos casi se me cerraban.

-Bien Karenina ¿Cómo paso la noche?- volvió a decirme viendo por un instante el pasillo.

-Tengo mucho frío- evadí la pregunta sin pensar. Era la verdad, tenía demasiado frío y los ojos se me cerraban involuntariamente ¡Moría de cansancio!

-No podemos dejarla dormir- anunció a la enfermera- si su ritmo cardíaco disminuye más la perderemos en minutos-La enfermera tomó mi pulso con su mano rápidamente, miró al doctor tratando de conservar la calma pero pude ver su expresión de angustia por lo que me sucedía.

Agustín iba corriendo detrás de ellos lo más rápido que podía, no podía culpar que tardara tanto. Él también necesitaba atención médica

-Traé una severa herida –siguió explicando a la enfermera- ¿De dónde es?- se volvió a dirigir conmigo.

-¿Eso importa ahora?- respondí cansada- Voy a dormirme- anuncié cerrando casi los ojos.

-¡No! ¡No! ¡No!- se desesperó el doctor- Ya casi llegamos ¡Resista!

En un momento la camilla se detuvo y el doctor se apartó de allí. La enfermera volvió a sentirme el pulso en la muñeca.

-¡La estamos perdiendo!- Anunció preocupada. Agustín llegó a mi lado tomó mi mano preocupado, respiraba con dificultad, tenía la cara pálida pero con sus mejillas ardiendo. Miró a la enfermera desesperado, mordió su labio inferior y con unos ojos grandes, llenos de desconsuelo y unas lágrimas traicioneras esperando me miraron. Tomó mi cara entre sus manos con suavidad.

-Por favor Karenina, resiste- dijo sin mucho animó. Su voz comenzaba a partírsele, pasó su mano por su nariz y la otra limpiando una lágrima. Yo estaba cerrando los ojos- Tengo algo que confesarte- tomó nuevamente mi mano y se puso de cuclillas para estar a la altura de la camilla- El príncipe... era yo

TITANIC. Si Jack hubiera sobrevivido (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora