La promesa

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Desperté horas después de aquella intervención, la bolsa de suero era nueva y ambos brazos estaban adormilados, moví mi cuerpo un poco pero un fuerte dolor hizo que todo mi cuerpo se volviera a su lugar rápidamente. Una enfermera que pasaba por allí se percató de que ya había despertado y trajo una sustancia para calmar mis dolores, preparó la inyección y la aplicó. Poco a poco la fría sustancia fue circulando por todo mi cuerpo, era como un hielo que recorría mi sangre sin piedad, minutos después comencé a sentirme mejor.

-Despertó doctor-avisó la enfermera, su voz se podía escuchar perfectamente en esa enorme habitación. El mismo doctor que me había hecho la intervención vino hacía mi para revisarme. Todo estaba en silencio a pesar de que todas las camillas estaban llenas, parecía que los quejidos y sollozos de cuando llegue habían sido sustituidos por una paz profunda.

-¿Cómo se siente?- me preguntó al acercarse a la camilla.

-Bien, supongo- dude un poco al no sentir aún mi brazo- ¿Podré irme pronto?- pregunté, al instante me percaté de que mi voz se escuchaba mucho mejor que al inicio.

-Bueno, su cuerpo reaccionó perfectamente a toda la cirugía y, para serle sincero, el que su herida se hubiera congelado y estuviera llena de hielo nos facilitó las cosas. Tuvo mucha suerte, en caso de que no hubiera cerrado su herida... usted ya no estaría entre nosotros- hizo una pausa breve y movió un poco su cabeza--Cof, cof- fingió toser ante tan malo comentario-Esta misma noche puede salir. Únicamente espere a que el suero se termine y podrá salir.

-Gracias- me quedé pensando un momento- ¿Qué día?... ¿Qué día es hoy?- pregunté

-16, 16 de abril. Estuvo dormida mucho tiempo- añadió a esto- No se ha perdido de mucho, créame. Bueno, fue un placer haberla atendido, espero que se recupere pronto- sonrió y comenzó a caminar por la habitación- Por cierto- se detuvo un segundo- salude a su marido de mi parte -me sonrió alegremente, dio media vuelta y volvió a caminar.

-¿Marido? ¿Yo?-susurré entre labios.

-Creo que se refiere al señor Piwere-Escuché una voz de la cama junto a mí, volteé rápidamente encontrado a Ruth todavía allí.

-No pensé que seguiría aquí-le confesé

-Me alegro de estarlo- sonrió de lado, miró al techo unos segundos y volvió a verme- pude saber que estas bien y me alegro por eso.

-No era necesario que se preocupara por mí- sentí un pequeño nudo en la garganta. Nadie antes se había preocupado por mí, desde la muerte de mis padres todo parecía estar siempre en mi contra... pero eso cambió cuando conocí a Jack, Rose y a Piwere.

-Y no fui la única ¿Sabes cuantas veces he visto a ese joven asomarse por esa puerta intentando solamente verte?

No pude evitar el imaginarme a Piwere entrando y saliendo muchas veces y la enfermera corriéndolo sin piedad. Comencé a atar cabos de "mi marido", alguien tenía que hacerse cargo de mí pero ¿Por qué decir que decir eso?

-¿Por qué está aquí?-pregunté pensando en otra cosa- Quiero decir ¿Por qué es que usted sigue aquí?-traté de cambiar el tema de conversación.

-No es nada grave- aclaró- Solo son unos terribles mareos y un dolor fuerte en la cabeza, me han dicho que puede ser por las emociones y la marea pero... bueno, a pesar de la medicina que me aplicaron ya, sigo con los malestares. El doctor me ha dicho que debo reposar y calmarme, pero no puedo...no dejo de pensar en Rose, en cómo estará y si está bien.

-Lo está- le dije muy segura- ella está bien.

Ruth me miró unos segundos de forma fija y atenta, respiró hondo y me volvió a ver- Karenina quisiera que me hicieras un enorme favor.

TITANIC. Si Jack hubiera sobrevivido (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora