Mi visita con el capitán Smith

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- ¿Esta seguro? – Volví a insistir- ¿No cree que es precipitado? ¿O que él lo tomará como una locura?- Piwere iba a paso rápido centrado en llegar donde el capitán.

No estaba segura de ir con el capitán, pero el señor Piwere no vaciló y me acompañó hasta donde estaba el capitán. Supongo que trataba de probar que tan veraz y eficaz podría resultar en esta ocasión. Pensé que tal vez él estaba enojado al descubrir de las veces anteriores que le había mentido, pero no era así. Tenía la misma calma y paciencia de siempre, solo que era una persona decidida, cualidad que a mí me faltaba

En el camino yo me resistía a ir pero Piwere parecía que me llevaba a rastras así que al final termine caminando por voluntad propia. Él parecía conocer el lugar muy bien ya que se movía sin problemas.

Después de caminar un poco llegamos al lugar, el señor Piwere abrió la puertezuela como en aquellas películas de vaqueros, donde el héroe entra a la cantina viendo a todos sabiendo que tiene una cuenta pendiente por arreglar.

Estaba el capitán Smith y unos tres marinos más dentro, eran como la una o dos de la tarde por mucho. El capitán tenía una taza de té en la mano mientras observaba feliz desde ese lugar, allí podía verse el frente perfectamente, claro todavía era de día.

Estaba puesto allí el timón principal y una cosa redonda con una palanca que creo que servía para acelerar la velocidad del barco (tendrá que perdonar el lector mi ignorancia sobre las cosas e instrumentos que se guardaban allí) Había un par de teléfonos colgados en la pared del barco, un par de cuerdas allí también y unos guantes y boinas con el logotipo de la White Star line.

Al entrar, los marinos se quedaron un tanto extrañados con mi visita, pues no era del día a día que una chica de tercera clase fuera a aquel lugar y menos aún acompañada de un caballero respetable de primera clase, especialmente como si irrumpiera el lugar. Empezaron a verme a mí y susurrarse algo entre ellos, el señor Piwere los vio pero terminó por ignorarlos. El capitán Smith se percató de nuestra visita y se acercó con su taza de té aun en mano

-Señor Piwere ¿A qué se debe que nos elogie con esta visita? - nos recibió el capitán Smith con una sonrisa en el rostro. El hombre se veía bastante mayor, Probablemente era de unos 65 años, con el cabello blanco con destellos claros pero las cejas de un color güero, sus ojos eran claros pero estaban un poco cansados y unas pocas ojeras se asomaban por allí mostrando la edad y las preocupaciones que la vocación podrían ameritar - Anoche cené en la misma mesa que usted- prosiguió hablando- No le vi con intenciones de contarme nada más después de esta. Pero quiero suponer que algo cambio en su interior. Un asunto urgente, supongo- preguntó incitando a Piwere a hablar.

-Respetable capitán Smith- comenzó él al ver que yo me había quedado callada- acato mucho sus decisiones en cuanto a cómo dirige el Titanic, pero esta respetable pasajera tiene algo que decirle- Me señaló a mí, puso su mano detrás de mi espalda como empujándome para adelante, quería que la tierra me tragara viva, pero si no les decía nada, el mar cumpliría mi petición en un par de horas.
El capitán me observo al igual de que los demás de la tripulación formados en una ordenada fila

-¿Quién es la señorita?- preguntó el capitán viéndome de abajo para arriba, no en forma de desprecio sino con cierta curiosidad, como la de uno que otro marino que deseaba saber el porqué de mi presencia allí.

-Es la señorita Karenina Dela Rosa-me presentó Agustín dándose cuenta de que no lo había hecho previamente como era debidamente correcto

-Mucho gusto-dijo el capitán sonriendo.

-El gusto es mío-le extendí la mano y el capitán me la aceptó.

-Bueno señor... Capitán...- ¿Debía de referirme a él como "señor" o "capitán"? -capitán Smith –traté de empezar a explicarle un poco tartamuda- Sé que piensan que el Titanic es un barco que en sí no se hundiría por nada, ya que la White Star Line lo ha dicho y no quiero decir que el barco no esté bien construido, claro que no- Aclaré dándome cuenta que estaba empezando a hablar un tanto rápido- El señor Andrew es muy buen ingeniero, eso no lo dudo. Pero usted como reconocido capitán y navegante sabrá que los barcos siempre poseen algunas fallas, su "talón de Aquiles"- dije haciendo algunos gestos.

TITANIC. Si Jack hubiera sobrevivido (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora