Una brillante y encantadora sonrisa resaltaba en aquel delicado rostro, el gentil gesto era dedicado a uno que otro sirviente del gran castillo en donde residía el imponente rey vampiro, Karlheinz.
La chica rubia se paseaba por los pasillos después de una misión difícil a la que había sido mandada junto a su compañero Yuri. A veces suavemente arreglaba uno que otro mechón rebelde de su cabellera haciéndole ver aún más angelical a la vista de muchos, ciertamente Rui era una de las mujeres más bellas que habitaban en el Reino vampiro y a eso podías añadirle su desempeño en su labor que era encargarse de misiones exclusivas que mantenían la protección del territorio.
Era magnífica.
Una muchacha encantadora que para decepción de muchos nobles ya era la amante de uno de los príncipes que por cierto vivía en el castillo, pobre del desafortunado que se atreviera a acercarse a ella con intenciones que no fueran acerca de su trabajo.
—Su majestad esta pidiendo tú presencia en su despacho, Rui-chan —comentó Yuri que estaba apoyado en la pared—. Se ve que es urgente deberías ir.
La voz delicada del chico era agradable a oídos de Rui que con una pequeña y sencilla sonrisa asintió para girarse sobre sus talones despidiéndose agitando su mano pero se detuvo a unos pasos mirando sobre su hombro como una sirvienta se acercaba a él, la había visto pocas veces y uno que otro vampiro murmuraba que era la amante del rey.
—Rui-chan ve de una vez —ella asintió vagamente aún viendo a la muchacha—, no le prestes atención Shizu-chan, a veces se comporta de manera curiosa.
No oyó respuesta de la azabache pero si vio un asentimiento de cabeza.
Shizu; había escuchado rumores acerca de la jefa de las sirvientas, los más famosos eran que era la amante del rey vampiro o que de una u otra forma tenía un amorío secreto con Yuri.
Y aunque le había interesado a la rubia alguna vez para molestar a su compañero de misiones y mejor amigo terminaba olvidándolo por la cantidad de información que tenía que mantener en su cabeza, quizás llegara el día en que terminaría olvidando completamente a esa mujer y después de todo no le tomaría importancia porque ni era cercana a ella.
Y mientras caminaba por el pasillo con aquellos vagos pensamientos terminó llegando a la gran puerta de madera que daba a la gran oficia del aclamado rey que de seguro estaba inundado en papeles. Rui jamás comprendería como era que ese hombre tenía el tiempo suficiente para ir a molestar a sus hijos, estar presente en el mundo humano y además ser un enfermero en el instituto Ryoutei, era todo un misterio.
Llamó a la puerta y la preciosa sonrisa que llevaba enseguida se le borró una vez ingresó al interior y dio una reverencia en signo de respeto.
—¿Por qué debo ser el único en no ser engañado por tu maldición, Lilith?
—Poseo el nombre de Rui —rodó los ojos y soltó un suspiró pesado—, y la razón de ello es porque sería una molestia hacerlo cuando no funciona en usted. Por cierto hace no mucho me cruce con vuestra amante, muy bonita por cierto.
—Shizu no es mi amante, ella no se resignaria a ese papel con la personalidad que lleva encima.
—Como sea. ¿Por qué me mando a llamar?
—Una misión.
La muchacha apretó los dientes tratando de verse molesta mientras sus grandes ojos rosados comenzaban a brillar con un toque rojizo en ellos, sus garras aparecieron y sus colmillos también. Karl la vio y simplemente soltó una risa divertida.
Su verdadera apariencia, una de las pocas sobrevivientes del casi extinto clan gato.
—Se que te mande a una misión difícil y acabas de llegar pero de verdad que esta es una misión muy importante.
—Más le vale que no tenga nada que ver con alguno de sus hijos —la sonrisa que cargaba el hombre lo delató al instante—, hijo de pe-
—Esa boca Rui.
—A que le vuelo un colmillo con este bolígrafo, no este corrigiendo mi vocabulario señor Sakamaki—y cuando estaba por cumplir su amenaza la mano del rey la detuvo—, tsk suelteme.
—¿Debería corregirte Komori? ¿Vamos a llegar a ese extremo?
La rubia se quedó callada tratando de borrar la abrumadora imagen de su cabeza, ser corregida implicaba una celda y odiaba ese lugar oscuro, frío y las molestas heridas en su cuerpo así que suavemente negó con la cabeza mientras ablandaba su semblante.
No quería ser castigada.
Ella no sabía que clase de castigos daba el rey vampiro pero si recordaha con bastante claridad los que su padre aplicaba en ella cuando desobedecia y no quería pasar por algo parecido. Una vez más relajada volvió a su postura recta para asentir.
—Lamento mis palabras, aceptaré la misión y la cumpliré.
—Muy bien, esta es una carta. Tienes que dársela a mí hijo Reiji —explicó entregando dos sobres—, el que tiene tu nombre explica detalladamente lo que debes hacer, no cometas errores Rui.
Ella volvió a dar una reverencia a modo de despedida pero se quedó a unos pasos de la puerta con lo que vendría a ser su verdadero rostro, uno completamente vacío y neutral.
—¿Se está burlando de nosotros? Usted bien sabía que Kino ni Yuri desean que yo me involucre con los Sakamaki y mi relación con mi hermana no es muy buena, ¿así que le divierte esto?
—Adiós Rui-chan —se despidió con una sonrisa tranquila.
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La diabólica hermana de Yui
RandomRui Komori no es solo la hermana menor de Yui, después de que fue entregada a Karlheinz el rey vampiro se volvió su "mascota" una mujer sin emociones que cumple cada misión que se le imponga. Luego de años de estar en el Makai es momento de que cump...