Capítulo 13

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«Maldito Karlheinz»

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«Maldito Karlheinz». La misión había sido más complicada de lo esperado y se había salvado por los pelos, un poco más y habría terminado siendo vendida a algún noble del reino águila o serpiente. Rui terminó siendo salvada por un vampiro del cual vagamente recordaba su nombre.

«¿Hinata Shintani? Creo que así se llamaba».

Había sido simple casualidad encontrarse en aquel lugar, al parecer la familia Shintani lo habia mandado ya que algún miembro de dicha familia habia desaparecido, un niño de la rama secundaria aparentemente.

Rui sólo le dio las gracias y se fue.

La rubia no iba a intervenir en los asuntos de los Shintani pues no eran de su incumbencia, aunque gracias aún pequeño descuido de ella ahora le debía un favor a esa familia.

«Las desgracias me persiguen».

Ella no estaba acostumbrada a tratar mucho con los de la nobleza ya que no inteactuaba mucho con los nobles por sus diferentes misiones o el hecho de que siempre estaba junto al príncipe quien normalmente se mantenía encerrado en su habitación, así que se le podria ir de la etiqueta y quizás ofenderia a alguien.

—Como sea, solo es un favor. Lo cumpliré y no volveré a tratar con ellos.

—¿Con quiénes?

—Shu-san —murmuró la rubia entre dientes al reconocer la voz—, por favor regresé a su habitación. Quiero dormir tres horas por lo menos antes de ir a estudiar.

—Quise esperarte.

—Le dije que no era necesario.

—Debíamos hablar.

—Si será un sermón que no dure ni media hora porque te las haré pagar después.

—Solo quería sangre, le dejó los sermones a Reiji.

—¡Bravo! Dejale tus responsabilidades a tu hermano menor... como sea... no voy a meterme en ello.

Alzó su brazos mostrando su muñeca en donde Shu notó una marca no reciente pero que aún podia notarse ligeramente, el rubio paso su dedo por ahícon una sonrisa.

—¿Raito? —fijó sus ojos en ella—, ¿es enserio? ¿El pervertido?

—Tengo mis razones y no deberías de meterte, haz lo que tengas que hacer y deja de molestarme.

Shu mordió la zona dejando su marca en aquella muñeca pálida, Rui dejó escapar un quejido de dolor pero su rostro no cambió en ningun momento.

El mayor no lo notó, por suerte.

Una vez satisfecho se separó para limpiarse la sangre de los labios. La gata se separó velozmente de él, tomó  del armario su ropa con la cual dormiria y sacó también el uniforme que se le había dado antes para prepararlo.

La diabólica hermana de YuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora