Rui Komori no es solo la hermana menor de Yui, después de que fue entregada a Karlheinz el rey vampiro se volvió su "mascota" una mujer sin emociones que cumple cada misión que se le imponga.
Luego de años de estar en el Makai es momento de que cump...
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Rui había releído varias veces aquella carta en donde recibía las instrucciones necesarias para completar su misión a la perfección, estaba tumbada en los asientos de la limusina esperando por fin llegar a la mansión de los hermanos Sakamaki.
Aunque no deseaba ir.
La rubia siempre había sido advertida por Yuri y Kino que no se acercará mucho a ellos si algún día iban a visitar a su padre pero eso nunca ocurrió y ahora era ella la que iba hacía esos vampiros.
—Se va a molestar cuando se de cuenta de que me fui sin decir nada —murmuró aburrida ella—, aunque no podrá cambiar nada, es una orden directa de Karlheinz.
La extraña relación que llevaba con Kino se había denominado como una amorosa para ojos del pueblo, para todos ella era la amante del príncipe que en algún momento ocuparía el puesto de su esposa.
Ella no sabía que decir ante eso.
Jamás se había visto a ella misma como una "princesa", la relación con Kino que no poseía nombre ya de por sí era buena. El príncipe siempre le daba lo mejor a ella aunque Rui ni se viera interesada en todo lo que le podía ofrecer, admitía que una vez tuvo conexión con el príncipe pudo asegurar su puesto en el castillo pero después de conocerlo mejor no podía negar que le agradaba mucho su presencia y personalidad.
Kino era muy diferente a otro nobles, era todo un rebelde y nadie jamás se había atrevido a criticarle algo ya que por fin el rey lo había reconocido como su hijo.
Fue gracioso ver a todos aquellos nobles inclinarse ante el nuevo príncipe.
—Que lástima que no lo veré por un tiempo, tampoco a Yuri —se cruzó de brazos molesta— en cambio veré a los hermanos Sakamaki y a Yui, que desgracia.
Con su hermana no habia tenido muchos buenos momentos y casi nunca habia interactuado con ella.
Yui poseía aquel algo extraño que aún Rui no le había podido dar nombre por el que no le agradaba pero a pesar de eso siempre la había tratado de cuidar ya que si Seiji se enterará de que su preciada hija biológica había sufrido alguna desgracia, Rui habría tenido problemas.
Seiji también tenía sus propios métodos para amenazarla.
Aquel humano podía atentar contra su vida con tanta facilidad después de todo a sus ojos jamás le había ocultado que él era un cazador y aunque Yui no lo sabía aún, ella si que estaba muy informada de ello.
—Yui, Yui, Yui —canturreo sin alegría alguna—. ¿Por qué me puso un nombre parecido al de ella? Menuda creatividad tenía Seiji.
Quería seguir pensando en una razón pero la limusina se había detenido de golpe provocando que ella terminará en el suelo, tenia dolor de cuerpo y la cabeza le dolía a horrores además de que el familiar que había abierto la puerta parecía querer burlarse de ella.
