Capítulo 18

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La mirada de los Sakamaki había recaído en ella quién solo se dedicaba a escribir en su pequeña libreta ignorando las miradas de todos. Hasta Yui estaba ahí y la rubia no sabía que decir o hacer para alivianar el ambiente pesado.

—¿Y dónde estuviste?

—Pesima pregunta, acabas de empeorar el ambiente —comentó la menor cerrando el cuadernillo de manera rápida y dibujar una sonrisa en su rostro—, no soy una niña así que no importa, con que me encuentre en una sola pieza todo va a estar bien.

—Pero... —intento replicar Kanato quien había estado a cargo de ella cuando aún tenía la apariencia y mentalidad de una niña.

—No le busquemos la quinta pata al gato, ignoren lo que paso y ya.

—Solo responde la pregunta —protestó fastidiado otra vez el pelivioleta.

—Que molestos son, andaba por ahí. A menudo lo hago, recuerdo que había rumores de mí diciendo que actuaba como una gata callejera. No le tomen importancia.

—¡Responde ya! —gritó el chico fastidiado.

—Que fastidio —la menor se revolvió el cabello frustrada—, pienso ausentarme de esta casa por un tiempo. Es necesario que siga con mis planes si no quiero atrasar la misión.

—¿Piensas irte ruidosa?

—¡Claro esta! —se levantó de repente la muchacha—, ustedes no son mis únicos candidatos y vuestras aptitudes no me ayudan mucho. Pienso cambiar de escenario para ver como me va.

—¿Los Mukami? —preguntó Ayato quien hasta ese entonces se había mantenido en silencio.

La rubia solo asintió distraidamente volviendo a sacar su libreta, dentro de ella sentía que estaba olvidando algo muy importante pero simplemente lo ignoró.

¿Habría visto algo en su estapa infantil que le pudiera servir en su misión?

Quizás no valía la pensar en ello.

—Shu y Raito —murmuró siendo observados por esos dos—, los odio mucho —comentó de la nada tachando algo en su libreta que ellos no lograron ver—. Ayato y Subaru quizás.

Se levantó y comenzó a caminar sin sentido alguno por la sala siendo observada por todos, de un momento a otro volvió a anotar algo desconocido en la libreta y por fin volvió a cerrarla.

Se giró y camino en dirección a Eva quién se mostro nerviosa.

Rui lo ignoró para pararse frente a la mayor y bajar un poco la cabeza al estar Yui sentada en el sillón.

—Me gustaría que seas franca con tus sentimientos —golpeó el bolígrafo contra el cuadernillo—, quisiera acabar esto rápidamente.

—No tengo sentimiento alguno —dijo la rubia mayor con una leve sonrisa.

La diabólica hermana de YuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora