Capítulo 21

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Los dos días más que ella estuvo en el castillo fueron ligeramente incómodos y hasta se estaban evitando un poco pero ahí estaba Yuuri quien siempre encontraba una manera para volverlos a unir.

El tema del matrimonio desapareció y no lo volvieron a mencionar.

En la cena de la última noche donde Karlheinz volvió a aparecer y preguntar sobre ese asunto ellos muy seguros de si mismos respondieron que no habría tal cosa entre ellos y hasta sorpresivamente Kino mencionó de un momento a otro sobre casarse con una sirvienta, cosa que Karlheinz ignoró y sólo le deseo suerte.

La confusión se notó en el rostro de Rui pero no indago más en aquello, «Quizás se refieran a Shizu-san».

—Ten un buen viaje señorita Rui.

—Deja atrás las formalidades —la chica amistosamente le pellizco las mejillas con una gran sonrisa en el rostro—. ¿Y Kino?

—Esta hablando con alguien —mencionó vagamente el chico quien se acariciaba las rojas mejillas—, eso dolió.

—Te lo merecías —se cruzó de brazos.

—Dejen de discutir —la voz familiar hizo que los dos giraran sus cabezas hacia el recién llegado pero ella se extrañó al ver una presencia de más—. A veces se comportan de una manera infantil esos dos, ¿no crees Shizu-chan?

—No me diga de esa manera, su alteza.

La serena jefa de las sirvientas estaba ahí con las manos unidas sobre su cintura con una postura recta y unos pasos detrás del joven azabache.

Era normal que algunos nobles tuvieran a su lado a un sirviente que los pudiera ayudar en cualquier caso pero Kino no era ese tipo de noble. Aunque tenía una personalidad arrogante a los únicos que mantenía a su lado eran a Yuuri y Rui, había rechazado a diferentes sirvientas y sirvientes que Karlheinz ofreció pero él simplemente se negó y si ese fuera el caso, ¿por qué la jefa de las sirvientas?

Rui se giró a ver a Yuuri y vio una expresión impresionada aunque apenas si lograba notarse ella logró verlo.

La rubia no lograba entender el porque de la situación y simplemente se despidió de ellos tratando de no tomarle importancia demás.

Una vez dentro de la limusina que la llevaría de regreso sacó su libreta analizando los últimos apuntes que había realizado con ayuda de uno que otro libro que había logrado conseguir en el castillo.

Pequeñas historias escritas por humanos que podían ser ciertas o no.

—Los Mukami —murmuró por lo bajo redondeando el apellido en la libreta—, sus probabilidades de ser Adan son muy bajas. Karlheinz les metió ideas en la cabeza haciendoles creer que lograrían llegar a serlo cuando ni él mismo sabía si habia forma de que eso pasará.

La diabólica hermana de YuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora