Lorna y Gina estaban como locas preparando todo nuevamente, la emoción que en un principio las tenía contentas por recibir a la realeza, era reemplazada ahora por estrés y cansancio, dejar todo en las mejores condiciones para Alex no fue fácil y menos sin "la mágica Stella", como rápido la nombraron celosamente, pues llevaba rato desaparecida.
Red por su parte estaba preparando el pago para la reina, constaba de un baúl con 5 mil monedas de oro, cincuenta cajas del mejor vino extranjero, diversas telas preciosas como seda y terciopelo y otros enseres que se necesitaban en el castillo. El cargamento de armas estaba siendo custodiado mientras era guardado en un calabozo bajo la mansión de Red, pues al ser la única mercader que gozaba del privilegio de dicho negocio con el reino Vause, era una gran tentación para traficantes y ladrones, así que solo ella y Frieda tenía acceso a ellas.
Alex aún se encontraba junto a Nick y kubra esperando a ser recibidos, era un día agradable, asi que a ninguno de los tres les incomodaba la espera.
Alex observaba su alrededor, era la casa mas bonita y elegante de toda la isla. Sin embargo, sus pensamientos sólo veían a ese par de ojos azules con los que se había topado. Completamente ensimismada en sus emociones, intentando descifrar que era lo que había pasado y porque estaba tan desconcertada.
Estaba sorprendida y fascinada por la actitud de aquel hermoso ser, tan engreída, tan segura de sí y tan encantadoramente insolente, pero también estaba dolida y molesta, ¿por qué?, Por la falta de respeto ¿a su posición? ¿A su jerarquía tal vez? Nunca la habían insultado como ella lo hizo y sin duda, nadie que gozará del privilegio de sus atenciones los habría despreciado de semejante manera, ¿por qué ella sí? ¿cómo había sido posible? se preguntaba una y otra vez.
Así pasaron unos minutos, dándole vueltas al asunto, hasta que poco a poco se fue dando cuenta de su cómica realidad, era su ego el que hacía berrinche, no el de reina, sino su ego de mujer. Esa bella doncella la había rechazado y despreciado, a pesar de estar segura de que ambas habían sentido lo mismo cuando se vieron a los ojos; la ojiazul no cedió ante su presencia, al contrario, fue ella la que sin darse cuenta cayó redondita en los encantos de aquella rubia.
Alex reía incrédula y divertida para sí misma, había perdido estrepitosamente una linda batalla de la cual ni siquiera fue consiente de enfrentar. Vaya que su orgullo femenino estaba herido y debía hacer algo al respecto. Quería volver a verla, no entendía porque, pero tenía que hacerlo.
Frieda- adelante majestad todo esta listo. Dijo sacándola de sus dulces pensamientos. - la esperan en el Gran salón.
Alex asintió aún con la enorme sonrisa que su recién descubrimiento emocional le había generado, y llamo a Nick y a Kubra para que entrarán también.
Como era costumbre Nick entro primero al salón, pues debía garantizar la seguridad del lugar al que entrara su reina, fuese éste terreno amistoso o no.
Lorna- Bienvenida majestad, dijo con su mejor tono de voz, dirigiéndose a Nick, - es un placer tenerla aquí. Estaba tan ansiosa que no se percató de la metida de pata que estaba realizando.
Nick, quien no pudo evitar reírse por la forma en que la que la estaban confundiendo, recibió un pequeño golpe en la espalda baja por parte de Alex, pues al ir justo detrás de ella había escuchado a la muchacha.
Alex- Gracias por la atención señorita, el placer es mío, respondió dulcemente a Lorna, quien al notar su enorme error empezó a sudar en frio.
Alex- discúlpate... ordenó.
Nick sabía que le hablaba a ella, pues el correctivo recibido, aunque sutil había sido conciso y doloroso.
Nick- ammm... perdone señorita, ha sido grosero de mi parte, no volverá a suceder. Se disculpó tomando y dándole un pequeño beso a la mano de Lorna, quien se sonrojo de sobremanera y comenzó a tartamudear, haciendo reír a todos los presentes.
Frieda- Ruego la disculpe majestad, Lorna es un poco nerviosa.
Alex - Descuide. No pasa nada.
Red regreso a los pocos minutos informando que el pago estaba listo y atendió a Alex de la mejor manera, incluso más que al propio Bill Chapman, pues su aprecio por ella y los Vause era más grande y, a decir verdad, más sincero.
La convivencia estaba siendo amena para Alex, pues además del buen trato, había tenido el gran placer de ver las constantes atenciones que su guardia y mejor amiga recibía por parte de Lorna, quien seguía muy nerviosa y hacia todo torpemente al estar junto a ella, mientras Nick estaba claramente incomoda y tensa al tener que soportar ser el blanco de esa inquieta y distraída muchacha y de las risas de Kubra y su reina a sus costillas. Al principio Red estaba sumamente apenada por la actitud de su trabajadora, pero al notar que Alex estaba más que divertida burlándose discretamente de su acompañante decidió darle el gusto, disfrutando con ello sus gestos cómplices para que no hiciera nada, y de la sencillez y alegría que Alex irradiaba en su casa.