Alex-- ¿Por qué Piper? Sonaba divertida a lo lejos, ¿por qué corres?
Piper—no corro, solo me estoy escondiendo, respondió acelerada y feliz ocultándose tras una gran cortina color vino. Ni siquiera reconocía la habitación, era enorme, cálida, iluminada por las destellantes velas de los candelabros, tenía algunos muebles de madera, una alfombra gruesa que cubría todo el piso y una cama grande de cortinales translúcidos al fondo, la cual, fungía a la vista como protagonista de aquella sofisticada decoración.
Alex--¿a si? ¿Pretendes esconderte de mi? La escuchó decir al entrar a la habitación, con su peculiar voz ronca y su respiración agitada igual que la de ella, incluso podía imaginar su rostro, coqueto y entretenido, el de alguien que sabe está a punto de ganar algo.
El corazón de Piper latía como loco, ansioso por esa adrenalina que te invade cuando te sientes perseguida, acechada por alguien. Quería silenciar su respiración con las manos al saberla cerca, quería detener su temblor, pero le resultaba imposible conseguirlo.
Alex—no puedes huir de mi Pipes… le advertía con tono seductor acercándose al ventanal, era obvio que ahí estaba - ya cerré con llave, no hay a donde ir…
Piper adoraba ese juego de pequeña, esconderse bien por todo el palacio y los alrededores hasta que alguien la encontrará. Siempre buscaba ser la mejor, así que cada que ella lo deseaba era obligación de todos acompañarla en el juego hasta que se cansara o se aburriera; incluso a veces lo hacía tan bien que después de un rato, el rey un tanto preocupado, solía ordenar a su escolta una búsqueda rápida para dar con ella, momento en el cual se sabía ganadora y con alarde daba por terminado el juego presentándose ante todos.
Ahora jugaba con… ¿Alex? ¿Por qué? ¿Dónde estaba? No lo sabía, no tenía idea, pero no importaba…
Alex—Hola Pipes, sonrió triunfante al tiempo que jalaba rápidamente la pesada tela que la cubría – te dije que no puedes escapar de mí…
Piper con la emoción a tope carcajeo nerviosa e intento esquivarla para correr a toda prisa lejos de ella, algo por demás inútil pues Alex en menos de un segundo la tomó de la cintura por detrás y la pegó a su cuerpo.
Alex—¿a donde señorita?, le susurró al oído. – ¿esconderse de una cazadora como yo? De verdad lo creyó posible?
Piper—hasta al mejor cazador se le va la liebre, respondió encantada intentando soltarse de ella, pero mientras más se esforzaba, más aprisionada se sentía.
Alex—no en este caso mi hermosa dama, alardeó inmovilizándola por completo para morderle la nuca a placer, - si la presa ha venido a mi tan voluntariamente no debo desaprovechar la oportunidad.
Piper sintió como un cosquilleo recorrió toda su espina dorsal al recibir esa mordida, generándole al instante un calor abrasador que la invadió como nunca antes. Fue tan placentero, tan delicioso que inmediatamente abandonó toda resistencia y se entregó al agarre de sus brazos.
Piper – es una presa muy afortunada… suspiró.
Alex al oírla comenzó a besar su cuello con lentitud, con pasión, mordiéndola de nuevo como ya estaba siendo su costumbre mientras que con las manos en su cintura la atraía aún más hacia su cuerpo.
Alex—quédate ésta noche conmigo Piper, no te vayas, pedía ansiosa llevándola hacia la cama.
Piper—no quiero irme… confesó al ver el rumbo que estaban tomando dentro de esa habitación.