Polly estaba inquieta, sabía que no debía dejar a Piper sola y menos en ese lugar, desde niñas había solapado sus desplantes y travesuras, pero esta vez era diferente, tenía un mal presentimiento sobre el comportamiento de su princesa y necesitaba saber de qué se trataba. Así que aun en contra de la orden recibida, permaneció cerca de ella para poder cuidarla. Su carruaje no iba muy lejos cuando pidió que regresarán, y así poder seguir a Piper, sin embargo, esto no fue necesario, el carruaje seguía en su lugar y ella se encontraba no muy lejos platicando con una mujer, una que reconoció inmediatamente.No podía creerlo, ¿cómo era posible eso? Si nunca se habían visto, ¿en qué momento Piper se interesó en ella? Muchas preguntas rondaron por su cabeza, hasta que algo inimaginable pasó, Piper la besaba, de una manera inapropiada, de la única forma en que no se debe besar a otra mujer.
Había crecido junto a ella, nunca en sus 23 años mostró atracción por alguien y de pronto estaba ahí, ¿besándola?, y no solo eso sino a la mismísima Alexandra Vause, era tan confuso que la impresión fue muy grande. Trató de tomar las cosas con calma pero sabía que fuera lo que fuera, aquello sería algo muy grave si el rey se enteraba, lo conocía y jamás permitiría ese comportamiento en Piper.
Quiso seguirlas cuando ambas tomaron el carruaje, pero tras ellas vigilaban dos jinetes, seguramente guardias de Alexandra, así que decidió no darse a notar y procuró mejor acudir a madame Reznikov, la única persona que podría ayudarla.
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Piper y Alex estuvieron un rato más contemplando el entrenamiento, Piper preguntaba todo el tiempo por qué hacían tal cosa o como se llamaba cada arma, y Alex le respondía con entusiasmo y detalle cada una de sus preguntas, pues ver a esa ojiazul interesarse y disfrutar algo tan importante para ella la llenaba de total alegría. A pesar de eso, Piper intentaba distraerse lo más posible con todo a su alrededor, para no ver aquellos ojos verdes que tanto sonrojo le causaban, pues el simple recuerdo de lo que sintió al verla entrenar la apenaba de mucho y temía delatarse frente a ella.
Veía como todos aquellos guerreros y vasallos actuaban con soltura y tranquilidad frente a Alex, incluso la mujer de cabello alborotado se atrevía a tutearla sin restricciones cuando se acercaba a preguntar si estaban cómodas o si necesitaban algo, a Alex parecía no importarle, pero para Piper era claramente un comportamiento irrespetuoso e igualado de su parte.
Todo era completamente diferente a lo que vivía en el palacio, sus padres e incluso ella como lo que era, una princesa, era autoritaria con la servidumbre, exigía y cada orden debía ser cumplida a la brevedad. En ese lugar el ambiente era otro, era amable, cálido, todos trabajando en sus labores con confianza, sin temor a fallar o a equivocarse frente a su reina.
Cuando sus padres le contaban la historia de los reinos siempre imagino a los Vause como personas extrañas, feas e incluso violentas, nada más alejado de la realidad, Alexandra era risueña, atenta y bonita, ¡vaya que era bonita! pensaba.
Kubra- milady…dijo acercándose a donde estaban Alex y Piper, - ¿gustaría realizar un tiro con el arco?
Piper- ¿yo? Respondió incrédula volteando a ver a Alex.
Alex- ¿quiere intentarlo?, la vio emocionada.
Piper- oh no… yo no se hacer eso, contesto negando con la cabeza.
Alex- Solo será un tiro, es muy sencillo… vamos dijo levantándose de su lugar.
Piper- pero… y si fallo…no mejor no, dijo aferrándose a su silla.
Alex- eso no importa, solo inténtelo ¿sí?, dijo tomándola de la mano.
Piper caminó insegura junto Alex al centro del jardín y Kubra le brindó un arco pequeño y una flecha. Piper los tomó con timidez sin saber qué hacer, así que Alex se acercó más y le ayudó.