Capítulo 27

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Piper observó completamente inmóvil y con el alma en un hilo como lentamente se cerraba la puerta que tenia frente a sí, y apenas escuchó el sonido de la cerradura sellarse quiso correr hacia ella para lanzarse a sus brazos y no dejarla ir. Sin embargo, no lo hizo, a pesar de los besos recibidos en la torre y del deseo que ya era consciente provocaba en Alex, ella no le pidió en ningún momento poder quedarse, o al menos no como la última ocasión en el carruaje. Alex era sumamente directa, lo sabía bien, y si no le expresó abiertamente sus intenciones con ella esa noche, si no solicitó recibir esa prueba de amor de su parte, era porque no quería que pasara.

Así que solo se quedó ahí, de pie frente a la puerta esperando a que su ojiverde no se hubiese ido, esperando que abriera de nuevo y entrara con toda la intención de no irse de su lado. Para tristeza suya eso no pasó, y conforme avanzaron los minutos, la esperanza de ver esas bellas esmeraldas irrumpir su habitación se fueron apagando poco a poco.

Sonrió con resignación y lo aceptó, Alex venía de un largo viaje y supuso debía estar cansada. Así que con esa idea en la cabeza se fue a la cama sin ánimos de quitarse el vestido, se recostó en ella y cerró los ojos esperando que el sueño la venciera pronto. Pero como bien lo presentía, sólo fue capaz de dar vueltas y vueltas padeciendo internamente. Su cuerpo estaba más despierto que nunca, si cerraba los ojos su mente solo reproducía incesante la bella tortura de sus sueños, y las caricias que Alex le había proporcionado esa misma noche saltaban en su piel como si estas se resistirán a ser ignoradas, como si cada centímetro de su cuerpo mandara señales exigiendo con desesperación sentirse atendido de nuevo.

Le dolía, quería ir con ella, añoraba saber, conocer el amor así, sin embargo, un mar de dudas y temores invadían también su corazón. ¿y si iba a buscarla? ¿y si daba ella el primer paso?, ¿qué pensaría Alex de ella? ¿Sería indecente de su parte ofrecerse así? Por momentos recordaba las palabras que su madre siempre le inculcó “Es deber de una doncella conservar su virtud hasta el matrimonio” y se preguntaba ¿Por qué era tan difícil respetar y llevar a cabo eso ahora? ¿Sería capaz de deshonrar a sus padres de esa forma? De hecho, ni siquiera entendía bien como era entregarse a alguien, una mujer soltera jamás hablaba de esos temas tan bochornosos y delicados, y lo poco que conocía era por las historias de amor y poesía que desde que fue mayor de edad le permitieron leer. Además, en alguna ocasión llegó a escuchar por accidente entre las amistades de su madre que era algo doloroso, entonces, ¿por qué era tan satisfactorio lo que Alex le provocaba? ¿Por qué si se supone que dolía su cuerpo le imploraba hacerlo?

Piper estaba en una verdadera tormenta sin saber si escuchar a la razón, a su corazón o a su cuerpo, pero eran tantas emociones y tantas preguntas, que no resistía más, solo una persona podría responder a todas ellas y se encontraba apenas cruzando el pasillo. Así que se levantó, y con el corazón en la mano salió de la seguridad de su habitación para enfrentarse a lo que fuera y llamar a su puerta.

Piper—¿Alex? Tocó con los nervios de punta.

Piper - ¿mi amor? Repitió ansiosa al no recibir respuesta.

Hizo dos intentos más, pero esa puerta no se abrió. Así que con la ansiedad en las manos se atrevió a tratar de abrirla ella misma, solo para darse cuenta de que estaba bajo llave. Debió dormirse rápido imaginó, así que con agonía se recriminó internamente por no haber actuado de inmediato. Recargó su frente sobre la puerta y cerró los ojos buscando encontrar el valor suficiente para regresar sola a su cama.

Lo que Piper nunca notó, fue la persona que la observaba al final del pasillo, una persona atenta a sus movimientos, que intuía perfectamente su razón de estar ahí.

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El frío licor quemaba sin piedad su garganta mientras recargaba su cabeza en el respaldo de su trono. No solía tomar más de tres o cuatro copas seguidas y mucho menos estando a solas, no obstante, en esta ocasión era más que necesario hacerlo, quería y necesitaba sentir arder su cuerpo más allá de lo que el deseo ya la consumía.

Se estaba conteniendo, estaba privando a su cuerpo de liberarse por completo si era probable que tuviera que dormir sola de nuevo, acababa de dejar a Piper en su habitación y fue por un par de copas más mientras se debatía si regresar a ella o no. La velada había sido perfecta… cena, vino, un hermoso cielo estrellado, y unos besos, que de solo recordarlos le robaban el aliento. Pero todo terminó de manera tan abrupta que no entendió bien que sucedió, y no sabía si era el efecto del alcohol que estaba aclarando ya sus ideas o era la lejanía de su calor la que la hacían divagar, que se cuestionó el por qué en realidad no estaba con ella.

De repente las preguntas invadieron su cabeza y se irguió sobre el cómodo asiento repasando mentalmente lo que acababa de suceder. Le había pedido dejar la torre y regresar, pero no le especificó para qué, ¿de verdad quería descansar ya? ¿Qué tal si quería estar con ella en la privacidad de la alcoba y estúpidamente la dejó ahí? Piper nunca manifestó sentirse agotada en algún momento ahora que lo recordaba, y de hecho ni siquiera le dio las buenas noches al final, ¿entonces? Se recriminó ansiosa. ¿Por qué no le hizo saber lo que sentía? ¿Lo que esperaba que ocurriera esa noche?

Quería respetar su espacio, respetarla a ella, verdad quería hacerlo, pero no negaba que moría por escabullirse en su cama para poder tenerla, para hacerla suya y saciar todo el amor que la carcomía por dentro, y solo de imaginarse ella misma despojándola de sus ropas fue tan tentador, que cerró los ojos con la mandíbula apretada y negó con la cabeza renuente a seguir sin ella, en su mente estaba tomado una decisión y con total autoridad la llevaría a cabo.

Dio un último trago a su copa y salió con paso firme hacia las habitaciones. Tenía que saber, debía saber si esa noche había llegado realmente a su fin.

  Regresó con ímpetu a ese sector del castillo, pero apenas giró en la esquina del pasillo que daba a las alcobas, Alex se quedó estática una fracción de segundos recibiendo un golpe de adrenalina que recorrió cálidamente todo su vientre.

Piper estaba frente a su puerta intentando llamarla, notó que lo hizo un par de veces y al ver que nadie respondía intentó abrirla, eso lleno de gozo su corazón, y su cuerpo ardió violento solo de saberla ahí. Sin percatarse de sus propias acciones, como si una fuerza superior la atrajera hacia ella se fue acercando sin hacer el más mínimo ruido, y para cuando fue consciente de lo que hacía se encontraba ya justo detrás de Piper.

Quedó tan cerca de ella que fue capaz de percibir perfectamente cuando un escalofrío viajó por todo su cuerpo al sentirla a sus espaldas, y tanto disfrutó de esa genuina reacción, que sin pudor alguno invadió por completo su espacio personal y respiró profundamente el aroma de su nuca para reafirmarle que era su presencia la que estaba ahí.

El sistema nervioso de Piper no resistió tenerla así y en contra de su voluntad un temblor arrasador comenzó a poseerla de pies a cabeza. Vibraba con tanta intensidad y fuerza que ni siquiera fue capaz de hablar o darse la vuelta, así que Alex tampoco dijo nada ni se separó medio milímetro de ella, solo permaneció ahí, dándose cuenta que aquel terremoto que causaba estragos en esa joven era el mismo terremoto que gobernaba en su interior.

El silencio inundó el aire que respiraban, pero ambas sabían cuanto sentimiento era el que querían gritar. Piper debía dar una explicación de por qué estaba ahí y Alex la esperaba con desesperación.

Piper—cada noche corro para esconderme de ti Alex… comenzó a explicar con voz entrecortada después de ese eterno silencio, - entro a una gran habitación que no conozco y me oculto tras una cortina. Tu  me sigues y me dices que no tengo escapatoria, sonríe pero pasa saliva para poder continuar – me encuentras y divertida corro de nuevo para huir pero… de detienes fácilmente de la cintura y me abrazas emocionada y…después…

Alex intuyó de que va toda su explicación y con sumo placer cierra los ojos para entregarse a sus palabras y viajar con ella hasta esa habitación.

Piper—me besas… me dominas…y… y me llevas a la cama. Piper ya respiraba forzadamente al decir esa parte, estaba confesando sus sueños, lo más íntimo de ella, – besas mi cuello y te acuestas sobre mí y… yo no sé… yo no entiendo pero… respondo a ti, y hace mucho calor, me asfixia y… en lo único que pienso es… en quitarme la ropa y que continúes pero… entonces… despierto y yo…. Solo quisiera seguir soñando…

Alex abrió los ojos respirando con dificultad, completamente absorta ante aquella confesión, su corazón latía con total descontrol y su cuerpo ardía de solo imaginarla cada noche despertando así y ella sin estar a su lado. Era demasiado, sus palabras, su cercanía, su olor, todo tan seductor y tan a su alcance que sin resistirse más quitó el seguro de la puerta y la abrió ligeramente.

Alex—detenme Piper, le balbuceo con desesperación mientras unía su frente a su cabeza y evita tocarla a toda costa. – Dime que no estás lista, que no lo quieres, dime que quieres esperar un poco más y volveré a cerrar esta puerta. Alex temblaba mientras sus labios entre abiertos buscaban conseguir el aire suficiente para su pulmones. - Dímelo Pipes y sabré esperarte, te concedo ese poder sobre mí, aquí, en este instante, esta noche. Detenme justo ahora por que si no lo haces Piper, si no lo haces te juro que no me detendré, no lograré hacerlo. Te amo y me muero por ti, te deseo, me excitas y si entras, si entramos y me dejas besarte y tocarte voy a continuar y voy a buscar llegar hasta el final, esta noche y todas las demás Piper, voy terminar cada vez y no querré detenerme jamás.

Las palabras de Alex calaron en lo más profundo de ella, encendiendo su cuerpo como nunca antes, su sangre quemaba y el calor que recordaba de su sueño no se comparaba en nada en como se sentía arder ahora. Estaba dicho, Alex expresó lo que ella no conseguía decir y solo hacia falta una respuesta de su parte.

Piper- no lo hagas, posó su mano sobre la que Alex tenía en el picaporte y abrió la puerta completamente, - no te detengas, y déjame conocer ese final. Se giró poco a poco y la miró con decisión directo a los ojos – déjame conocerlo junto a ti Alex… quiero saberlo solo contigo...

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