Capítulo 22

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Cualquier rastro de la valentía que Piper había demostrado con sus respuestas, desapareció completamente  en un instante por el sonrojo que esa petición le generó. Pues aunque todo había iniciado como un inocente y divertido juego, ninguna de las dos fue consciente del peligroso y tentador terreno al que éste las llevaría. 

De un momento a otro todo se volvió provocador entre ambas y su tensión sexual creció desproporcionadamente en ese pequeño espacio del carruaje. Ni Alex entendió bien como es que habían llegado hasta ese punto, pero ya no podía dar vuelta atrás, expresó sus ganas de estar con ella  y ahora moría por que le dieran una respuesta afirmativa.

Alex – regresemos  y continúa con esto Piper, repitió al tiempo que la besaba con más desesperación que nunca, dejando besos húmedos en sus labios,  mordiéndolos y lamiéndolos a voluntad mientras la tomaba con posesión de la cintura.

Piper--¿regresar? Alcanzó a preguntar entre ese inesperado ataque de pasión.

Alex— si!, pronunció de nuevo con esa voz ronca, con ese ronroneo excitado  - juguemos… provócame más… rétame como tu quieras…

Sin quererlo Piper despertó en la ojiverde una necesidad enloquecedora de consumar su amor y hacerla suya  en todos los sentidos. No sabia aún hasta donde podía llegar con ella,   pero a sí fueran esos juegos atrevidos o unas caricias seductoras, quería tener la oportunidad de descubrirlo esa noche.

Piper estaba siendo víctima de la más encantadora tortura en ese carruaje, debatiéndose entre hacer algo para mantener la compostura y salvaguardar su honra o ceder ante sus instintos y los deseos de ella.

Ni siquiera le estaba dando la oportunidad de pensar las cosas, la besaba tan exquisitamente y la tenía tan arrinconada que no era capaz de formular una respuesta con claridad. Estaba abandonando su buen juicio a pasos agigantados, descartando por completo un “no” y preparándose emocionalmente para un “si”. ¿Cómo podía negarse a ella? ¿Por qué resistirse a lo que tarde o temprano sucedería y que de hecho también deseaba  que ocurriera?

Alex dirigió los labios a su cuello y comenzó a darle mordidas seductoras, su piel era tan cálida y suave, y el momento tan perfecto que de verdad ya no quería dejarla ir.

Alex— dime que si mi amor, suplicó con todo el anhelo de su corazón. – concédeme el placer de esta noche y te juro que yo misma te llevaré con tu familia para responder por ti.

Como balde de agua fría esas palabras cayeron por completo sobre Piper, regresándola a la realidad y haciéndola consciente de lo que estaba a punto de hacer y lo peligroso que sería  flaquear de esa manera. Obviamente no podía permitir eso, no podía arriesgarse ni un poco, así que con total frustración escondió todas sus ganas de quedarse y entregarse a ella.

Piper—no Alex, mencionó como pudo.

Alex-- ¿qué? ¿Por qué? Preguntó agitada sin entender, estaba respondiendo tan hermoso a sus caricias y a sus besos que en realidad no pensó la fuera a rechazar.

Piper—aún no, jadeó con los labios hinchados y el semblante enrojecido.

Alex sonrió con total satisfacción  y suspiró aún más excitada al observarla así, había fuego en su mirar, lograba identificar el deseo en sus ojos pero por alguna razón le estaba diciendo que no.

Alex— ¿por qué no Pipes? ¿no quieres seguir jugando conmigo? Sus provocaciones previas habían sido alucinantes, placenteras, y se resistía a terminarlas así.

Piper—Alex por favor…  balbuceaba tratando de sonar convincente, pues sabía que si ella insistía no podría resistirse.

Alex—no haré nada que tu no quieras, ignoraba la verdadera razón de su negativa, - pero no te vayas… yo se que no quieres hacerlo.

Piper— lo sé mi amor, pero aún no…. Dijo armándose de valor uniendo su frente a la de ella. – aún no.

Alex cerró los ojos empezando a comprender que en realidad le hablaba enserio, su vientre era una verdadera hoguera ardiendo por completo en su interior y no sería su lucecita la encargada de apaciguarla esa noche.  Tal vez se había precipitado, pensó, tal vez era muy pronto para ella y la había presionando de más.

Piper—no… no te enojes conmigo…, aun sentía los estragos de sus besos.

Alex- ¿quien podría enojarse con tu hermoso rostro de inocencia Pipes? se burló resignada de su propia desgracia,  sabía que comenzaría a morir lentamente en cuanto ella  bajara del carruaje, pero bajo ninguna circunstancia la forzaría a entregarse si no quería. – ¿Qué voy a hacer contigo?

Piper—esperarme.

Alex negó con la cabeza por la respuesta y volvió a besarla,  pero ahora lo hizo despacio, intenso, porque sabía que a pesar de todo, a pesar de necesitarla, la dejaría ir.

Alex— entonces dame algo Piper, le rogó con el corazón en la mano. – Regálame aunque sea una satisfacción… cualquier cosa que calme un poco mi ser.

Piper se puso nerviosa al escucharla, en realidad moría por complacerla de alguna forma pero no tenia idea de como hacerlo o a que se refería exactamente. – ¿Cómo qué?

Alex—lo que tu quieras, lo que creas me pueda complacer.

Piper—¿un listón azul? Preguntó ingenua después de meditarlo por unos segundos.

Alex--¿un listón? Sonrió confundida.

Piper—uno azul en  mi pierna.

Una ráfaga de calor la invadió de pies a cabeza al comprender que hablaba de su ropa interior, de los listones que se ajustaban a su pierna y adornaban los lindos encajes y bordados de sus entalles íntimos. Ya había visto muchos en su vida obviamente, pero la sola idea de tomarlo de su piel en ese momento y bajo esas circunstancias, le causó un gozo desmedido y un gemido involuntario.

Piper—¿es tonto? Bajó la cabeza avergonzada.

Alex—sería perfecto Pipes, confesó sin ocultar la lujuria de sus ojos.

Piper sonrió temblorosa y separó un poco sus piernas bajo el vestido. Alex al ver el gesto dirigió su mano con emoción a lo largo de las telas para lograr  subirlo lentamente. Cuando al fin lo consiguió volteó a verla  para asegurarse de que tenía su consentimiento, la cual solo pasó saliva y asintió ligeramente.

El corazón de Alex estaba por completo desquiciado, nunca imagino que quitar algo tan inocente y simple como un listón le fuera a causar tanto placer, tal vez era el hecho de que fue a ella a la que se le ocurrió obsequiarle eso o el hecho de saber que para Piper sería probablemente el acto más erótico de su vida. No lo sabía en realidad, pero vaya que lo estaba disfrutando.

Aún la tenía completamente arrinconada, así que al levantar un poco el voluminoso vestido sintió enseguida sus botas  y lo que seguramente eran sus medias cortas, quiso levantarlo un poco más para contemplar lo que había debajo pero Piper se lo impidió.

Piper—no veas, susurró. – mírame a mí.

Alex obedeció reconociendo el tono dulce de su voz y se perdió en el profundo mar de sus ojos mientras su mano hacía el osado recorrido bajo ese montón de telas. Ambas tenían la respiración acelerada, una tan cerca de la otra que prácticamente compartían el mismo aire, el mismo espacio y el mismo calor.

Alex avanzó por el pequeño espacio entre sus piernas recorriendo con la yema de sus dedos cada milímetro de su tibia y extremadamente sedosa piel,  la tocaba y la acariciaba con tanto deleite que pudo percibir como poco a poco su piel se erizaba ante su tacto y como ella respondía a sus roces abriendo las piernas cada vez más y mas.

La sensación era perfecta, era tentadora, así que con total atrevimiento posó toda la palma de su mano en la parte interna de uno de sus muslos y le dio un ligero apretón sin ninguna autorización. Por un segundo pensó que eso le costaría el premio y probablemente algo más, sin embargo Piper vibró como nunca ante eso, aferrándose a ella con fuerza y dejando escapar un cálido gemido.

Alex—déjame ver. Pidió aprovechando su reacción.

Piper--no.

Alex sonrió fascinada, pues incluso en ese momento tan especial Piper la limitaba sin piedad alguna.  La suave tela de su ropa interior estaba a la mitad de su pierna, así que al negarle ver a su antojó buscó con paciencia el listón, prolongando con alevosía lo más posible el momento y por lo tanto las caricias en su piel.

Piper—es fácil encontrarlo, dijo al ver que se tardaba a propósito.

Alex— para mi no, contestó con descaro. Así que me tomaré mi tiempo milady.

El carruaje llegó a su destino en ese momento y ninguna de las dos se dio cuenta hasta que se escuchó la voz del cochero deteniendo a los caballos, Alex maldijo como nunca el momento viendo la misma frustración en Piper. Tomó el listón que varios segundos atrás ya había encontrado en el encaje y tiró de él con suavidad, lo enredó entre su dedos y al sacarlo se acarició el rostro con él para después besarlo.

Alex- agradezco la prenda señorita, le mordió el labio inferior y acomodó el vestido con sumo placer – ansío pronto obtener la colección.

Piper sonrió cohibida al ver lo que hizo con el listón y se sintió orgullosa por ver la satisfacción en su mirada, Alex  bajó del carruaje y esperó hasta que ella saliera, pues sabía el rubor que sus palabras debieron causarle y no quiso darle la oportunidad de ganarle esta vez.

Red- majestad, señorita, se refirió a ambas cuando las vio llegar  - pensé que llegarían más tarde.

Alex—mi hermosa dama debe descansar bien para su viaje de mañana, así que consideré prudente traerla a esta hora.

Red- entiendo, contestó risueña, - espero que estos días hayan sido satisfactorios para usted.

Alex—los mejores de mi vida Madame, se giró hacia Piper y besó su mano guiñándole un ojo con complicidad.

Piper—¿vendrás al amanecer a despedirme? Preguntó ilusionada.

Alex—no me lo perdería por nada mi amor, mañana estaré aquí a primera hora.


Alex se retiro rápidamente después de dejarla en la seguridad de esa residencia para poder lidiar  a solas con lo ocurrido.  Jamás le habían dicho que no en la vida y mucho menos en el ámbito sexual. Su cuerpo aún ardía en deseo y quería llegar pronto a casa para tomar un baño que la calmara un poco.
Por un segundo consideró buscar a cualquier otra mujer con quien saciar sus ganas y aliviar el dolor, pero la sola idea de estar con alguien más que no fuera Piper le produjo un desagrado total y una sensación de  vergüenza propia que jamás había experimentado, era como traicionar a su lucecita, como manchar su imagen y eso resultó inadmisible para su corazón.  Así que ató el lindo listón a su propia ropa interior sin saber si reír o llorar,  su dama la había dejado en la peor de las condiciones y solo encontró una solución, agua fría… bastante fría.

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Hola mis  hermosas lectoras 😂

Les dejo este capítulo, espero que les guste 😋. Gracias por su paciencia y apoyo.

Besitos 😘 😘 😘 😘 😘, si les gustó no olviden dejar sus estrellitas ✨

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