Me han contado que en las calles de Barcelona, se pasean unos tacones negros con una minifalda vaquera y unos labios gruesos de color rojo. Nunca dirige la mirada a nadie, pero cuando lo hace, provoca escalofríos por toda tu columna, y si te guiña el ojo, es como un disparo directo al corazón. Sus labios gruesos y rojos, han dejado huellas allá donde iba, y cuentan que hubo una vez, que una copa de vino fue manchada por esos labios, y que aún sigue allí, junto a la caja de servilletas, en la mesa 12, para dos personas. Nunca hubo esa segunda persona. Solo besaba al helado de menta con chispitas de chocolate, el cual hacían que sus labios saboreasen a este, aunque nunca tuve el privilegio de rozar mis labios con los suyos. Que si te besaba en la mejilla y luego te sonreía, tendrías que prepararte para una noche de insomnio acariciando tu mejilla mientras compartías miradas con el techo. La minifalda era ajustada, y sus curvas estaban marcadas con tanta sencillez y excitación, que daban ganas de arrancársela para poder acariciar su piel bajo esta, y poder arrodillarse ante ella para llevarla a las nubes, donde los horizontes se dividen en dos. Sus tacones traqueteaban sobre el cemento de la calle de la Marina, y había un momento en el que el cruce se dividía entre la izquierda o la derecha, pero ella decidió que seguir recto sería la solución, la solución de encontrar ese guíño que hiciera parar su corazón de un disparo.
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Palabras
Novela JuvenilHistorias. Historias complejas a lo que yo he vivido, pero puede que tu hayas sufrido, valorado o odiado. Palabras. Palabras que me salen como un suspiro, y que decido compartir contigo, con tu alma rota, completa o sola. Agarra un café, buena músic...