De tanto soñar, se me olvidó aprender

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Siempre he sido de las tontas que creen en la magia,

en la bondad de los extraños,

las cicatrices de los malos,

los besos con vodka en mano,

sacar fotos sin venir a cuento,

carcajadas sin motivos

y batallas con premio a cambio.

Que ingenua mi alma

al pensar que tus brazos

serían mi cobijo

y mi recompensa tras guerras perdidas.

Son las 8 de la mañana,

y mis ojeras me recuerdan

que aún busco esa poesía,

en la que pueda se la musa de un verso

causado por un suspiro.

Quiero ser esa musa.

La musa.

Tu musa.

La causante de los tachones

sobre una hoja en blanco,

por no encontrar las palabras adecuadas

para definir mis piernas,

que te causan vértigo

y ganas de volar.

La causante de tus borracheras

y no al revés.

La causante de tu insomnio

y los 3 cigarros de cada martes.

La inspiradora de tu guitarra

y tus dedos acariciando las notas.

Quiero ser el oro en tu sonrisa,

la plata en tu mirada,

el bronce en tus malas jugadas.

Sueño con ser,

ser

tus labios

y ser mordida

y cicatrizada.

Quiero ser el hueco en tu cama,

tu atrapa sueños,

tus lagrimas,

tu libro favorito,

tu doble café por la mañana,

las lineas de tus manos,

las huellas de mis uñas en tu espalda,

el perfume de tu pecho,

el sudor en tu piel,

tu silencio tras gemidos de placer,

tu más bonita carcajada,

tu todo.

Simplemente déjame ser tu todo.

PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora