Rompiendo las teorías

109 3 2
                                    

Ayer conocí un chico, uno alto, moreno y con una sonrisa hipnotizadora. Me derretí en sus ojos azules y la forma en que sus labios pronunciaban cada palabra con lentitud. Su pelo castaño peinado hacia atrás dándole ese toque de “chico malo”, aunque a mi me parecía más adorable que no “malo”. Yo no decía nada, solo escuchaba sus teorías sobre la vida, y porque las olas se chocan contra las rocas, el mar revoltoso acompañaba ese hoyuelo ligeramente marcado en su mejilla izquierda. Sus pestañas se balanceaban, y me fijé que en vez de pestañear 1 vez, lo hacía dos veces seguidas. También me gustó que se colocara el cigarro en la boca, y no lo encendiera, y que dijera que lo vio en una peli y que le gustó la metáfora. Le dije que yo también la vi, pero no le conté que lloré a mares por vergüenza a lo que me diría. Después de hablar sobre las escenas, los actores y el desarrollo de la historia, llegué a una leve conclusión, y dije:

“Las mejores historias de amor, son las que destrozan primero”.

“Entonces cambiemos esa teoría juntos”.

PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora