CAPITULO 19 MIEDOS

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"¡Buenos días, princesa!"

"¡Buenos días!"

Albert se inclinó y besó la frente de Candy antes de tomar a Alex entre sus brazos.

"¿Y cómo amaneció el principito hoy?" – preguntó jovialmente.

"¡Maravillosamente! ¿No lo ves?"

Alex parecía sonreírle a Albert y estiraba sus manitas hacia la cabeza del hombre.

"¿Qué hace?"

"Creo que quiere halarte los cabellos. Siempre está enredando sus manitas en el mío" – dijo sonriendo.

"¿Me estás confundiendo con mamita?" – preguntó Albert sacudiendo su larga cabellera sobre el rostro del bebé.

Alex logró tomar un puñado de cabello en su puño y haló hacia él, un quejido escapando de los labios del rubio.

"¡Que fuerza tiene este niño!" – se quejó mientras Candy desenredaba las manos de Alex.

"Es un niño muy saludable" – sonrió ella.

"Como su padre" – al darse cuenta de sus palabras, Albert miró a Candy con gesto de culpabilidad – "Me refería a mí, princesa."

"¿A ti?"

"Podría pasar por nuestro hijo ¿no crees? Sus ojos son azules como el mío y ambos somos de tez clara."

"¿Y cómo explicaremos el cabello oscuro?"

"Más podría parecer hijo mío" – interrumpió Stear, entrando al comedor – "¿No creen?"

Albert y Candy se miraron. Inconscientemente, Stear arrugó la frente. No le agradaba para nada la familiaridad que se había desarrollado entre Candy y su tutor.

"¿Cómo estás, Candy?" – Se inclinó a besar su mejilla – "¿Te dejó dormir, Alex?"

"Dormí como una reina" – dijo tomando al bebé entre sus brazos – "se portó como un ángel."

"Te ves como tal" – dijo Stear galantemente.

"¿Tan temprano y tan meloso?"

Los tres se volvieron hacia Archibald que estaba recostado en el marco de la puerta bebiendo café.

"Buenos días, Archi. ¿Por qué no pasas y nos acompañas como el caballero que eres?" – le recriminó Stear.

"Tengo una resaca ¡tremenda!" – se quejó acercándose a ellos.

"Llegaste bastante tarde" – le dijo Albert – "¿Mucha fiesta?"

"Cuando me comprometí con Annie no tenía ni la menor idea que le gustaba tanto la vida social" – contestó depositando la taza sobre la mesa – "¿Lo sabías tú, Candy?"

"Annie ha cambiado mucho desde que te conoció, Archi" – le recriminó ella.

"¿Me estás acusando de algo, querida?" – alzó una ceja, intrigado.

El joven se inclinó junto a Candy para tomar a Alex entre sus brazos.

"Hueles a cigarro…y a whisky" – dijo ella arrugando la nariz.

"Llegué demasiado tarde como para ducharme"- contestó alzando a Alex- "Mejor será que se acostumbre. Seguro que su padre huele así" – repuso sin pensar.

"¡Archibald!" – exclamó Stear molesto.

"Lo siento pero sólo digo la verdad" – dijo devolviendo a Alex a su madre.

"Me imagino que irás a la oficina" – dijo Albert con seriedad.

"Jamás he faltado…sólo llegaré un poco más tarde."

Corazones en juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora