CAPITULO 39 UNA PROMESA QUE CUMPLIR

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"Terry ¿ya estás listo?" – preguntó Candy entrando a la habitación.

"¿Para qué?"

El hombre se recostó en el marco de la puerta del baño para mirar a su esposa. La mirada verde recorrió el atlético cuerpo de su esposo: los hombros anchos, el pecho fuerte, el abdomen plano, la cintura angosta y las largas piernas.

"Lástima que lleves la toalla" – murmuró ella con el descaro de una mujer enamorada.

"Eso lo puedo resolver muy fácilmente" – dijo llevándose la mano hacia la cintura.

"¡No hagas eso!" – le pidió corriendo hacia él.

"¿Por qué no?" – sonrió de medio lado.

"Porque nuestros invitados están a punto de llegar y tú aún no te has vestido."

"Son tus invitados…y ahora que lo pienso, ellos podrían esperar un rato mientras…"

Los brazos del actor atrajeron a su esposa hacia su pecho y sin soltarla avanzó con ella hasta la cama. Candy sintió el colchón tras sus rodillas y lo miró.

"No te atrevas."

"¿Ah, no?"

La cama les dio la bienvenida con un leve crujir.

"¡Terrence Grandchester! ¡Me vas a arrugar todo el vestido!" – se quejó ella.

"Tienes otros en el armario" –dijo halando la toalla y arrojándola sobre sus cabezas.

"¡Terry!" – exclamó ella al sentir los labios del actor sobre su cuello.

"¿Te he dicho lo dulce que hueles?"

"¡Muchas veces!" – Dijo intentando apartarlo – "y este no es el momento."

"Dame un poquito de tu amor."

La mano masculina se deslizó bajo la falda, muy suavemente para acariciar la aterciopelada piel de Candy. Ella dejó escapar un suspiro al sentir la caricia de Terry ascender de sus rodillas hacia sus muslos.

"¿Te gusta?" –preguntó mirando sus ojos.

"¡Me encanta!" – Dijo antes de besar los labios de él – "pero este no es el momento."

Candy le dio un empellón que lo dejó acostado de espaldas sobre la cama. Ella se incorporó de un salto y corrió hacia el armario para sacar un traje de cena para él.

"No eres nada simpática, querida" –dijo apoyándose sobre el codo para mirarla.

"¡Oh, vamos Terry!"

"No sé porque estás tan nerviosa."

"Hace mucho que no veo a Archi."

"Cualquiera diría que estás por ver a tu novio" – dijo recostándose nuevamente mientras usaba los brazos como almohada.

"Terrence ¿estás celoso?"

"¿Celoso, yo?" – Dijo sin mirarla – "Jamás de ese presumido."

Ella se rió y se dejó caer sobre él.

"Pensé que arrugarías tu traje" – dijo ofendido, mirando hacia el techo.

"No estés celosito, mi amor. Bien sabes que es sólo a ti al que quiero"."– dijo depositando besos cortos sobre su pecho.

"No estoy celoso."

"Lo parece" – dijo halando su brazo para ayudarlo a incorporar.

Terry se sentó en la orilla de la cama de mala gana y Candy le puso la camisa sobre los hombros. Él empezó a deslizar los brazos dentro de las mangas y ella pensó fugazmente que Alexander se parecía a su padre demasiado, el chiquilín se comportaba de igual manera cuando no quería que lo vistieran.

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