Stear se recostó en el asiento del auto que los llevaba a la mansión y dejó escapar un suspiro. Llevaba varios días sin dormir, los mismos que llevaba Candy desaparecida.
"¿Qué rayos te sucede, primito?" – Preguntó Neil burlón – "¿Es qué algo te atormenta?"
"No estoy de humor para soportar tus comentarios, Neil" - le advirtió Stear cerrando los ojos – "así que no me provoques."
La falta de noticias sobre Candy lo tenía desesperado, tanto que había intentado escapar del colegio para llamar a Tía Elroy. Desafortunadamente, los sacerdotes lo habían atrapado al intentar saltar la barda y lo enviaron al cuarto de meditación por tres días.
"Espera a que la tía se entere de que te enviaron al cuarto de meditación" – intervino Elisa con malicia.
"¡Que mala influencia ha sido Candy para ustedes!" – agregó Neil.
"¡Cállate o te callaré!" – agregó Archi, el del carácter más volátil.
"¡Que comportamiento tan ordinario, Archi!" – dijo Elisa.
"Si no te callas, yo seré él que te calle" – dijo Stear – "Y deja de hablar mal de Candy."
"Pero si es una golfa…"
"¡Te lo advertí!"
Stear estaba a punto de abalanzarse sobre Neil cuando el auto se detuvo. No esperaron a que el chofer les abriera la puerta y los hermanos Cornwall literalmente pasaron encima de los Leagan para correr hacia la casa.
"¿Dónde está la tía?" – preguntó Stear al mayordomo.
"Bienvenido señor Alister, señor Archibald" – los saludó.
"¿Dónde está la tía?" – repitió.
"La señora salió desde muy temprano. Tenía compromisos previos antes de la fiesta."
"¡No puede ser!" – exclamó Stear enojado.
"¿Y Tío William?" – Preguntó Archi lleno de esperanza – "¿Estará presente en la fiesta?"
"No, señor Archibald" – dijo negando con la cabeza – "Ha enviado..."
"¿A George?" – interrumpió Stear.
"No, señor. George tampoco estará presente."
Cabizbajos, los dos hermanos subieron las escaleras hacia sus habitaciones mientras los Leagan los miraban con sonrisas dibujadas en el rostro.
"¿Qué crees que pasó con la huérfana?" – preguntó Neil a su hermana.
"Estoy seguro que la regresaron al orfanato de donde nunca debió salir."
"¿Tú crees?"
"¡Por supuesto! Tía Elroy jamás le perdonará el revuelo que causó en el colegio."
"¡Que guardadito se lo tenía!" – Dijo Neil pensativo – "Mira que ser amante de Grandchester."
"Siempre supe que era una golfa" – dijo apartando su cabello del hombro – "¿Cómo más crees que convenció a Anthony para que le pidiera al tío adoptarla?"
Una columna de limusinas se formaba a lo largo de la calle. La mansión Andrey estaba iluminada y decorada para festejar a Emilia Elroy. Los parientes habían venido de todo Londres, de Gales e inclusive de Escocia; ninguno quería faltar al festejo de la matriarca de la familia.
Los invitados eran conducidos hacia el salón de baile que estaba exquisitamente decorado con flores y objetos de plata. Las joyas de las damas resplandecían con fulgor, los caballeros vestían trajes confeccionados por los mejores sastres de la ciudad e incluso la servidumbre vestía su uniforme de gala. Los regalos formaban una pequeña pirámide en una esquina del salón, cada uno más grande y espectacular que el otro, el nombre del dador visible para todos.
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Corazones en juego
Fiksi PenggemarEsta historia no es mia es de la autora MS Grandchester A mi en lo personal me fascino.