CAPITULO 34 EXCLAVO Y AMO

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Instintivamente ella le ofreció los labios a Terry. Él no dudó en tomarlos y la besó desesperadamente, robándole el aliento. La boca de Candy no era suficiente para satisfacerlo y sus manos se posaron sobre ella para apartar la tela que frustraba sus intentos de tenerla completamente a su merced. Ella llevó las manos hacia el negligé para ayudarlo pero él las apartó con delicadeza.

Poseerla era su privilegio y él quería disfrutar cada momento del encuentro sensual. La mujer comprendió que su esposo necesitaba sentirse en total control y permaneció quieta mientras él se las arreglaba para desnudarla. Por fin, el cálido aliento de Terry sobre su pecho le dejó saber que él había logrado su propósito y cerró los ojos para disfrutar de su caricia.

"Te amo, Candy" - susurró.

"Ámame" - murmuró ella abrazándolo, aferrándose a él.

"¿No es eso lo que hago?" - dijo juguetonamente.

"Dame más."

La voz ronca de Candy llamó su atención y la miró para encontrarse con una mujer muy apasionada. Ella lo observaba con los labios rojos y entreabiertos.

"Ven a mí."

El hombre sonrió en su interior al recordar lo bien que ella respondía a él, lo bien que se amoldaban sus cuerpos. La figura masculina cubrió la femenina. Las manos de Candy volaron hacia su nuca para acercarlo más y poder besarlo con todo el ardor que estaba sintiendo en su alma. Necesitaba de él.

"Te amo"- murmuró ella.

Terry la escuchó respirar agitadamente mientras soltaba los botones de su camisa. El bajó el rostro para observarla y notó el ligero temblor de sus dedos. Tomó una mano entre la suya y la llevó a sus labios. Candy lo miró con curiosidad.

"¿Estás bien?" - preguntó lleno de consideración.

"Si...pero estaré mejor cuando pueda tocarte" - murmuró ella contra su oreja, inflamando su deseo aún más.

Las palabras tuvieron el efecto deseado: el cuerpo de Terrence se estremeció sobre el suyo. Candy sonrió triunfante al halar la camisa fuera del pantalón y deslizarla por sus hombros, brazos y antebrazos, acariciando su piel mientras lo desvestía. La camisa, por fin, cayó sobre la cama y él se recostó contra su pecho, la suavidad amoldándose a la planicie masculina. Los dos dejaron escapar un gemido al sentir sus pieles hacer contacto.

Candy sintió que todo el aire se escapaba de sus pulmones mientras Terrence la estrechaba contra su cuerpo. Los brazos de Terry parecían tenazas ardientes que quemaban su piel y no la dejaban apartarse ni un milímetro. Ella dejó escapar un gemido al sentir la succión de los labios de Terry sobre su piel.

"Mía"- dijo entre dientes - "sólo yo puedo hacer eso."

"Sólo tú"- respondió ella embriagada en las caricias que sus manos dejaban por su cuerpo.

"Te amo... ¡oh cielos!... ¡cuánto te necesito!" - murmuro él.

"Y cuanto te necesito yo" - pensó Candy sin atreverse a decirlo.

Lo necesitaba. Su encuentro estaba reavivando sensaciones que creía olvidadas y se preguntó como hubiera podido entregarse a otro hombre. Era imposible. Terrence era el único hombre que quería.

"Eres perfecta"- dijo casi sin aliento.

Una vez más pudo admirar las curvas de su esposa, que no eran las mismas de la jovencita con quien se había casado. El embarazo había terminado de armonizar el cuerpo de Candy. La boca de Candy cayó sobre la de Terrence en un beso entreabierto. Terry rodeó su nuca con una mano para besarla con ímpetu mientras ella lo desvestía. Las manos de Terrence acariciaron la espalda de Candy y él pudo sentir la transpiración de su piel. Pequeños jadeos se escapan de su boca y ella lo miraba llena de expectativa al sentirlo tan cerca.

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