CAPITULO 32 FELIZ CUMPLEAŃOS

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La luna no terminaba de ocultarse cuando Candy despertó y sin ponerse la bata, caminó descalza se dirigió hacia el ventanal que daba a la calle. Corrió la cortina de pesada seda para mirar a través de la cortina de velo y esperar el amanecer. El cielo empezó a colorearse de tonos dorados y los pajaritos canturrearon al nuevo día.

Un leve crujido hizo que Candy se pusiera en alerta. Sabía que era Terrence entrando por la puerta de comunicación pero no se volvió. Casi enseguida sintió los brazos de Terrence rodear su cintura, por detrás, para atraerla hacia su pecho. Los labios del actor cayeron sobre su mejilla antes de susurrar a su oído.

"¿Qué haces despierta tan temprano, mi amor?"

"Quería ver el amanecer."

"¿Podemos verlo juntos?"

Ella levantó un brazo para llevar su mano hacia su nuca y la acarició como respuesta. Terrence besó su mejilla.

"Feliz cumpleaños, mi amor."

"Gracias, Terry" – dijo mientras enredaba sus dedos en la sedosa cabellera de su esposo.

"¿Me permite darle un beso de buenos días, señora Grandchester?"

Sin darle tiempo a responder, la volvió hacia si entre sus brazos. Candy llevó las manos hacia las mejillas masculinas y lo miró a los ojos. Terrence le sonrió y frotó su nariz contra la de ella.

"Pensé que me iba a dar un beso, señor Grandchester."

Suavemente posó sus labios sobre los de Candy haciendo delicada presión sobre ellos antes de tomar su labio inferior entre sus dientes. Ella abrió los ojos al sentir que él lo halaba suavemente. Terrence le dio un guiño antes de tomarlo entre sus labios para saborearlo y volver a soltarlo.

Bastaba un sencillo beso para que Candy sintiera su corazón latir a mil y querer más de él. Instintivamente, se acercó más y más a él buscando su calor mientras entreabría sus labios para ofrecerle su miel.

Terry sonrió interiormente al sentir las manos de su esposa asir sus hombros con relativa fuerza para besarlo apasionadamente. Las manos del hombre se deslizaron con cautela hacia el final de su espalda para acariciarla. Instintivamente, ella se apegó a él. Las manos de Candy descendieron hacia el nudo de la bata de Terrence y la desató. La bata cayó al suelo revelando el torso desnudo del actor. Las manos femeninas exploraron el pecho musculoso antes de dirigirse hacia su abdomen y jugar con la pretina del pantalón. El hombre caviló entre desnudarla y tomarla ahí mismo o correr a darse una ducha fría. Hacía casi dos meses desde aquel paseo bajo la luna en la que prometió recuperar su confianza y desde que se había prometido a sí mismo no tomarla hasta que ella confiara plenamente en él.

"Te amo…"- murmuró ella agitada, las mejillas sonrosadas.

"Y yo te amo a ti."

"Entonces…"

"Entonces… ¿qué?" – preguntó mientras el corazón latía locamente dentro de su pecho.

"Hazme tuya…"- dijo ella depositando besos en su torso.

"Candy…"

"Es mi cumpleaños" – dijo sonriendo con picardía.

Terrence soltó una carcajada y tomándola de la mano, corrió hacia la cama. Los dos saltaron como dos chiquillos y cayeron sobre el colchón. Candy presionó su cuerpo contra el de su esposo, disfrutando del contraste de lo suave y lo fuerte.

"Oh, Candy"- dijo sin aliento.

Sus manos vagaron por su contorno mientras su boca bajaba hacia su cuello, dejando pequeños besos sobre la piel. Los dedos masculinos llegaron a la pechera de encaje de la bata y apartaron el material para descubrir a su amada. Un grito le llegó desde lejos y Candy abrió los ojos para ver a Alex parado en la cuna, sujetándose de los barrotes. Llamó suavemente a Terrence pero él no la escuchó; lo alejó con ligera brusquedad.

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