CAPITULO 27 CONFIAR EN TY

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La mirada de Candy se posó fijamente en la de su esposo.

"¿Qué dices?" - preguntó Candy, incrédula.

"Que te amo" - contestó con simpleza- "con toda mi alma."

"Tú no tienes alma" - dijo Candy mientras intentaba apartarlo.

"Escucha..."- Terry la aprisionó en sus brazos - "Debes creerme."

"¡Suéltame! ¡No sé a qué juegas pero...!"

La palma del actor cubrió la boca de la rubia y la miró a los ojos.

"Vas a despertar a Alex" - susurró.

"Suéltame" - apartó su mano con brusquedad - "¿a qué juegas?"

"¿Jugar?" - Levantó una ceja - "No estamos jugando...al menos que no recuerde."

Los ojos del actor recorrieron la habitación hasta detenerse sobre una mesa y apuntó con el dedo índice su descubrimiento.

"Hay un juego de ajedrez sobre la mesa, si quieres jugar."

"No hables tonterías" - dijo exasperada.

"¿Tonterías?" - El actor alzó la ceja - "Pero si tu querías jugar."

"Cállate ya."

Exasperada, Candy cerró los ojos.

"Me ama...dice que me ama..." - se repitió la rubia.

Terrence escudriñó el rostro de Candy con una sonrisa en los labios mientras Candy intentaba olvidarse de la cercanía de Terry, de su cálido cuerpo sobre ella.

Sintió los dedos de Terrence tomar su barbilla y mover su rostro con poca delicadeza de lado a lado.

"¿Te...estás durmiendo? ¿Candy?"

La rubia abrió los ojos y lo miró rabiosa.

"Podrías ser más gentil... ¿no crees?"

"Pensé que te dormías y no quiero que te duermas."

"Es hora de dormir, Terrence."

"¿Puedo dormir contigo?"

"Estás ebrio."

"Ebrio, no. Mareado...tal vez" - sonrió Terry.

"No sabes lo que dices."

"¿Eso crees?" - Soltó una carcajada - "Yo sé lo que digo."

"¿Qué me amas?" - le refutó Candy.

"¿Por qué no me crees?" - se quejó.

"Porque me abandonaste en Londres."

"No te abandoné" - parpadeó sin entender - "Sólo te dejé guardadita."

"¿Guardadita?" - ella lo miró extrañada.

Terrence recostó la cabeza en el pecho de Candy.

"Escucho tu corazón latir, pecosa."

"¿Por qué me dejaste?"

"No te dejé."

"Me dejaste en Londres con tu padre."

"Tuve...que hacerlo...Era lo mejor."

"¿Para quién? ¿Para ti?"

"No...para ti" - el actor inhaló profundamente - "Hueles a rosas."

"¿Para mí? ¿Creíste que dejarme sería lo mejor?"

"Sí."

"¡Mentiroso! Me dejaste porque un actor no podía tener una esposa; me lo dijiste muy claramente esa noche en Nueva York."

Corazones en juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora