CAPITULO 24 DILEMAS

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Tía Elroy y los Leagan habían arribado a Lakewood para la boda de Candy; si bien los hermanos no habían sido invitados habían convencido a la anciana que se preocupaban que ella viajara sola. Conmovida, Tía Elroy aceptó que vinieran con ella pero les indicó que deberían comportarse de lo mejor. Stear prácticamente les había cerrado la puerta en la cara pero a insistencias de Candy, les dio la bienvenida, entre dientes. Los Leagan sabían que eran observados con disgusto pero por nada del mundo iban a perderse el "chisme", en particular después de ver los moretones de los Cornwall; Elisa y Neil prácticamente habían saltado de gusto al verlos. Por su lado, la anciana casi se había desmayado al enterarse de lo sucedido la noche.

"Dime que no es verdad" - suplicó Candy a borde de las lágrimas.

"¿Realmente puede quitarle a Alex?" - preguntó Annie.

"Estuve hablando con mis abogados y puede hacerlo" - confirmó Albert.

"¿Cómo es posible? Terrence me abandonó...me dejó en Londres, me echó de su lado en Nueva York...me pidió el divorcio."

"Técnicamente no te abandonó, Candy. Te dejó con su padre, en su casa de Londres."

"¡Me abandonó!"

"Terrence puede alegar que te dejó bajo el cuidado de su padre mientras él venía a América y que tú te escapaste con otro hombre."

"¡Con mi primo!"

"Con quien te vas a casar" - le recordó.

"Pero yo venía a buscarlo a él."

"¡Pobre huerfanita!" - Se burló Elisa - "Siempre tomando decisiones equivocadas."

"¿Estamos hablando de infidelidad?" - se burló Neil.

"¡Cállate imbécil!" - gritó Stear.

"Neil tiene razón" - dio Albert - "Terrence, puede alegar que le fuiste infiel al huir con Stear y en ese caso perderías la custodia de Alex definitivamente."

Candy dejó escapar un sollozo. Archi movió la cabeza llena de frustración mientras Annie intentaba consolar a su amiga. Los Leagan intercambiaban sonrisas.

Tía Elroy se cubría la boca un pañuelo como acostumbraba a hacer cuando estaba nerviosa.

"Tendrás que entregarle al niño" - dijo Elisa.

"Nadie te pidió una opinión" - le espetó Archi.

"¡Jamás le entregaré a mi hijo! ¡Nunca!"

"Candy y yo nos casaremos e iremos a vivir a Nueva York."

Albert miró a Stear y negó con la cabeza. La pareja intercambió miradas antes de buscar una respuesta en él.

"¿Qué sucede, Albert?"

"No podrás casarte con Candy, Stear."

"¿Por qué?"

"Candy no está divorciada de Terrence."

"¡¿Qué?!" - el grito fue unánime en el salón.

Los Leagan soltaron una carcajada pero se callaron al ver la mirada de la anciana.

Albert les dio una mirada amenazante antes de proseguir.

"Terrence jamás legalizó los papeles. Todavía eres su esposa, Candy."

"¡No! ¡No y no!" - gritó Stear.

"¿Cómo es posible?" - preguntó Candy a borde de las lágrimas.

"No queda más que discutir" - intervino por fin la tía - "Candy tendrá que regresar con su esposo."

Corazones en juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora