CAPITULO 2 CRIMEN Y CASTIGO

4.6K 217 46
                                    


En su cama, Candy daba vueltas sin poder conciliar el sueño. Se sentía muy inquieta. No podía explicar la sensación tan extraña que la invadía cuando estaba cerca de Stear. Tampoco podía explicarse el sentimiento que la había impulsado a tocar su mejilla y a decirle que era apuesto.

"¡Tonta!" – se recriminó, avergonzada y trató de pensar en otras cosas.

Frunció el ceño al recordar el incidente de Archi con Terrence Grandchester. Se había encontrado con su primo en el pasillo del colegio y había dejado escapar un grito ahogado al notar el moretón que presentaba en el pómulo. Muy en contra de las reglas de los pasillos, Candy le preguntó que le había sucedido y el joven

Cornwall le había contado acerca de su encuentro con el "truhan" del colegio.

"¡Es un grosero!" – Pensó molesta – "¿Cómo pude pensar que se parecía a

Anthony?".

Candy lo había conocido en el Mauritania la noche de Año Nuevo cuando había salido a la cubierta para disipar el mareo del champaña. En medio de la bruma divisó a un joven recostado en la baranda e impulsado por la curiosidad avanzó hacia él para darse cuenta que él lloraba. La madera crujió bajo sus pies y el joven

Se percató de su presencia. Ella intentó ofrecerle consuelo pero él empezó a burlarse llamándola "señorita pecas". Estaban teniendo una agitada discusión cuando George apareció y el muchacho desapareció.

Lo volvió a ver en el colegio durante el rezo de la mañana. Terrence había llegado causando un estruendo, interrumpiendo a los estudiantes y burlándose de ellos. La

Madre Superiora parecía a punto de tener un ataque cardiaco mientras que el Padre elevaba una plegaria al cielo para que Terrence desapareciera de la iglesia. Candy lo miraba asombrada mientras las demás jóvenes cuchicheaban entre ellas cautivadas por el joven. Por un instante pensó que Terrence la había reconocido pero él no hizo ningún gesto.

Días después mientras Candy caminaba por el jardín, Neil empezó a acosarla junto a sus secuaces. Normalmente, ella se podía defender sola pero Neil ya no era el muchachito flacucho que ella podía derribar con un golpe, había crecido y estaba acompañado. La habían hecho caer al suelo y Candy se preparó para defenderse cuando Terrence había aparecido entre los árboles.

"¡Basta ya ¡Déjenla o se las tendrán que ver conmigo!"

"¡Terrence!" - pensó Candy sorprendida.

"¡Que orgullosos estarían sus padres de ver como atormentan a una chiquilla ¡Cobardes!"

Terrence arremetió contra ellos con su fusta en la mano. Neil y sus amigos

Emprendieron la carrera. Candy estaba tan sorprendida que no encontraba las palabras para agradecérselo y lo miraba alucinada. El muchacho la miraba con curiosidad y después de un rato dejó escapar una sonrisa.

"¿Por qué me miras así ¿Te me vas a declarar, señorita pecas?"

La boca de Candy se había abierto de sorpresa. ¡El muchacho se acordaba de ella!

"¿Por qué no vamos a los establos?" – dijo Terrence tomando su barbilla entre los dedos – "Nadie nos molestará allá."

El color había desaparecido del rostro de Candy al sentirse insultada. Apartó sus dedos de un manotón y dio un paso hacia atrás.

"¿Cómo te atreves?" – Había gritado iracunda – "¡Eres un grosero! Yo sólo quería darte las gracias."

Terrence sólo había reído y se había alejado hacia los establos.

Corazones en juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora