4°Gerard Way

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GERARD

-A-ah Gee...

-Puta madre, me encanta-a que grites mi nombre- Agh, me voy a venir.

Doy una estocada más y me salgo de la chica antes de venirme dentro de ella, suspiro y me dejo caer en la cama. Tomo mi teléfono y tengo ocho llamas perdidas de Donald, mierda, me levanto y comienzo a cambiarme.

-Gee, ¿ya te vas?

-Así es primor.

-¿Nos volveremos a ver?

-Deja lo pienso- Coloco mis bóxers y mis pantalones -No, no creo.

-Pero dijiste que...- La fulmino con la mirada y calla.

-Sé lo que dije pero no me tomo nada en serio con nadie, ni siquiera recuerdo tu nombre, ¿era Triana?

-Ariana.

-Bien Ariana, soy un rompecorazones, ¿entiendes lo que es eso? No tomo en serio a nadie y dudo que tú seas la excepción, tómame como un cabrón, mentiroso, patán, lo que quieras pero no cambiaré de parecer y sí, sólo fuiste sexo y ya, pero así soy yo- Empieza a llorar, lo que me faltaba -Y no te sientas mal, encontrarás a alguien mejor que yo, quizá en la cama no pero que en verdad te quiera ya lo creo.

Dicho esto y vestido de nuevo, tomo las llaves de mi auto y salgo del departamento de Triana, ¿o era Ariana? Como sea, no me interesa, ocupo llegar con Donald ya o me sacará de su casa antes de lo previsto. ¿Cómo llegamos a esto? Bien, vámonos ocho años atrás, cuando apenas acabábamos de llegar a la gran Ciudad de Nueva York y todo por las idioteces de mi padre, vámonos a cuando aún era un niño y de un día a otro todo cambió para mí.

***

Sonó el timbre que anunciaba la hora de salida de clases, como siempre fui el primero en salir de mi salón, con mochila al hombro y muchas ganas de enseñarle mis nuevos comics a mi hermano me senté en las escaleras de la entrada del instituto a esperarlo. Los pasillos empezaban a llenarse de alumnos por lo que me puse de pie, a lo lejos vi a mi hermano platicando con alguien, era un niño de baja estatura, cabello castaño obscuro, ceja poblada y bien delineada y ojos color avellana, siempre los veía juntos en los recreos o en mi propia casa, creo que era su segundo mejor amigo, el primero era yo, me ponía celoso del niño bajito, por eso nunca me interesó saber su nombre.

Al estar ellos más cerca de la entrada levanté mi mano en señal de saludo y los dos pequeños niños se acercaron a mí.

-Gee, Frank viene con nosotros, dijo mamá que Linda estaría ocupada toda la tarde así que él se va a quedar hacer tarea conmigo- El mencionado agachó la mirada.

-Bien, vámonos a casa ya- Adoro a Michael, mi hermanito, para sus cortos seis años es un niño muy inteligente, me enteré que incluso es el mejor en su clase.

Al llegar a casa, Michael y su amigo que ya olvidé su nombre, fueron a la cocina a ayudar a mamá acomodar la mesa, yo ayudé llevando los platos y vasos, nos sentamos y vi que sólo ocupábamos cuatro lugares.

-Mamá, ¿dónde está papá?

-Trabajando cariño, dijo que se le haría tarde.

¿Tarde? Mi papá era su propio jefe, tenía una compañía de autos y podía entrar o salir cuando se le apeteciera, ganaba bien y nunca vimos que tuviese problemas en administrar su dinero o dirigir una compañía tan grande, siempre llegaba temprano a casa para comer con nosotros, como la familia que se suponía éramos pero ese día no pasó y me preocupé.

La compañía de papá quedaba a unas cuadras de casa y pensé que llevándole algo de comer a la oficina lo relajaría un poco, estará cansado y ocupado, por eso no vino, me dije.

QUÉ ME HICISTE GERARD WAY (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora