QUÉ ME HICISTE GERARD WAY (Frerard)

8°Mamá, soy Gay

GERARD

Estoy de buen humor, desperté temprano y me puse a preparar el desayuno, después de todo lo que pasó ayer mis esperanzas son altas, casi soy el chico más feliz de todos sólo me hace falta Frank, ay Frank, no me lo puedo sacar de la cabeza, su cabello, sus ojos, su nariz, sus labios, su todo, me encanta.

-Que bien huele- Mamá entra a la cocina con una gran sonrisa -Cariño, no sabía que cocinabas.

-Ahora lo sabes, prepárate para probar los mejores omelettes de tu vida- La abracé y deposité un pequeño beso en su mejilla.

-Gee, ¿pero qué te picó?

-Mamá, estoy feliz por estar aquí, contigo y con Mikey, en mi hogar.

-Lo sé pero no es solamente por nosotros y por estar aquí- Mamá se cruzó de brazos y me miró- Dime algo Gee, ¿es por alguna chica, eh? ¿Te gusta alguien?

-Algo así, después de desayunar quiero hablar contigo sobre eso- Pero que bien me conoce mamá.

-Por supuesto, me puedes decir lo que sea, cariño, siempre te voy apoyar. ¿Te ayudo?- Asentí y mamá acomodó platos y vasos en la mesa.

Llevé el desayuno a la mesa, mamá y Mikey ya estaban ahí, no pude resistirme y abracé a mi hermano, a lo cual él sólo se ruborizó, tomé asiento y cada quien se dedicó a comer en silencio.

*

Mikey y yo estábamos viendo televisión en la sala cuando sonó el timbre insistentemente.

-Yo abro- Dije y Mikey se quedó sentado en su lugar- ¡Ya voy!- Quién mierdas estará tocando tanto. Abrí la puerta y me encontré con esos orbes avellanas que semanas atrás se convirtieron en mis favoritos.

-Frank- Sonreí.

-¿Dónde está Mikey?- Su tono era algo brusco, parece que está molesto y el culpable debe ser mi hermano.

-Está en la sala, si quieres...- Me empujó y entró como alma que lleva el diablo- Claro, adelante.

-¡Michael James Way!

Mikey se paró rápidamente y corrió al comedor, Frank fue tras él y empezaron a dar vueltas por todo el lugar, todo era muy gracioso y no paraba de reírme.

-Cariño- Levanté la vista y mamá estaba en el segundo piso- ¿Qué son todos esos gritos?

-Ah, es Mikey solamente, tiene problemas- Seguí riendo porque ahora Frank tenía a Mikey contra una esquina del comedor y le reclamaba algo que no alcanzaba a oír.

-Ya veo, Gerard, ven a mi habitación, vamos hablar.

Olvidé que en la mañana le había dicho a mamá que quería hablar con ella sobre mis sentimientos, toda tranquilidad se me fue de las manos, ¿y si mamá es igual de prejuiciosa que Donald o incluso peor?, podría soportar el rechazo de quien fuera, menos de ella, no supe ni cómo o cuándo pero ya estaba en la habitación, ella estaba sonriente como siempre, palmeó en la cama a un lado de ella y me acerqué para sentarme donde dijo.

-Gerard, antes que nada quiero que sepas que lejos de ser tu madre también puedo ser tu mejor amiga, ¿vale? Dime lo que quieras, yo jamás te juzgaría o me molestaría contigo, si quieres algún consejo o sugerencia aquí estoy- Tomó mi mano y la acarició.

-Mamá, ¿prometes que siempre me vas a querer?

-Pero qué dices, claro que sí, no sólo te quiero, te amo- Te amo, tantos años sin haber escuchado un te amo sincero, eso me deja en claro que ella siempre me va a querer.