Aceptada

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Me despierto con la tranquilidad de que hoy Max será llevado por su tía Margaret.

Me giro en dirección al balcón y observo la lluvia por medio del pequeño espacio que las cortinas hacen. Amo la oscuridad de mi habitación, tan densa que nada puede observarse.
Me remuevo en mi lugar y vuelvo a cerrar los ojos pero una jodida llamada acaba con las secuelas de mi sueño.

Torpemente tomo el teléfono y me marca número desconocido. Respondo y me dedico a escuchar.

—¿Señorita Danver?— una voz femenina suena del otro lado.

—Si, ¿quién habla?.

—Somos de la editorial SMT Inglaterra, para informarle que ha sido aceptada, y que tiene que estar aquí a las ocho en punto.

—A si, si— sólo quiero dormir, pero es ahí cuando capto la situación— ¿ocho en punto, hoy?.

—Así es señorita, ni un minuto más o será despedida, hasta pronto.

Reviso la hora y MIERDA, ¿a quien cojones se le ocurre llamar 30 minutos antes?.

Salgo disparada de la cama e inició a hacer un total desorden buscando algo formal que ponerme. Pero no encuentro nada más que una falta de aquellas que no te dejan ni caminar. Me inició a vestir y noto otro problema; La única camiseta blanca y limpia que tengo es la que use en la preparatoria con mi uniforme.

Saco todo de mi closet, y si, es lo único que tengo.

-¿Por qué a mi?- me la pongo y mientras intento abotonarla lavó mis dientes. Tomo mi saco, bolso, sombrilla y salgo del lugar.

Corro (o eso intento) como si no hubiera mañana.

Cruzo la calle y cuando voy a la mitad se pone en siga.

-Puta madre- doy tipo brinquitos para avanzar más rapido pero sólo logro tirar al suelo mi teléfono. Me agacho por el y cuando me levanto, escucho el desgarre de una tela. Cierro mis ojos con fuerza esperando no ser yo de quien provino eso, y cuando siento muy fría mi pierna la reviso, si, fuy yo.

Me quito el saco y lo enredo en mi cintura para no dejar a la vista mi pierna.

Entro a la empresa y la chica de la entrada me detien.

-Señorita Danver, señorita Danver- sigo caminando con ella detrás. Pido el elevador y me giro para saber que necesita- tome, lo necesitara para tener ciertos accesos.

Me entrega un gafete y el elevador se abre.

-Gracias- entro aputada al elevador junto con otros empleados. Maldito primer día.

Llego al último piso y veo a todos de un lado a otro, tan identico a "el diablo viste a la moda", o como se llamé esa película.

-Cinco minutos- alguien grita y todos se alteran más.

-No te quedes ahí parada, camina- me dice la chica de la recepción de mi nuevo jefe y obedezco.

-¿Trajiste el café del señor?- ¿Café?, no me jodan.

-¿Café?- pregunto.

-Toma, que no se te vuelva a olvidar o estarás despedida, y dale estas revistas- tomo el café de sus manos y ambas volteamos a ver el elevador.- Buenos días señor.

Saluda la chica y yo me quedo estática, ¿qué hago?.

-Necesito mi café en el escritorio, llama a los fotógrafos e informales que las fotografías de los jugadores se posponen para hoy- observo a la chica de la recepción preguntandole a quien le dice eso, y ella en respuesta me indica con los labios que apunte, cosa que no tardo en hacer- cambia la conferencia de las doce, para las diez, consigue el contacto de el dueño de la imprenta y comunicale que su trabajo fue un asco, y trae mi comida a las tres en punto.

Tacho y vuelvo a escribir frustrada variedad de las anteriores indicaciones mientras voy a paso rápido a sus espaldas.

-¿Qué va a querer de comer, señor?.

Se gira para observarme fastidiado, mierda.

-Investigalo- aciento y entro con él a su oficina.

-Mmmmm, me dieron estas revistas- se las entrego y las arrebata para luego tirarlas a la basura. Sin ni tan siquiera revisarlas.

Este tipo si es el diablo.

-Más vale que hagas bien las cosas, o estarás despedida, ve y haz lo que te pido.

-Si señor- estoy por retirarme pero me interrumpe.

-Y arregla ese vestuario, no quiero una imagen así en mi empresa- apenada salgo.

Después de hacer casi todo lo antes pedido, salgo de la oficina para ir por la comida del diablo este. Investigue con una de las trabajadoras y me dijeron que en el restaurant de enfrente saben que le gusta. Perfecto, sirve que también le doy un poco de alimento a mi estómago.

-Buenas tardes, ¿cuál es su orden?- pregunta el cajero.

-Es para el señor Mitcher- el hombre asiente y hace la orden, le pago la comida y me quedo esperando.

-Aquí tiene- tomo la comida.

-Gracias- estoy por retirarme cuando un comentario me detiene.

-Mucha comida para alguien tan pequeña, ¿no cres?- giro mi cabeza para ver de quien se trata y mi corazón se vuelve loco......

Todo por tu amor ~||ADJ#2||~ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora