El engaño

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No, no tuve descanso. Después de haber salido del hospital, tuve que ir al trabajo el siguiente día, sólo por que el día que salí del hospital, mi turno ya había terminado no fui.

-Si señor Moschino, yo se lo comunico- cuelgo la última llamada que tenía por hacer.y tomo los reportes para entregarcelos al señor Mitcher.

Toco la puerta y nadie responde, debe haberse ido en mi hora de comida.

Abro la puerta y me quedo estatica ante lo que veo. Mi cuerpo reacciona y cierro la puerta de golpe intentando procesar todo lo antes visto.

Esto debe ser un error. Ella no puede ser Tamara.

-Pasa- escucho y asomo mi cabeza para ver a mi jefe recargado en su silla con Tamara recargandose detrás de ella.

Y no, no pienso en ella, pienso en Tyler. Él no merece esto, no cuando parece amarla, no cuando hasta le propuso matrimonio.

-Aquí tiene los reportes del día señor- los dejo en el escritorio sin observar a Mitcher y a Tamara.

-Gracias- dice con todo el descaro existente y me llena de coraje, muerdo mi lengua y me retiro. Salgo se la oficina y suelto todo el aire antes retenido.

Maldita perra.

-Bree- escucho a mis espaldas y observo a Tamara acercarce.

-¿Qué quieres?.

-No diras nada, ¿cierto?.

Hija de perra.

-¿Por qué?- la observo incrédula.

-Porque te recuerdo que el señor ahí dentro, es uno de los socios más importantes del señor O'Conell, sin dejar atrás a su socio más poderoso- se acerca a mi oído y lo susurra- mi padre, y me imagino que no quieres ver a Tyler y a su padre en la quiebra, y a ti desempleada, ¿verdad?.

-Eres una hija de put...

-Shhh- me calla- esas palabras, señorita.

Me pasa por un lado para entrar nuevamente a la oficina. Cierro mis puños a mis costados tan fuerte que mis uñas se inician a enterrar, para evitar correr contra ella y golpearla. Tyler tu no mereces esto.

Tragandome todos mis impulsos, vuelvo a mi aciento e intento no pensar en ello, en como Tyler esta siendo usado, ho pobre Tyler.

La jornada termina y salgo fuera de ahí lo más rápido posible.
Salgo del elevador echa un desorden y volteo atrás para cerciorarme de que mi jefe o ella no me siguen. Sigo caminando hasta que choco contra alguien y caigo al piso dejando los papeles al aire, necesito un portafolio o no ser tan torpe.

-Lo siento- escucho y recojo los informes y reportes que han caido al piso.

-No importa.

-Te ayudo- la persona se tira al piso y cuando lo observo, veo sólo una cabellera rubia.

-Ty.... Ty... Tyler- levanta su vista y si, es él.

-Hola, Bree- me observa con frialdad. Frialdad que hace tiempo no veía, tanta que duele.

Recojo los papeles que puedo y me levanto para salir corriendo de ahí.

-Bree, hey Bree- me alcanza y toma del brazo para girarme y observarme- ¿esta todo bien?.

Estoy por responderle cuando veo a la rubia venir hacia acá.

-Tengo que irme- le arrebato los últimos papeles de la mano y me retiro dejandolo atrás.

Lo siento tanto Tyler, pero tu trabajo, tu vida y tu soporte económico estan en juego, y no, no sería capaz de hacerte algo así.

Pido un taxi y paso por Max al colegio.

-Bree- levanto mi vista de los papeles y lo veo bajar las escaleras para llegar hasta a mi y abrazarme.

-Hola pequeño- le correspondo el abrazo.

-Te extrañe.

-¿Tía Margaret es tan mala cuidandote?- pregunto y ambos reímos.

-No es buena como tu- nos separamos y lo tomo de la mano- espera Bree, te hice algo.

Se agacha para poner su mochila en el suelo y sacar una hoja de papel. La observo y puedo ver un dibujo decorado con pasta.

-Es muy bonito, Max- lo recibo.

-Espero y te guste- musita con una tierna sonrisa.

-Me encanto- le doy un beso en la frente y juntos nos dirijimos a casa.

Lo veo jugar con su figura de acción y me hace recordar cuando era una niña. Cuando sin saberlo, era feliz, a pesar de los problemas. No tenía que tolerar cargas pesadas, o tomar desiciones de suma importancia, como es lo que paso hoy. Lo único que me preocupaba era si comería, y que comería, si vendría el abuelo, o si mi padre estaba borracho.

Max me detiene y me detiene de jalón para observar una dulceria.

-Max- me quejo y lo observo ver los dulces del mostrador con deseo. Me observa a mi y mi corazón se estruja al ver su mirada- esta bien, entremos.

Juntos entramos y dejo salir mi niña interior al ver tantos dulces, caramelos y chocolates con sus respectivas y coloridas envolturas. Tomo todo tipo de dulces. Desde los más duros, hasta los más blandos y chiclosos, o bien, desde los más dulces, hasta los enchilosos o ácidos.

Me dirijo junto con Max a la caja y luego de pagar nos restiramos como dos niños pequeños y felices.

-¿Hoy veremos películas?- pregunta.

-Si

-¿Y nos comeremos los dulces?.

-Cuantos quieras.

Suelta una risita y cuando estamos a punto de cruzar la calle un auto deportivo se detiene a tiempo, antes de atropellarnos. Observo al conductor y sus ojos azules se ven desde el vidrio oscuro. Se que es Tyler, pero no sólo esta él, sino, ella, la misma que lo esta engañando y aprovechándose de su poder sobre él. La observo y me da una sonrisa maliciosa.

-Bree, anda- salgo de mi trance y veo a Max jalonearme para continuar caminando.

-Si, si- prosigo nuestra caminata.

Llegando a casa seguimos nuestra rutina de siempre, y es despojarnos de zapatos o bolsos y mochilas que puedan estorbar.

Nos adentramos en mi habitación y mientras vemos la película, escucho mi celular repicar en mi mesa de noche. Lo tomo y observo que es el mensaje de un número desconocido.

Lo abro y siento rabia al ver leer el mensaje.

Número desconocido

Muy bien, veo que sabes lo que te conviene. O bueno, lo que más te favorece.

Aprieto el teléfono con enojo, y se que es Tamara la que mando este mensaje. Y sé que mi jefe se lo dio.

Todo por tu amor ~||ADJ#2||~ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora