Observo la hermosa ciudad desde mí ventana, no he recibido ninguna llamada por parte de James, ni siquiera su familia me ha llamado. ¿Piensa dejar las cosas así? Esperaba por lo menos una llamada de el, un mensaje diciendo "Lo lamento, fui muy grosero" pero no. Igual no me importa, no somos nada y cada quien puede ser grosero cuando quiera.
Decido tomar una ducha, iré a una plaza a pasar un rato conmigo misma, quiero comer un dulce helado y pasar a comprar algunos libros, creo que me hace falta leer un poco para despejar mi mente de tantas cosas raras.
Salgo de la ducha y escojo mi ropa, lo más cómoda posible.
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Llego a la plaza y comienzo a recorrerla, casi no me gusta mucho ir de compras, llega un momento en el que me duele la cabeza. Sé que es algo que todas las mujeres aman, pero no es muy mí caso.
- ¡Jenny! - Escucho que alguien grita mí nombre y llevo mí vista hasta la persona.
- Hola - Sonrió un poco al ver a Carol junto a sus hermanos y su madre. Que buena suerte tengo ¿No creen?
- Que gusto encontrarte aquí hija - Habla de mamá de James cuando nos hemos acercado lo suficiente.
- Lo mismo digo, no esperaba verlos por aquí
- ¿No se saludan? - Pregunta Carol viendo a James y luego a mi.
- Hola James - Digo sería
- Yo sé que están enojados pero ese no es un saludo de novios, vamos.
Carol toma a James del brazo y a mí me empuja de la espalda, logra que el cuerpo de James y el mío queden pegados, James suspira y toma mí rostros con ambas manos, pega sus labios a los míos con un suave beso, un beso lleno de ternura, por lo menos eso es lo que me ha transmitido.
- Hola cariño- Habla al separarse lentamente de mí.
- Me encantan - Habla Carol y decido separarme un poco de James.
- Me ha dado mucho gusto encontrarlos pero no detengo más su camino, debo comprar aún algunas cosas.
- Por supuesto hija, ve con cuidado. Espero después de este beso verte hoy en la noche en la casa.
- Nos vemos pronto - Respondo y comienzo a caminar lo más rápido posible. Como si un beso lo solucionará todo.
Entro a una tienda en donde veo que venden juegos de mesa, también quiero comprar algunos rompecabezas, los de 1000 piezas son lo mejor cuando estás aburrido.
- No pareces una mujer a la que le gusten este tipo de cosas. - La voz de James se hace presente detrás de mí.
- ¿Ah no? Seguramente parezco una mujer a la que le gusta estar en el quirófano cada semana, inflando cada parte de mí cuerpo para que todos los hombres se fijen en mi ¿Cierto?
- ¿Porqué estás enojada? - Se para delante de mí y me toma de ambos brazos.
- ¿Enojada? ¿Por qué haz llegado a esa conclusión?
- Te has ido de la casa el otro día, apenas nos viste hoy y buscaste huir inmediatamente.
- Sólo tengo cosas que hacer James.
- Perfecto, entonces vendrás a casa conmigo, la familia te ha esperado demasiado estos días y no han parado de reprocharme.
- Ese es problema tuyo y no, no iré a tu casa está noche.
- Escucha, necesito que vengas a casa, igual en unos días se van a marchar todos y podrás hacer tu vida normal.
- Iré con una condición. - Digo acercandome un poco a el
- ¿Cuál es tu condición? - Pregunta mientras pasa su mano por la cara.
- Quiero que te disculpes conmigo por las veces que has sido grosero. - Cruzó mis brazos y lo miro con una pequeña sonrisa en los labios.
- ¿Estas de broma? - Su risa se hace presente.
- Por supuesto. - Le regalo una sonrisa y salgo de la tienda. Comienzo a caminar para salir de la plaza, está todo tonto sí pensó que iría a casa con el sólo por poner cara de menso y decirme que lo necesita.
- ¿Puedes esperar un poco? - Escucho su voz a mis espaldas y sonrió ampliamente antes de voltear a verlo.
