Hago una mueca cuando siento el contacto del alcohol con las heridas de mí rostro, la enfermera me mira con lástima y les confieso que eso me hace sentir mal.
- Te daré una pomada, la usaras durante una semana y después estarás como nueva. - Dice mientras continúa curando mí labio.
- ¿Me veo muy fea? - Pregunto al ver una mueca en sus labios.
- No, sólo me molesta un poco que alguien sea capaz de lastimar a alguien así.
- Cosas de la vida ¿No cree?
- No debería de ser tan normal, pero pasará. - Responde terminando y se levanta.
- Te recomiendo que te des un baño y duermas, seguramente estás demasiado agotada, te daré también unas pastillas para el dolor de cuerpo que vas a tener.
Asiento y la enfermera sale del consultorio, observó un poco el lugar y volteo hacía la puerta al ver que se ha abierto.
- ¿Cómo te sientes? - Pregunta Stephen entrando.
- Me duele la cabeza y las piernas. Pero estoy bien. - Le regalo una pequeña sonrisa.
- Ya casi nos vamos, te llevaré a casa y me quedaré a cuidarte, Paulina ya está allá con Leila.
Stephen me ayuda a bajarme para poder irnos. Al salir busco a James con la mirada pero no lo encuentro, frunzo el ceño confundida. ¿En donde podrá estar?
- ¿Y James?
- Se fue con la policía.
Continuamos caminando y la enfermera camina hasta nosotros al verme, me entrega la pomada y las pastillas que me dijo.
- Muchas gracias. - Digo sonriendo un poco.
- Recuperate pronto Jenny y no sonrias tanto por las heridas de tu labio.
- Hasta luego. - Digo y salimos del hospital.
Subimos a la camioneta de Stephen, Stephen arranca y observó la ciudad. No saben cuanto extrañaba sentir el aire en mi rostro, extrañaba ver a la gente caminar por las calles, extrañaba ver la luz del cielo, extrañaba todo realmente.
Llegamos a la casa de James, veo que mi perro está en el jardín, decido entrar directo a la casa, me muero por abrazarlo pero ahorita no tengo fuerzas para eso.
- ¡Jenny! - Grita Paulina en cuanto me ve.
Veo que se encuentra toda la familia de James aquí, los observó y les regalo una pequeña sonrisa, ya que no puedo sonreír tanto.
- ¿Cómo te sientes hija? - Pregunta la madre de James.
- Cansada y hambrienta. - Respondo y todos ríen.
- Te extrañe muchísimo. - Dice Leila con lágrimas en los ojos, me abraza y aunque me duele, la abrazo.
- No volveré a irme.
- Estaré contigo 24/7 - Responde Leila.
- Tampoco se trata de castigarme. - Digo y ambas reímos.
- Siéntate, hice sándwiches ¿quieres? - Dice Bryan poniéndose de pie.
- Suena rico, sí quiero.
Stephen y yo pasamos a sentarnos a la mesa, Bryan nos da a ambos sándwiches y un vaso de malteada de chocolate.
■■■■
- Muero de sueño. - Digo después de terminar mí conversación con los padres de James.
- Vamos a dormir ya. - Dice Paulina.
- Ya debo irme yo, pero mañana vendré a verte ¿Si? - Dice Leila poniéndose de pie.
- Ve con cuidado, te quiero. - Leila se acerca y vuelve a abrazarme, puedo escuchar como comienza a llorar y mis ojos se llenan de lágrimas.
- Tranquila, me harás llorar. - Digo acariciando su espalda.
- Tuve mucho miedo, eres lo único valioso que tengo. - Responde y una lágrima sale de mis ojos.
- Y tú eres lo más valioso que yo tengo, nos vemos mañana y platicamos.
Leila deja de llorar y me regala una sonrisa antes de salir de la casa de James, le sonrió un poco.
- ¿Vamos nena? - Pregunta Paulina.
- Sí, vamos. - Digo y comenzamos a subir a la habitación.
- Dormiré contigo y Stephen dormira en un sofá de la habitación. - Dice Paulina.
- De acuerdo.
Llegamos a la habitación por fin, Paulina se acuesta a mí lado y Stephen en el sofá, me acomodo para dormir, siento mi cuerpo demasiado cansado, me duele todo y realmente siento que no tengo fuerzas para nada.
También tengo curiosidad por lo que James estará haciendo ahorita, no ha regresado y tampoco ha llamado, pero supongo que llegará tarde y realmente no soy capaz de esperarlo despierta.
Por algo mando a Stephen y Paulina a dormir conmigo para que me cuiden, sólo hay dos opciones, llegará muy tarde o ni siquiera va a llegar hoy.
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De un día a otro. (COMPLETA)
RomantizmCasarte de un día a otro con un desconocido ¿puede ser la mejor decisión de tu vida?