Era una mañana tranquila, hasta que Axel se le ocurrió decir eso.
— Espera—llevo una mano a su frente—¿Qué? ¿No puedes hablar en serio? —tenía ganas de llorar.
— Lo hago—dijo Axel—, es una orden.
— ¡No puedes ordenarme dejar mi trabajo! —grito.
— Cordelia cálmate—dijo.
— ¿Calmarme? —susurro—¡¿Calmarme?!—dijo—. Tú no estás en una posición para decirme que me calme por que es tu culpa que este alterada.
— Está bien—se rindió—. Puedes trabajar, pero con una condición apenas se note quiero que lo dejes.
— Eso es muy injusto—se cruzo de brazos. Estuvo tentada a hacer un puchero, pero se contuvo.
— ¿Tómalo o déjalo? —dijo—. Tú decides.
Cordelia asintió a regañadientes. Miro el reloj de pulsera que tenia y se dio cuenta que todavía tenia tiempo para llegar a su primera cita con el obstetra. Miro a Axel, este seguía mirándola serio. Se pregunto si era buena idea que la acompañara, también era su hijo así que tenía derecho, pero ella no estaba tan segura.
— Oye—llamo su atención—. Puedes a acompañarme al médico, claro si gustas.
Vio como por aquellos ojos grises pasaban un sinfín de emociones. Al parecer si había sido buena idea, se dijo al verlo sonreír y asentir con la cabeza. Minutos después ambos entraban al consultorio del que seria su medico por lo que restaba de su embarazo.
— Usted debe ser la señorita Allen ¿No? —la saludo la médica que la recibió—. Yo soy la doctora Emily Smith.
— Si—sonrió—, un placer.
Sintió la mirada de Axel sobre ella, lo miro y alzo la ceja. Esa era su forma de decir "¿Qué?", este solamente se encogió de hombros y negó con la cabeza.
— Y usted debe ser el papá ¿Verdad? — dijo la mujer.
Axel asintió. Emily sonrió y les dijo que se sentara.
— Necesito que te hagas estos exámenes—le tendió una hoja a Cordelia—. Luego de que los tengas listo podrás volver para continuar.
Cordelia tomo la hoja y reviso lo que le pedían. Asintió y salió del consultorio. Se alegraba de al menos estar en ayunas, pero lo que en realidad esperaba era que los resultados se los entregaran rápido.
Bajo al área de laboratorio y solicito lo que la medico le había dicho. Una enfermera de lo más amable la atendió y le dijo que probablemente los resultados estarían aproximadamente dentro de 2 horas. Suspiro y sonrió.
se sentó a esperar. Cada cinco minutos veía el reloj y resoplaba. A los quince minutos de estar allí empezó a cabecear, bostezo y se levantó. Fue al baño y se mojo la cara para despejarse un poco. Decidió caminar por allí e ir a conseguir algo de comida.
Escucho su estomago gruñir al poner un pie en la cafetería del hospital. Miro el menú y al fin se decidió por un jugo de naranja y un pastel de vainilla. Pago en la caja su pedido y se sentó en una mesa cercana. Aquel jugo y pastel era lo primero en semanas que no hacía que su estómago se revolviera, se sintió en la gloria. Y allí sentada, en esa cafetería,
paso el tiempo que le quedaba para reclamar los exámenes.
Con los papeles en manos volvió al consultorio. Axel no estaba y la doctora le sonrió al verla entrar por segunda vez.
— ¿Sabe a dónde se fue?
— No te preocupes, solo fue a estirar las piernas.
Cordelia asintió y le tendió los resultados. Emily los reviso, mordiéndose el labio inferior y con una mirada inescrutable.
— Esta todo en orden.
Cordelia soltó el aire que no sabia que estaba reteniendo hasta ese momento.
— Bien pasemos a lo siguiente—dijo—. Sería tan amable de recostarse allí—señalo una camilla.
— Claro—Cordelia se levantó.
Hizo lo que la doctora le había dicho. Tocaron a la puerta y Emily fue a abrir. Axel entro y sus ojos se clavaron en ella. Sintió como el aire le faltaba. No sabía por qué.
— Levante un poco su blusa, por favor.
Cordelia solo obedeció. Sintió el gel frio siendo esparcido en su vientre, luego aquel aparato que había visto en muchas películas. Sus ojos se clavaron en la pantalla de la computadora que se encargaría de mostrarle la primera imagen de su bebé.
— Bien aquí vamos—dijo Emily—. Ven aquella mancha, esa diminuta manchita es su hijo.
Cordelia sintió el nudo en su garganta y luego lo escucho, ese sonido acelerado y rítmico. Sus ojos se anegaron en lagrimas que no tardaron en desborrase. Axel tomo su mano y lo vio murmurar unas gracias. Sonrió.
Esa era su parte favorita. Amaba ver a los futuros padres emocionarse por el latido de su hijo y el brillo de felicidad que se veía en los ojos de estos. Si, esa era la mejor parte de su trabajo.
— Felicidades—dijo.
Cordelia y Axel miraron a la doctora y sonrieron.
— Necesito recetarte algunas vitaminas que tomaras a partir de hoy hasta el final de tu embarazo—dijo Emily.
— Bien—dijo Cordelia.
Se limpio el gel con una tolla de papel que le dio Emily y volvieron a sentarse frente al escritorio de la misma. Le dio algunas indicaciones más, la receta de lo que debía tomar y la primera foto de su bebé.
— Gracias—dijo Cordelia y salió del consultorio acompañan por Axel.
— ¿Quieres enmarcarlo? — Sugirió Axel.
— Si—respondió y siguió viendo aquella imagen.
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AMOR DE CONVIVENCIA.
RomanceEl licor recorriendo el torrente sanguíneo más un hombre apuesto e irresistible, el ambiente de un club. Trae como consecuencias muchas cosas. Advertencia: esta puede ser la típica historia de amor y por lo tanto no está excepta de clichés.