Capitulo 12.

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Quiso llorar. Nunca en su vida había tenido tanta necesidad de ir al baño y justo cunado pasaba le tocaba hacer una fila del demonio. Parecía que la mitad de sus compañeros se habían puesto de acuerdo para ir al mismo tiempo al sanitario. Lo que era peor es que faltaba menos de 7 minutos para que su descanso terminara.

— Oh, Dios— dijo al sentir la tan conocida sensación de las náuseas.

No pudo evitarlo. Termino ensuciando el piso con sus jugos gástricos y algo del poco desayuno que logro comer por la mañana. Sus compañeros se le quedaron mirando, lo que solo hizo que sus ganas de echarse a llorar aumentaran.

— ¿Estas embarazada?

No sabia que responder a esa pregunta, así que se limito a negar con la cabeza.

— Claro que lo estas—dijo la misma mujer— y eso también explica muchas cosas.

Se sentía atrapada, indefensa e imponte. Necesitaba a Axel y se odio por saber que eso era verdad.

— Así que te embrazaste del dueño y lo obligaste a casarte contigo ¿Verdad?

Eso la hirió en el orgullo, por que eso no era verdad, si por ella fuera estaría soltera y criaría a su hijo sola.

— No estoy embarazada y si lo estuviera no obligaría al padre a casarse conmigo.

— ¿Crees que te vamos a creer?

— Deberías—se alegraba tanto de escuchar aquella voz— o de lo contrario termines desempleada.

— Zorra—escucho murmurar a la castaña.

— ¿Como me dijiste? —murmuro.

— Z. O.R.R.A—sonrió de forma socarrona.

— ¿Segura que no hablas de ti misma? —pregunto.

— Cariño, ¿Por qué no volvemos a casa? —dijo Axel intentando impedir una pelea.

Cordelia miro a Axel. Tenia que admitir que el maldito estaba como quería, entendía por que su compañera estaba celosa. Axel era apuesto, tenía dinero y era todo un caballero. Si, cualquiera vendería el alma al diablo para tener a ese ejemplar de hombre, bueno ella solo tuvo que emborracharse en un club, tener sexo, ser tan jodidamente de malas como para haber estado ovulando ese día y olvidarse del condón. Claro que no iba a ponerse a pensar en eso cayéndose de borracha y mucho menos teniendo la lujuria hasta el tope. Asintió.

Axel la cogió del brazo y la saco del restaurante. Dentro del auto, se permitió suspirar de alivio. Nunca en su vida había pelado con nadie de forma verbal ni física, se alegraba que no hubieran llegado a la física, aun que dudaba de que Samara llegara a tanto.

— Gracias por salvarme—dijo.

— No vas a volver a tu trabajo—fue todo lo que dijo antes de arrancar el carro.

No vio el chiste en discutir con él, así que solo asintió. Se sentía agotada. Cerro los ojos, quería dormir, pero la última vez que se durmió en el auto termino acostada en cama de Axel, así que no gracias. Se distrajo todo el camino pensando en que tenia que buscar un nuevo empleo y esta vez se aseguraría de conseguirlo de acuerdo con su carrera.

AMOR DE  CONVIVENCIA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora